Una victoria, decía Carlos Bianchi, llama a otra victo­ria. Y Boca encontró la regularidad deseada en el juego y los resultados en el mo­mento clave de la temporada: el cierre de la Copa de la Liga y el inicio de la Sudamericana. Pese a las ba­jas que sufrió ante San Lorenzo (Lucas Blondel, Marcos Rojo y Edinson Cavani), el 2 a 1 en casa trajo, para el conjunto de la Ribera, un efecto multiplicador. Tras 12 fechas fuera de la zona de playoffs, el equipo de Diego Martínez logró posi­cionarse cuarto en el Grupo 2 (con dos partidos y 63′ por delante) y este miércoles iniciará su parti­ci­pación en el plano internacional con las sensaciones que sue­len generar esta clase de victorias: sufridas, me­re­cidas y festejadas.

Hay otra confianza en Boca y en eso mucho tienen que ver la idea del entrenador. Martínez logró sacar a Boca del letargo de 2022 y 2023 para transformar a los xeneizes en un equipo duro, con algunos pasajes de buen fútbol y la auto­estima suficiente para no dar un solo partido por per­di­do. De los seis encuentros ganados en el torneo, Boca dio vuelta la mitad (ante Belgrano, Racing y San Loren­zo) y ade­más levantó un 0-1 contra River, en condición de visitante. Comenzó abajo en todos los clásicos y no perdió ninguno. Guiños de un Boca aún en construc­ción, pero decidido a transitar por el cami­no indicado.

Ante San Lorenzo, es cierto, el equipo mostró desaco­ples defensivos en el comienzo que pudieron costarle muy caros: ni más ni menos que el pasaje a cuartos. La pareja Cristian Lema-Marcos Rojo (era la primera vez que ju­gaban juntos) no dio las garantías esperadas y el Ci­clón aprovechó de esos desajustes para forzar, por ejemplo, la jugada del penal y posterior 1 a 0. Pero Boca mostró vergüenza deportiva y con un Cavani inspira­do y el aliento de una Bombonera que estaba a reventar consiguió equiparar las acciones y generar más de media docena de situaciones de gol. Muchas de ellas provocadas por Cavani, que ante el conjunto de Boedo volvió a anotarse en el mar­cador.

El uruguayo se destapó con el triplete ante Belgrano y se convir­tió en la principal carta goleadora -y ganado­ra- del Boca de Martínez. Tras un período de adapta­ción que se extendió por varios meses, el Matador em­pezó a pagar con festejos la confianza depositada por el club: lleva siete en los últimos cinco partidos. Su sa­lida en el entretiempo con el Ciclón encendió las alar­mas y llenó de preocupación a todo el Mundo Boca. El ex delantero de Napoli, PSG y Manchester United dejó el campo con una sobrecarga en el isquiotibial izquierdo y todo in­di­ca que podría no viajar a Potosí para el compromiso ante Nacional. Por su estado físico y porque la inten­ción del cuerpo técnico es utilizar sólo a aquellos fut­bo­listas que se encuentren al 100%. “Este partido (por el de San Lorenzo) era el más importante y pusimos nues­tras energías en sacarlo adelante. A partir de esta noche (por la del sábado), el partido más importante pasa a ser el del miércoles. Vamos a evaluar cómo lo afronta­re­mos porque se vienen todas finales”, sostuvo Martí­nez, que analiza, incluso, la posibilidad de emplear una formación alternativa en los 4090 metros de Potosí.

Los cambios de Cavani y Marcos Rojo, de hecho, se de­bieron justamente a la decisión del DT de no arries­gar más de la cuenta a ningún futbolista que esté al límite desde lo físico. El defensor recibió un planchazo acci­dental de Adam Bareiro en la jugada del penal y Mar­tínez lo reemplazó por precaución. El parte médico in­formó un “traumatismo” en el tobillo izquierdo, por lo que no se trataría de un problema grave. Quien sí será baja por varios meses es Blondel, cuyo diagnóstico fue la ruptura del ligamento cruzado anterior de la ro­dilla derecha. El lateral dejó la cancha en el primer tiempo y entre el lunes y el martes se realizará una resonancia magnética para saber si también tiene comprometidos los meniscos y qué tipo de cirugía de­berá realizarse. En el mejor de los casos, estará fuera de las canchas hasta septiembre.

«NOS GENERA MUCHA FELICIDAD SENTIR QUE EL MENSAJE DE UNO, LOS JUGADORES LO PUEDAN TOMAR COMO PROPIO».

✍️ Diego Martínez, en Conferencia de Prensa, luego de ganar el Clásico vs. San Lorenzo

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— SportsCenter (@SC_ESPN) March 30, 2024

A Boca, para colmo, se le viene un viaje maratónico a Bolivia, que deberá realizar por etapas. El aeropuerto Capitán Nicolás Rojas de la ciudad del altiplano no es­tá operando vuelos comerciales, por lo que el cuerpo técnico resolvió partir este martes con destino a Sucre y el mismo miércoles por la mañana trasladar­se hasta Potosí (a 158 kilómetros) en camionetas 4×4, ya que se trata de un camino sinuoso. En Sucre, ade­más, la dele­gación xeneize deberá hospedarse en dos hoteles por separado, ya la ciudad no cuenta con capa­cidad sufi­ciente para todos los jugadores. Un viaje incómodo en medio de la definición del campeonato.

A Boca se le viene una seguidilla de cuatro partidos en apenas 11 días: este miércoles frente a Nacional Potosí, el sábado siguiente an­te Newell’s, en Rosario, el martes 9 de abril, frente a Sportivo Trinidense, en la Bombonera y el domingo 14, como local de Godoy Cruz. El conjunto rosarino y el mendocino (más alejado) son rivales directos en la Co­pa de la Liga, y al calendario hay que sumarle lo que falta por jugar del cruce con Estudiantes, otro que da pelea, que se disputaría el viernes 12 de abril a partir de las 19.

«ESTAMOS CONTENTOS, SATISFECHOS, POR TODOS LOS CONDIMENTOS DEL PARTIDO…». Diego Martínez habló en Conferencia de Prensa y analizó el TRIUNFAZO vs. San Lorenzo.

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La victoria ante San Lorenzo dio inicio a un minitor­neo de cinco partidos en los que Boca pondrá en juego gran parte de sus posibilidades en el semestre. La Sudamericana, por ahora, puede esperar. Pero la Copa de la Liga ya entró en la etapa de definiciones. Y Boca está obligado a volver a gritar campeón.

 

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