El lunes por la noche, un hombre circulaba a bordo de su auto por el barrio porteño de Belgrano cuando, metros antes de adentrarse en el Túnel de Avenida Libertador -entre las calles José Hernández y Virrey del Pino- en sentido al centro, vio como un objeto metálico golpeó su parabrisas con fuerza. Según se desprende del parte policial al que accedió LA NACION, un caño atravezó el cristal delantero del auto con la intención de robarle al automovilista.

Tres días después, la víctima del intento de asalto dialogó con eltrece y contó cuál fue su reacción en el instante en el que se produjo el ataque. “Cuando vi ese caño enorme al lado mío no lo podía creer. Siento que volví a nacer”, dijo Ramiro, de 45 años, a Mediodía Noticias. “Me hiela la sangre cada vez que lo recuerdo”, admitió. Luego, remarcó que la primera imagen que se le vino a la cabeza tras salvarse del impacto de la barra fue en sus hijos.

“Si mi familia hubiese estado en el auto, pudo haber sido una tragedia”, exclamó con cierto alivio. Y sumó a continuación: “Pude reaccionar y seguir la marcha hasta salir del túnel y ahí llamé al 911″. A raíz del llamado del hombre de 45 años, efectivos de la Comisaría Vecina 13 se desplazaron al lugar de los hechos para llevar a cabo las correspondientes pericias y averiguaciones. El caño en cuestión fue secuestrado por las autoridades para ser inspeccionado.

Respecto de las razones por las que ocurrió el ataque, Ramiro dijo: “Lo primero que sentí fue que me lo tiraron para robarme. Después pensé que no, que nadie puede ser tan animal, pero evidentemente sí. No sería la primera ni la última vez que hacen algo así para robar”.

Sobre el final del diálogo televisivo, la víctima de la agresión reconoció haber regresado un día después a la escena del crimen. “Quería obtener más pistas sobre lo ocurrido. Me fijé si alrededor había alguna estructura que tuviera ese tipo de caño, y si la lluvia o el viento pudieron haberlo desprendido. Pero no”, completó.

En los últimos días, como respuesta al hecho, La Unidad de Flagrancia Norte dispuso que se labren actuaciones por lesiones y el relevamiento de las cámaras de seguridad del lugar para dar con el autor del hecho. Por el momento, el Centro de Monitoreo Urbano (CMU) se encuentra trabajando en el caso.

Antecedente en Panamericana

En julio pasado, Sofía y su esposo regresaban a su casa, en Pilar, cuando al pasar debajo del puente de Oliden sintieron una explosión. El parabrisas estalló y los fragmentos de los vidrios llegaron hasta la luneta. Al mismo tiempo, la trompa de la camioneta se desestabilizó. El conductor mantuvo firme el volante, circuló uno metros hasta que logró estacionar en la banquina. Hasta ese momento, Sofía y su esposo no sabían con qué les habían tirado.

Mientras recuperaban el aliento e intentaban salir del estado de shock provocado por el hecho de que estuvieron a un instante de perder sus vidas, miraron hacia atrás, en dirección al puente, en medio de la calzada de la Panamericana y hallaron el adoquín que les habían arrojado desde el puente.

“Con mi esposo nos salvamos de milagro. Tuvo la reacción de seguir hacia adelante y guiarse por los espejos retrovisores hasta que pudo llevar la camioneta hasta la banquina. El capot de la camioneta quedó hundido. La abolladura tenía el diámetro de un adoquín” recordó Sofía en diálogo con LA NACION.

El hecho denunciado por la vecina ocurrió el domingo 29 de julio, a la 1.30, en el kilómetro 42,5 de la Panamericana, en el Ramal Pilar, a la altura del denominado puente Oliden. Aunque no se trató de un hecho aislado. Después que difundió un video a redes sociales, recibió comentarios en los que se indicó que se registraron más casos de automovilistas que fueron agredidos con pedradas arrojadas desde dicho puente.

 

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