La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha echado hoy el freno. Hace cinco días ahondó en los detalles del caso de supuesto delito fiscal que persigue a su pareja, Alberto González Amador, defendiendo que no existía el fraude e incluso que no era él quien debía dinero a Hacienda sino al revés. Pero este lunes, ha dado un paso atrás, procurando crear un cortafuegos entre lo que pueda haber hecho su pareja y cómo esto afecta a la Comunidad de Madrid: «Las estrategias de defensa de un particular tampoco no son de mi responsabilidad como presidenta de esta institución que está al margen de todo ello».

Pero el freno solo lo ha pisado para no entrar en el detalle del caso «particular». Para atacar al Gobierno de Pedro Sánchez ha pisado el acelerador. Desde que el pasado miércoles en Leganés, durante la rueda de prensa de un consejo de Gobierno de la Comunidad, la presidenta madrileña apuntó que se están utilizando «todos los poderes de Estado» contra una persona anónima ajena a la vida pública, al caso del novio de Ayuso se le ha añadido otro sobre la responsabilidad de la Fiscalía en las filtraciones sobre este asunto. Desde el Gobierno regional, de hecho, se intenta centrar el caso en este punto, apoyándose, como ha hecho hoy la presidenta, en las asociaciones de colectivos jurídicos que han denunciado el último comunicado de la Fiscalía de Madrid, en el que se explica cómo han sido las negociaciones entre las partes.

Ayuso ha vuelto a denunciar hoy en un acto con empresarios en Arganda del Rey que no entiende «qué hace dando vueltas por todos los medios» el expediente que afecta a su pareja, y ha reiterado de nuevo que se están utilizando «todas las herramientas y poderes del Estado para intentar daño político a un adversario». A esto lo ha llamado método «chavista». Es «gravísimo, y esto es lo profundamente ilegal y lo que se está investigando».

La mujer de Sánchez

La dirigente madrileña defiende así a su pareja pero sin entrar en detalles ni convertirse en su portavoz, como ocurrió hace unos días, y busca que el caso deje de centrarse en él. Sin embargo, al intentar exponerlo como una tapadera para que se deje de hablar de otros temas, como la ley de amnistía, «profundamente corrupta», según ella, o la trama que acecha al PSOE por el caso Koldo, sí ha entrado a valorar el papel de la mujer de Pedro Sánchez.

Su argumento es que ella está vinculada a la trama porque su trabajo desde que llegó a la Moncloa «nada tiene que ver con sectores con los que se ha estado moviendo estos años, con evidente conflicto de intereses y en representación de todo el mundo» y por eso la acusa de estar «envuelta en una trama por la que nadie da una explicacion». Aquí sí, en opinión de la presidenta, la vinculación entre la aerolínea involucrada en la trama y la pareja del presidenta son evidentes.

 

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