Aprendió la lección y la segunda oportunidad no la desperdició. Argentinos goleó por 3 a 0 a Rosario Central en el partido del martes por la undécima jornada de la Copa de la Liga, y emparejó la línea de 21 puntos de River y de Vélez, en lo más alto de la Zona A. Por diferencia de goles, que es como se definirán las posiciones al término de la etapa regular, que clasificará a los mejores cuatro equipos de cada grupo a los playoffs, el club de la Paternal marcha segundo: tiene cuatro menos que los millonarios, pero nueve más que el Fortín. En la fecha anterior, Argentinos tuvo la ocasión para ser líder solitario, pero el empate con Huracán, en Parque Patricios, le impidió dar el salto, que llegó nueve días más tarde y frente a sus hinchas. Para los rosarinos, la caída resulta prácticamente la despedida de la pulseada por una plaza. Cinco unidades lo separan del último escalón, que ocupa Talleres, pero entre ellos hay otros tres pretendientes: Barracas Central, Independiente e Instituto.

Un comienzo accidentado. El clima, con la lluvia torrencial que se desató veinte minutos antes de iniciado el partido, y con la lesión de Fernando Meza, al que de manera casual el colombiano Jaminton Campaz le pisó la mano izquierda. Apenas tres minutos de partido y el defensor, que reemplazó de última hora a Francisco Álvarez –descompuesto- debió salir con evidentes síntomas de mareo, porque le bajó la presión. El entrenador Pablo Guede debió, una vez más, reorganizar la línea de fondo: Meza era el primer marcador central y el ingreso de Sebastián Prieto, que se posicionó como lateral izquierdo, generó que todos los futbolistas movieran un casillero hacia la derecha.

La victoria aplastante de Argentinos

Sin pausa, porque el empate empantanaba a los dos en las aspiraciones de ser parte de los playoffs, Rosario Central enseñó un atisbo de riesgo: apuntó el uruguayo Abel Hernández, pero entre la pifia y un reclamó de penal –existió la mano, pero no es sancionable- asomó la respuesta de Argentinos, que fue por duplicado: Luciano Gondou puso a prueba a Jorge Broun, que rechazó al córner y de esa jugada con pelota detenida el arquero volvió a lucirse. En 20 minutos, el guardavalla era un muro: combinaron Alan Lescano y Maximiliano Romero, el delantero definió y Broun desvió con el hombro. El cuarto martillazo derrumbó la barrera y fue mediante la intervención del VAR –Fernando Rapallini estuvo como autoridad en el predio de la AFA en Ezeiza asistiendo a Luis Lobo Medina- que se rompió la paridad. ¿La polémica? La posición de Gondou, que habilitó a Romero, quien definió con clase. La tecnología determinó con el trazado de líneas que Damián Martínez habilitaba a quien asistió al autor de gol.

El cambio tempranero no modificó la ambición ni la disposición de Argentinos en el campo, siempre dominante. La Paternal es una fortaleza y, a la vez, uno de los argumentos que diseñan la campaña en la Copa de la Liga. La cosecha de puntos es perfecta, con 18 puntos en seis partidos. Recién después de la ventaja replegó unos metros las líneas, cedió la tenencia al rival, que lentamente insinuó generar riesgo con los desbordes de Campaz y de Maximiliano Lovera. La trampa que tendió Argentinos dio resultados por una desinteligencia de los visitantes: Campaz y Agustín Sández se recriminaron la acción y el retroceso defensivo dejó múltiples vías de ataque. En la desesperación por defender y bloquear, Martínez atropelló a Gondou y el árbitro Lobo Medina sancionó penal. El delantero remató al medio, rasante, y Argentinos estiró la ventaja; el goleador es el tercer ejecutante, detrás de Gastón Verón y Leonardo Heredia, que anotaron frente a Banfield y Talleres.

El triángulo futbolístico que componen Lescano, Verón y Nicolás Oroz fue indescifrable para los rosarinos. Movilidad para que la marca no los descubra, combinación de pases para asegurar la tenencia, habilitaciones para las diagonales que trazan los dos delanteros –Gondou y Romero-, las razones que alimentan la campaña. Y ante rivales que se descompensan con facilidad, que están débiles en defensa y anémicos en ofensiva, el juego de Argentinos abre brechas. Y esas ventajas que ofreció Rosario Central las capitalizaron los Bichitos, que con velocidad y precisión armaron una magnífica acción para señalar el 3-0: Oroz lanzó a correr a Romero, que aguantó la barrida del uruguayo Facundo Mallo y desparramó en el piso a Broun para definir con un toque, con la cara exterior del pie derecho. Golazo.

Una goleada que ilusiona y cifras que alimentan esa esperanza. El invicto en el estadio Diego Armando Maradona, presentarse con 20 goles como el segundo equipo con más tantos en la Copa de la Liga, apenas uno por detrás de River, y un juego dinámico, en el que todos participan en la construcción ofensiva y se ofrecen solidarios para recuperar la pelota.

 

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