En el reino animal, la línea que separa a los humanos de los grandes simios es cada vez más tenue, especialmente cuando se observan comportamientos que se creían exclusivamente humanos, como la capacidad para el humor y las bromas

Un reciente estudio llevado a cabo por un equipo internacional de biólogos cognitivos y primatólogos ha arrojado luz sobre este fascinante aspecto, revelando que los grandes simios —nuestros parientes más cercanos en el reino animal— también participan en burlas juguetonas, sugiriendo que las bases del humor podrían haberse establecido mucho antes de lo que se pensaba en nuestra línea evolutiva común.

 

Un lenguaje universal: la broma entre simios

La investigación, publicada en Proceedings of the Royal Society B, se centró en el análisis de interacciones sociales espontáneas entre cuatro especies de grandes simios: orangutanes, chimpancés, bonobos y gorilas. 

Los científicos, provenientes de prestigiosas instituciones como la Universidad de California en Los Ángeles y el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, desarrollaron un sistema de codificación para identificar las burlas juguetonas, concluyendo que estos comportamientos no solo son comunes entre los grandes simios, sino que también comparten muchas características con el juego y las bromas humanas.

Estas interacciones, a menudo provocativas y persistentes, incluyen elementos de sorpresa y juego, características que requieren habilidades cognitivas complejas como la comprensión de normas sociales, la teoría de la mente, la anticipación de respuestas y la apreciación de la violación de las expectativas de los demás

Los investigadores observaron que estas burlas suelen ocurrir en contextos relajados y pueden tomar una variedad de formas, desde gestos físicos como tirar del cabello o interrumpir movimientos hasta acciones más sutiles como miradas fijas o movimientos corporales repetitivos.

Ecos de un pasado compartido

Lo más revelador del estudio es que sugiere que los prerrequisitos cognitivos para el humor y las burlas juguetonas pueden haber evolucionado en el linaje homínido hace al menos 13 millones de años, lo que indica que estas capacidades podrían haber estado presentes en nuestro último ancestro común con los grandes simios. 

Esta idea se ve reforzada por la presencia de burlas juguetonas en todas las especies de grandes simios estudiadas, así como por sus similitudes estructurales con las bromas y el juego en los bebés humanos preverbales.

El estudio no solo aporta pruebas de la complejidad del comportamiento social y cognitivo de los grandes simios, sino que también ofrece una ventana única a nuestras propias raíces evolutivas, sugiriendo que la capacidad para el humor y la burla, elementos fundamentales de la interacción social humana, tienen orígenes más antiguos y compartidos de lo que se pensaba anteriormente.

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