En otoño de 1522, en España arribaba a puerto un barco haciendo agua, con 18 escuálidos hombres a bordo: eran los únicos supervivientes de los 240 tripulantes que habían zarpado en una audaz misión mercantil. Carlos I, el joven rey español, cansado de depender del comercio terrestre para obtener clavo y nuez moscada, tan codiciados en Europa, organizó una expedición para identificar una nueva ruta marítima hasta las islas del Pacífico, ricas en especias. Al frente puso a Fernando de Magallanes, un hábil marino portugués firmemente convencido de que la Tierra era redonda, una teoría pendiente de demostración empírica. En septiembre de 1519 zarparon cinco naos, aviadas para hacer acopio de unas 500 toneladas de especias en un bienio. Al final serían tres años… Los expedicionarios sobrevivieron con la ayuda de los indígenas que se encontraron en su camino; a algunos les dispensaron un trato justo; a otros, cruel y violento. Olvidando el objetivo comercial por sus afanes conquistadores, Magallanes atacó una isla filipina y fue muerto en la orilla. Su muerte hizo que un nuevo capitán, el navegante vasco Juan Sebastián Elcano, guiase la nao Victoria de vuelta a Sanlúcar de Barrameda (abajo). Regresó con una mínima parte del cargamento que había ido a buscar, pero se anotó un éxito no planeado: constatar que la Tierra era redonda.

Haz clic en la imagen para descubrir el recorrido completo de la expedición Elcano-Magallanes.

La vuelta al mundo

Este artículo pertenece al número de Septiembre de 2022 de la revista National Geographic.

Facebook Comments