Creador del primer reactor nuclear, con aportaciones al desarrollo de la teoría cuántica, la física nuclear y de partículas, la mecánica estadística, Premio Nobel por trabajos sobre radiactividad y apodado “el arquitecto de la bomba atómica”. Todos estos títulos se incluyen en la trayectoria de uno de los físicos más grandes de todo el siglo XX: el italiano naturalizado estadounidense, Enrico Fermi.

Nacido el 29 de septiembre de 1901 en Roma, Fermi es reconocido como un científico con asombrosas capacidades tanto en el plano teórico como en el experimental. Entre todos esos honores, destaca sobre todo como el físico que llevó a cabo la primera reacción nuclear de la historia, así como el desarrollo de un nuevo tipo de estadística para explicar el comportamiento de los electrones. En 1952, el elemento Fermio, producido de forma sintética, fue nombrado en su honor.

EL PAPA DE LA FÍSICA

Enrico Fermi nació en Roma, Italia, en el primer año del siglo XX. Desde joven, presentó un talento casi innato por las matemáticas y la física, el cual se materializó en forma de unas notas brillantes y un tiempo casi récord en finalizar sus estudios: con tan solo 21 años, en joven Enrico ya contaba con un doctorado en Física en la Universidad de Pisa. Bajo este contexto, no tardó en destacar como un científico brillante, contribuyendo de manera significativa, a lo largo de toda su carrera, a diversos campos de la física.

De hecho, con 26 años ya era un respetado profesor en la Universidad de Roma “La Sapienza”, en la cual su gran capacidad y fidelidad para predecir los resultados de los experimentos se convirtió en un rasgo característico. A raíz de esa serie de acontecimientos de “adivinación”, comenzó a ser conocido como “el Papa de la Física” dentro de los muros de la Universidad. Por si fuera poco, esta habilidad se extendía también a la rama más teórica, convirtiéndolo en un genio dominante de ambas disciplinas, algo extremadamente inusual en aquella época.

ESTUDIOS DE RADIACTIVIDAD

Así, en la primera mitad de su trayectoria, destacaron sus aportaciones más teóricas, como la física cuántica, la teoría de partículas o la mecánica estadística; pero a partir del año 1934, comenzó a centrarse mucho más en la parte experimental. En este periodo, siguiendo el camino comenzado por Marie Curie y su hija, Irène Curie, comenzó a estudiar la radiactividad bombardeando diferentes núcleos de elementos con neutrones.

Uno de sus hallazgos más icónicos llegó en el año 1934, cuando logró realizar la primera fisión nuclear. Sin embargo, esa reacción no se reconoció hasta el año 1939, cuando Otto Hahn y Fritz Strassmann, guiados por una larga investigación en la que también participaba Lise Meitner, anunciaron la fisión de núcleos de uranio. No obstante, el carácter pionero de las investigaciones de Fermi fueron académicamente reconocidas y, en el año 1938, recibió el Premio Nobel de Física, bajo la descripción “por haber demostrado la existencia de elementos radiactivos producidos por procesos de irradiación con neutrones”.

EL ARQUITECTO DE LA ERA NUCLEAR

La llegada de la Segunda Guerra Mundial alteró, como a la mayoría de los investigadores alemanes, italianos y polacos, su carrera científica. Movido por la incertidumbre y la violencia del conflicto, Enrico Fermi emigró a Estados Unidos en el año 1939, donde ejerció de profesor de Física en la Universidad de Columbia, en Nueva York. En este momento, con el reconocimiento de la fisión nuclear a sus espaldas, comenzó una investigación del proceso en profundidad, descubriendo posibilidades inimaginables hasta ese momento, como la emisión de neutrones secundarios que daban lugar a una reacción en cadena.

Durante los más de tres años que duró su proyecto, al que se fueron sumando hasta 40 científicos, Enrico estudió en detalle la fusión nuclear junto a todas sus características y posibles utilidades. Tanto fue así que, en el año 1942, consiguió fabricar el primer reactor nuclear de la historia, conocido como “Chicago Piley-1”. Esta tecnología vio la luz un 2 de diciembre en un laboratorio de la Universidad de Chicago, dando lugar a la primera reacción nuclear en cadena artificial, es decir, sujeta al control humano. Era el comienzo de la era nuclear.

EL PROYECTO MANHATTAN

En ese momento, coronado como una figura prestigiosa dentro de la física nuclear, Enrico Fermi fue llamado a unirse al Proyecto Manhattan para trabajar en la construcción de la primera bomba atómica bajo la dirección de Oppenheimer. Su conocimiento profundo de fisión nuclear y su alta capacidad para abordar problemas complejos lo convirtieron en una pieza clave en el diseño y el desarrollo de la bomba atómica. Él se ocupó del diseño de reactores nucleares y de la producción de materiales fisionables para la implementación de las máquinas atómicas.

No obstante, Fermi siempre vislumbró un futuro mucho más luminoso para la fisión nuclear, ligado a la producción de electricidad y a las aplicaciones médicas. Tanto es así que el dilema ético que rodeó al desarrollo de la bomba dejó una profunda impresión en el científico, quien, tras finalizar el conflicto, abogó por uso pacífico de la energía nuclear y expresó su más profunda preocupación por la proliferación de las armas nucleares.

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