Marie Curie, la inigualable científica polaca madre de la radiactividad, fue la primera mujer en la historia en ganar el Nobel de Física, en el año 1903. La siguió Maria Goeppert-Mayer seis décadas después, en el año 1963. No obstante, aunque esa diferencia temporal ya parece un auténtico disparate, el tercer galardón femenino no estuvo muy alejado: hasta 2018 no se volvió a reconocer el trabajo de ninguna mujer dentro del campo de la Física.

La privilegiada genia fue Donna Strickland, una ingeniera física canadiense que fascinó al mundo de la ciencia al crear un método que permitía generar pulsos ópticos ultracortos de alta intensidad.

Haber superado un día tan emblemático como el 11 de febrero, el Día de la Mujer y la Niña y la Ciencia no es motivo para olvidar todo lo que esa efeméride significa. La falta de referentes femeninos en ciencia es una problemática real: las científicas se han encontrado con barreras a lo largo de la historia que han limitado su potencial y se han opuesto al reconocimiento de sus logros.

Por esa razón, resaltar el trabajo de figuras como la de Donna es una labor tan importante, pues permite posicionar a fantásticas científicas como referentes para las futuras generaciones de niñas que quieran dedicarse a la ciencia, o como un apoyo para mujeres que quieran luchar por ves sus sueños realidad.

UNA CIENTÍFICA FUERA DE SERIE

Donna Strickland nació en Ontario, Canadá en el año 1959. Su reputada carrera en la ciencia comenzó tras su licenciatura en ingeniería física en la Universidad de McMaster, donde se empieza a despertar su interés por los láseres y los pulsos de luz. Tras unos pocos meses de investigación, se desplazó a la Universidad de Rochester, en donde obtuvo su doctorado con especialización en óptica en el año 1989.

Su tesis fue todo un hito en la Universidad: se tituló Desarrollo de un láser ultra brillante y su aplicación en la ionización multiphoton y representó el desarrollo de la técnica de amplificación de pulsos, lo que permitió crear la luz láser más intensa conocida hasta ese momento.

También durante la elaboración de su tesis, Donna Strickland, junto a su director de tesis Gérard Mourou, escribieron conjuntamente el ensayo Comprensión de los pulsos ópticos amplificados. Este artículo fue el brote del que surgió toda la investigación posterior que les valdría el Premio Nobel de Física. Desde entonces, la carrera de Donna despegó y ocupó diferentes puestos como investigadora principal, destacándose por sus contribuciones en el campo de la tecnología láser.

PULSOS ULTRACORTOS

Desde 1997, Donna ha estado inmersa de forma equitativa en educación e investigación en la Universidad de Waterloo. Allí, forma parte del Departamento de Física y Astronomía, desde el cual lidera el Laboratorio del Grupo de Láseres Ultrarrápidos, enfocado durante muchos años en la creación de láseres de alta intensidad de pulsos ultrarrápidos.

En este contexto, el enfoque se centra en la mejora de la flexibilidad de la lente ocular humana para abordar trastornos como la presbicia. En general, se trata de un trabajo que ha derivado de su inicial proyecto de tesis doctoral.

Los láseres desarrollados por Strickland tienen diversas aplicaciones médicas, además de ser extremadamente importantes en la investigación óptica. Por ejemplo, los láseres de pulsos ultracortos contribuyen a la fabricación de dispositivos médicos precisos y compactos, como aquellos empleados en las cirugías oculares para realizar incisiones extremadamente detalladas. Como añadido, Dona fue directora general de la Sociedad Americana de Óptica desde 2005 a 2007.

EL PREMIO NOBEL

En el año 2018, le llegó el mayor reconocimiento de toda su carrera: el Premio Nobel de Física. Compartió el galardón junto a los científicos Gérard Mourou y Arthur Ashkin, el cual se les entregó por sus revolucionarios aportes en el campo de la física del láser, el uso de pinzas ópticas y su aplicación en sistemas biológicos>>. Sin embargo, para la historia de la ciencia, este Premio no fue como todos los demás.

El reconocimiento del trabajo de Donna consigue posicionarla como todo un referente de científica que ha conseguido superar todas las barreras establecidas y allanar el camino del resto de mujeres que quieren dedicar su vida a la ciencia.

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