Karen Miller, guía de fotografía silvestre, cuenta que hay algo de entrañable en ver a una liebre mojada. Miller pasó cinco horas con el animal para retrarlo, en el Parque Nacional Cairngorm, en las Tierras Altas de Escocia. «Ya la había fotografiado en los últimos dos años, así que sabía que sería accesible. Tienes que acercarte lentamente con pausas regulares para que se dé cuenta de que no eres una amenaza», añade la fotógrafa.

Miller explica que las liebres de montaña no usan madrigueras y que sea cual sea el clima, están siempre afuera. La mayor parte del tiempo que la fotógrafa estuvo con ella, la liebre se dedicó a estar sentada y observar, a pesar de la lluvia; pero de vez en cuando, se sacudía el agua, rociaba el aire de gotas… Y se volvía a acomodar.

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