Ni las lluvias, ni las borrascas con chubascos son capaces de aliviar la sequía en la que la Península Ibérica está inmersa desde finales de 2022. La situación, lejos de mejorar, parece estar llegando a un punto crítico en el que no solo se baraja el abastecimiento mediante desalinizadoras o pozos, sino también ciertas restricciones del uso de agua a la población. 

En Cataluña, la reserva hidrológica se encuentra al 19% de su capacidad, una cifra que supera los mínimos históricos alcanzados durante la sequía de 2008. Y el año pasado en la misma fecha, 2 de noviembre de 2023, el volumen era del 35%. Estos datos dibujan un escenario preocupante para el Govern, que ha declarado la situación de excepcionalidad en 23 municipios de las comarcas del Berguedà, Solsonès y Ripollès, con una población conjunta de 15.323 habitantes.

Así, esta unidad de explotación denominada Cabecera del Llobregat pasará oficialmente a «semáforo naranja» a lo largo de la próxima semana, cuando se publique la resolución del director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Samuel Reyes, en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC).

¿En qué consiste el plan de sequía de Cataluña?

En enero de 2020, la ACA y el Govern de la Generalitat aprobaron un Plan de actuación en situación de alerta y eventual sequía que tiene como objetivo gestionar de forma eficiente las reservas hidrológicas de la comunidad autónoma. Para ello, el documento establece categorías, denominadas «semáforos», que determinan el estado de escasez del agua. 

En el mapa actual de Cataluña, la mitad del territorio se muestra teñido de naranja, lo que significa que los municipios con ese color deberán atenerse a las siguientes medidas de ahorro:

Reducción del 15% de los consumos de agua de usuarios industriales.Reducción del consumo de agua en los usos recreativos.Queda prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes de carácter público o privado.Queda prohibido el riego de césped en todos los casos, excepto en superficies destinadas a práctica federada de deporte.Se prohíbe la limpieza de calles, alcantarillado, pavimentos o fachadas con agua potable.Se establecen limitaciones al llenado y rellenado de piscinas.Se establece una dotación máxima de 230 litros por habitante y día.

Por el momento, no habrá actualizaciones para el resto de cuencas internas en Cataluña, de las cuales 2 se encuentran en situación de normalidad, 2 en alerta, 11 en excepcionalidad y 3 en emergencia (Fluvià-Mugà, Darnius-Boadella y Riudecanyes). 

No hay lluvia suficiente a la vista

A pesar del sistema frontal que se instaló en la península el pasado miércoles, el cual ha traído fuertes vientos y algunos chubascos, el Servicio Meteorológico de Cataluña no espera precipitaciones en el corto plazo que puedan aliviar la sequía. En el Pirineo y Prepirineo, estas serán poco abundantes (entre 5 y 20 mm), mientras que en las cotas más altas del Pirineo occidental podrán ser localmente abundantes (entre 20 y 50 mm).

En cualquier caso, los modelos de predicción avanzan que durante noviembre las acumulaciones de agua en las principales presas de Cataluña (Darnius Boadella, Sau, Siurana, Foix, Losa del Caballo, Sant Ponç y la Baells) serán escasas. Y ante la preocupante situación, el director de la Agencia Catalana del Agua, Samuel Reyes, ya ha anunciado que el área metropolitana de Barcelona podría entrar en fase de emergencia («semáforo rojo») en el mes de diciembre, si los mínimos de las reservas hidrológicas siguen batiendo récords.

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