Empiezan a bajar las temperaturas, llegan las primeras lluvias y el bosque cambia sus colores: de los verdes del verano a una infinidad de tonos que van del amarillo al rojo, pasando por los naranjas más brillantes, o los ocres tan representativos de esta época. 

El tan deseado “mal tiempo” es vital para el fotógrafo de paisaje. La lluvia, el viento y las nieblas son parte del otoño, son las causantes de la mayoría de las fotografías atractivas que llaman nuestra atención. Con esto, las botas de agua, el chubasquero y el paraguas serán siempre parte del equipo del fotógrafo durante estos meses del año. Además, un trípode robusto nos deberá acompañar en todos los reportajes. 

Madrugamos cuando todavía no hay luz para estar en el bosque con las primeras luces. Los colores otoñales inundan el paisaje,la niebla y la fina lluvia es lo que queremos captar en esta fotografía. 

Los datos de la toma son ISO 100; f/11; 2 seg; lente 16-35 mm; cámara full frame; trípode; toma en modo manual; temporizador.

Esta imagen está tomada en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido durante un lluvioso día otoñal y es preciso realizar una correcta medición de la luz para que se vea reflejado en la fotografía. Se utiliza un diafragma f/11 para obtener bastante profundidad de campo, la suficiente superficie enfocada como para poder apreciar los detalles de las diferentes superficies y texturas de la composición.

De este modo, también se mantiene mucho tiempo el obturador abierto para que el agua fluya mientras hacemos la fotografía y tener así este efecto en el agua. Para ello, se ha utilizado un filtro polarizador, que rotamos hasta el punto óptimo, dependiendo de cada imagen y de la luz del momento. Así conseguimos el efecto deseado que quita los reflejos de la lluvia en las piedras, árboles y agua, y que satura y contrasta los colores.

Además, como resta luz a la imagen, proporciona la necesidad de parametrizar más tiempo de exposición que nos beneficia para conseguir este efecto del agua del río. Al polarizador se le ha sumado un filtro de densidad neutra para añadir aún más tiempo en la exposición.

En el paisaje, es vital determinar dónde se coloca el trípode, que va siempre con nosotros a la hora de captar este tipo de imágenes. Y, como en principio se tiene algo más de tiempo para pensar la composición que en las imágenes de acción, la composición cobra un gran protagonismo: de hecho, es el punto clave.

Los árboles de colores otoñales abrazan la imagen, la enmarcan, nos hablan de la estación del año y expresan exactamente lo que queremos transmitir con esta fotografía. La dirección del río en oblicuo, cruza por la base de la imagen conduciendo al espectador de derecha a izquierda, paseando la vista por el paisaje que queremos enseñar, sin olvidar las diferentes capas del paisaje que se va perdiendo con la vista: desde los árboles del primer plano, al bosque colorido del fondo, dando profundidad a la imagen.

Es muy importante en este tipo de fotografías que los colores queden salpicados por la totalidad de la imagen, obtenido así un resultado equilibrado. Es el momento de ponernos las botas de agua e ir a la caza de este tipo de fotografías tan bucólicas y atrayentes. 

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