Maximiliano Villa, de 17 años, es sinónimo de talento y disciplina. En cada uno de sus entrenamientos corre sin descanso. Sus piernas vuelan llevando la historia de su infancia. Cuando Max tenía 5 años le detectaron parálisis cerebral, después atravesó siete operaciones de oído a causa de una otitis de repetición. Primero le pusieron diábolos hasta cierta edad, luego surgieron otras cinco operaciones y finalmente tuvo una reconstrucción de tímpanos en donde le sacaron cartílagos. También, el atleta superó la desviación de su columna vertebral y se sobrepuso a los prejuicios y los comentarios dolorosos. “En la escuela no tenía amigos, no hablaba con nadie y tampoco nadie se acercaba a mí por mi discapacidad”, dice Villa.

Su vida cambió a partir de 2015, cuando se acercó al atletismo. Y desde aquellos años hasta la actualidad, el joven atleta tuvo una carrera siempre en ascenso. En 2023 fue campeón en los Juegos Parapanamericanos Juveniles de Bogotá, en donde consiguió una medalla de oro y una plateada. Ese mismo año compitió en los Juegos Parapanamericanos de Santiago, cita en la que logró subirse al podio tras obtener una medalla oro en los 200 metros T35, con un tiempo de 24s79. El joven de Ramos Mejía dejó a Hernán Barreto, un atleta histórico, relegado al segundo puesto. Su destacada participación no sólo terminó con una medalla: también participó en 100m y obtuvo una distinción de plata con un tiempo de 12s12. Ahora el talentoso joven apunta a los Juegos Paraolímpicos de París 2024 de la mano de Adrián Bottaro y Marisa Torres, dos experimentados entrenadores de jóvenes con capacidades diferentes.

-¿Por qué elegiste el atletismo?

-Decidí el atletismo porque tenía la columna desviada y hacer deporte podía ayudarme a mejorar mi condición… y así fue. Y también, elegí esta disciplina por la influencia de mi abuelo. Él fue atleta, no de alto rendimiento, pero era bastante talentoso: siempre me contaba su historia y la importancia de hacer cualquier deporte. La primera vez que vine al club tenía 12 años, pero como era chico no le prestaba tanta atención, después a los 15 volví y nunca más me fui.

-¿Cómo eras antes de dedicaste al atletismo?

-Era una persona que no tenía amigos y por lo general me la pasaba jugando a los videojuegos. Era muy introvertido y muy tímido, me costaba relacionarme. Cuando entré al club, mi vida cambió, porque acá encontré un grupo de amigos, mucho cariño y compañerismo. Acá todos nos acompañamos y nos apoyamos en cada competencia, pero también fuera del club salimos a festejar distintos cumpleaños. Hablo con todos y a todos los aprecio mucho, pero en particular tengo una amistad muy especial con Jorge. Él también tiene parálisis cerebral y para mí es como un hermano, con él nos entrenamos todos los días y ambos nos apoyamos en cada competencia.

-¿Cómo fue tu experiencia en el colegio?

-Mi colegio se llama Técnico N° 4 Juan Manuel Fangio y tiene una especialización en Mecánica de Automóviles, no es exclusivo para personas con discapacidad. Entonces, las relaciones allí son complicadas y más con los compañeros. En el colegio me hacían bullying por mi discapacidad, algunos hacían chistes, y en el fondo ese chiste ya no lo era porque a mí me dolía. Recuerdo que mi ex mejor amigo se metió en problemas porque lo encontraron en un lugar donde había autos abandonados y la policía lo detuvo. Después de esa situación, él creyó que yo fui el que lo había delatado. Yo no sabía nada y desconocía en qué se había metido, después de ese momento nuestra amistad se terminó. Lo peor de la situación fue que empezó a hacerme bullying en el colegio. En el curso, el chico empezó a decir que mi discapacidad se debía a que yo supuestamente consumía drogas y todos me miraban raro y empezaron a decir cosas. Mi salvación fue el deporte, los entrenamientos y el grupo del club.

-¿Cómo dividís tu tiempo entre los entrenamientos y el colegio?

-A veces solo tengo 20 minutos para comer porque voy de un lugar a otro, pero siempre trato de organizarme para rendir bien en los entrenamientos y en el colegio. No te voy a mentir: a veces es complicado, hay mucho sacrificio, pero trato de hacer un equilibrio entre las dos actividades.

-¿Qué importancia tiene tu mamá en tu carrera deportiva?

-Ella fue la primera que confió en mí y la que me acercó al atletismo junto con mi abuelo. Y como digo siempre, nunca me cansaré de agradecer a mi familia, en especial a mi mamá y papá, gracias a su apoyo incondicional llegué a cumplir todo lo que me propuse.

-¿Qué significó competir con Hernán Barreto?

-Para mí es el máximo referente, la persona que aspiro ser en un futuro. Además, a Hernán lo considero como si fuera de mi familia. Una vez, en uno de los entrenamientos me dijo: ‘Podés tener tu mejor día o tu peor día, pero siempre da el 100% y después los resultados vienen solos’, eso es algo que siempre tengo presente. Los dos estuvimos en los Juegos Parapanamericanos de Santiago y competir con él fue casi un sueño cumplido porque es el número 1 en el atletismo adaptado. Recuerdo que cuando gané la medalla de oro, él se agachó, me miró orgulloso y me abrazó. Siento que él sabe lo mucho que lo respeto y lo admiro. Hernán tiene una historia de vida fuerte y supo sobreponerse a todo.

-¿Cómo fue tu experiencia en Santiago?

-¡Hermosa! Sinceramente nunca me imaginé estar allí. Yo era el más chiquito de la selección argentina en los Parapanamericanos de Chile. Competir ahí y lograr dos medallas para mí fue un logro gigante y una experiencia que nunca olvidaré. En general, me sorprendió lo amable que era la gente; el público me aplaudía, me pedía fotos y me saludaba. Esos momentos fueron muy significativos. También, compartir pista con otros grandes atletas y seguir aprendiendo de ellos fue otro aspecto muy importante. Mi objetivo en Santiago no era ganar medallas: yo fui a mejorar mi marca y ganar experiencia. El trabajo que hicimos para llegar a los Parapanamericanos fue inmenso; hay horas de entrenamiento y mucha dedicación y siento que los premios reflejaron ese sacrificio. Mi equipo sabe lo mucho que me esfuerzo día tras día, ellos saben que siempre quiero dar lo mejor en cada entrenamiento y por supuesto en cada competencia internacional.

-¿Cuáles son tus sueños?

-Quiero estar los Juegos Paraolímpicos de París y ganar una medalla de oro, pero además deseo seguir compitiendo en todos los torneos que se me presenten. Otro sueño, a futuro es ser chofer de colectivos porque es algo que me gusta mucho, esa profesión me atrae. Desde chico estuve en contacto con un vecino que maneja un ómnibus y eso para mí es una gran referencia. Me gusta manejar y tener los colectivos armados, lindos, y que la gente suba y te diga: ’¡Qué lindo colectivo! o que te diga: ‘Buen día’, la verdad eso sería muy bueno. Además, quisiera manejar este tipo de vehículos porque nunca vi a una persona con discapacidad en ese puesto. Primero quiero enfocarme en el deporte, que es lo más importante, pero la idea de ser chofer de colectivos lo tengo presente para un futuro.

-Cómo sociedad ¿en qué cosas tenemos que mejorar?

-Para mí tenemos que cambiar la idea de creer que las personas con discapacidad no podemos hacer nada. Mucha gente piensa y nos ve como personas incapaces de lograr algo en la vida y se equivoca, porque nosotros si podemos ir más allá de nuestra condición.

Adrián Bottaro entrenador de Maximiliano Villa

-¿Cómo es el entrenamiento del grupo que integra Maximiliano?

-Los entrenamientos tienen algo muy particular, todos los atletas se entrenan juntos. El atletismo es un deporte individual, pero nosotros tratamos siempre que termine siendo un trabajo de equipo. Cada medalla de los atletas es un mérito personal, es mérito de cada uno, pero al final el trabajo siempre es en conjunto. Maxi trabaja con atletas que corren más rápido o igual que él. Y la idea es justamente medirse con ellos para poder superar marcas. Todos se ayudan y se alientan para que cada uno brille.

-¿Qué importancia tiene la figura de Hernán Barreto en la vida de Maximiliano?

-Maxi y Hernán se entrenan juntos a veces. Para Maxi, Hernán es su modelo a seguir. En la pista ambos corren para ganarse, pero fuera de la pista están a los abrazos. Hernán Barreto es un atleta paralímpico, uno de los atletas paralímpicos históricos, el más importante del seleccionado argentino. Medallista paralímpico en el 2012, en el 2016, finalista en el 2020, un ejemplo de atleta, récord americano en 100 y en 200, hasta que Maximiliano le sacó el récord en los 200 en Santiago, ese evento fue transcendental. Con solo 16 años se ganó el oro, pero para Maxi fue más trascendental competir con él en los 100m., en esa competencia Maximiliano quedó segundo y Hernán primero.

-¿Para qué competencia se están preparando ahora?

-Tenemos dos objetivos, uno ir al Mundial en Kobe, en Japón que será en mayo. En esa competencia dependemos un poco del financiamiento que nos den y cómo esté el país. Y el otro es ir a los Juegos Olímpicos de París. Todavía no sabemos la cantidad de plazas que el país va a otorgar, pero Maximiliano está entre los primeros para ir. En junio se definirá la cantidad de cupos.

-¿Cómo conocieron a Maximiliano?

-Marisa fue quien se acercó a Max, nosotros queríamos entrenarlo y hablamos con la familia. Él es muy joven y tiene muchas chances de seguir mejorando profesionalmente. En el deporte de alto rendimiento es importante el trabajo del entrenador, pero mucho depende del atleta, en este caso vimos que Maximiliano es muy disciplinado y dedicado y tiene mucho talento. Él tiene buena actitud para trabajar, es muy ordenado, respeta mucho los trabajos en equipo, los horarios y nunca falta a los entrenamientos. Maximiliano empezó con nosotros cuando tenía 15 años y ahora su crecimiento es inmenso.

-¿Dónde se entrena Maximiliano?

-Nosotros formamos parte de un equipo de trabajo que se llama Atletismo Virrey del Pino. En el club trabajamos con atletas con y sin discapacidad. Entrenamos en dos lugares, uno durante en el kilómetro 35 de la Ruta 3, y otra acá, en la pista Balestrini. Los martes y jueves entrenamos en la pista, el resto de los días viajamos a la ruta 3, un viaje largo. Maximiliano viaja dos horas, el atleta por su lado hace un sacrificio y los entrenadores también.

-¿Y cómo evaluás todo el circuito del atletismo?

-El deporte paralímpico en general a nivel mundial viene creciendo de manera desmesurada. Argentina viene creciendo desde del 2010 con la creación del ENARD, esto significó un cambio muy importante porque a partir de momento, se empezó a equiparar al atleta paralímpico con el atleta olímpico. Esto en todos los sentidos, con el cobro de las becas, los premios, los torneos, todo eso hizo crecer al deporte adaptado. Hoy la disciplina está en el quinto puesto a nivel América. De hecho, en los Juegos Panamericanos Juveniles, la Argentina ganó la general por primera vez en la historia. Desde la Federación Argentina de Deportes para Personas con Parálisis Cerebral nos sentimos orgullosos por estos resultados. No sólo eso, en los Juveniles de Colombia fueron seis atletas de los cuales cinco fueron a los Juegos Parapanamericanos de mayores y además ganaron medallas de oro. Eso es la muestra del crecimiento del atletismo adoptado.

-¿Cómo evalúa el apoyo del ENARD y la Secretaría de Deporte?

-El agradecimiento a la Secretaría de Deportes y al ENARD es inmenso. Ellos siempre nos apoyaron para competencias nacionales y viajes internacionales. Ojalá se mantenga este año y que no decaiga porque es parte de la necesidad de los atletas, de los técnicos y de todo el equipo que trabaja. El presupuesto ayuda para que el deporte siga creciendo.

Por Rebecca Avila Quilali

 

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