En la mayoría de los animales, el sexo  se determina durante el período de fecundación. No así en muchas de las especies de tortugas y los cocodrilos, en las que depende de la temperatura ambiental a la que se incuban los huevos, un fenómeno conocido en biología como “sexo dependiente de la puesta” (DST, por sus siglas en inglés). En el caso de las tortugas marinas, esta dependencia es todavía más alta. Según los datos científicos, de los huevos que se incuban por debajo de los 27, 7° C, nacerán machos, mientras que si la incubación se da a una temperatura superior a los 31 ºC o más nacerán hembras. Esto explica, por ejemplo, que casi la totalidad de las tortugas verdes del Pacífico nazcan hembras. Ahora un nuevo estudio llevado en varios lugares de nidada en la isla Conflict de Papúa y Nueva Guinea arroja nuevos datos que dan lugar a un rayo de esperanza: a pesar de que en estas latitudes las temperaturas de la arena han aumentado una media de unos  0,6 ºC en los últimos años, la proporción de tortugas hembras de este archipiélago alcanza la mitad de todas las eclosiones.

La investigación, publicada recientemente en la revista especializada Global Change Biology, recopiló datos de los registros de la temperatura de la arena en un lugar de anidada de tortuga verde y tortuga carey, dos especies que se encuentran en peligro de extinción y en peligro crítico, respectivamente, durante 1078 días en 28 puntos de Papúa y Nueva Guinea entre 2018 y 2022.  Estimaron que, a pesar de que en aquellos lugares el mercurio había subido una media de un 0,6 ºC, la proporción de sexos de las crías fue relativamente equilibrada, con un porcentaje de hembras que llegaba hasta un 46,2%.

A pesar de que la temperatura había subido una media de 0,6 ºC, el porcentaje de hembras llegaba casi al 50%

Unos datos que contrastan con una investigación llevada a cabo en 2018 en una latitud similar, en la isla de Raine, al norte de la Gran Arrecife de Barrera de Australia, donde los científicos descubrieron que las altas temperaturas de los lugares de anidada habían provocado que prácticamente no naciese ninguna tortuga hembra. «Estos puntos calientes de gestación de tortugas machos, como lo son estas islas de Papúa y Nueva Guinea, podrían resultar fundamentales para la supervivencia de las futuras poblaciones que aniden en el mar del Coral, explica Melissa Staines, estudiante de doctorado de la Universidad de Queensland y autora principal del estudio. 

La investigación sugiere que las islas «también estarán moderadamente a salvo de una feminización extrema en las próximas décadas», aunque prevé que en el futuro próximo el número de hembras volverá a ser predominante, con cifras cercanas al 80%. «El cambio climático no está afectando a esta población de forma amenazadora en estos momentos, pero eso no significa que tengamos que bajar la guardia. Es necesario vigilar de cerca estos ecosistemas marinos, pues seguramente habrá que realizar intervenciones en el futuro”, afirma Christine Madden Hoff, responsable del equipo de conservación de especies marinas de WWF y coautora del estudio. 

Los científicos llevan años tratando de encontrar un modo de revertir esta tendencia de sobreabundancia de hembras. En septiembre de 2023, investigadores de la Universidad de Queensland descubrieron que la irrigación de los lugares de anidada con agua de mar aumentaba considerablemente la proporción de machos de tortuga marina. La investigación, publicada en la revista Marine Ecology Progress, dedujo que la proporción de machos se multiplicaba por dos y por cinco, un halo de esperanza para estos animales, especialmente para las especies más vulnerables, en un contexto marcado por el aumento imparable de la temperatura de los océanos.

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