En la naturaleza el color azul es una auténtica rareza. Se calcula que menos del 10% de las plantas existentes tienen flores de este color, y la proporción de animales que presentan esta coloración es todavía menor. Entre los pocos que existen (básicamente aves, anfibios e insectos), destacan algunas especies de tarántulas. La comunidad científica todavía no tiene una explicación única a esta coloración, pero el descubrimiento reciente de una nueva especie en Thailandia aporta a los científicos nuevas claves sobre esta coloración tan vistosa como poco común.

¿Por qué el azul es tan difícil de encontrar? En parte se debe a su propia naturaleza. En lugar de obtenerse mezclando o alterando los pigmentos, se consigue mediante estructuras que modifican la longitud de las ondas de luz. Por ejemplo, la mariposa morfo azul (Morpho menealus) obtiene su colo razul gracias a que sus alas en forma de cresta refleja únicamente la luz azul. En otras palabras: si tuviesen otra forma, el color también sería distinto. Así, esta coloración única ha evolucionado de forma independiente en muchas especies diferentes, lo que aumenta la diversidad de los patrones de coloración en el reino animal. 

Entre los animales azules más insólitos se encuentran varias especies de tarántula, una de las cuales ha sido documentada recientemente en un bosque de manglares de Thailandia. La especie, cuyo nombre científico es Chilobrachys natanicharum, ya había sido encontrada anteriormente al confiscar ejemplares destinados al comercio de animales, pero hasta la fecha nunca se había visto en estado salvaje. Ahora, un equipo de entomólogos la ha descrito por primera ve en un estudio publicado en la revista especializada Zockeys y ha confirmado que se trata de una especie única. 

Tarántulas azules

La especie hallada en Thailandia no es la única que presenta colación azul. Por ejemplo, Poecilotheria metallica una tarántula que prospera en los bosques caducifolios de Andra Pradhesh, en el centro sur de la India, o Haplopelma lividum, también llamada ‘azul cobalto’, habitante de los bosques de Myanmar y Tailandia. Si embargo, la nueva especie es todavía más inusual, pues “exhibe una hipnotizante tonalidad azul-violeta”, explica a National Geographic Narin Chomphuphuan, autor principal del estudio, a través del correo electrónico. Una coloración que, según palabras del experto, puede apreciarse desde diferentes ángulos de visión y posiciones y aparece más brillantes en las patas laterales. El tono violeta, explica el experto, es algo desconcertante, pues existen muy pocas nanoestructuras que sean lo bastante precisas para dispersar una tonalidad de este color. 

¿Qué ventajas tiene el color azul?

Si es tan difícil ser azul, ¿por qué molestarse en mostrar este color? La funcionalidad de esta coloración dependerá de cada caso. Así, para una planta, tener flores de distintos colores puede ser una estrategia extraordinariamente útil a la hora de atraer a un polinizador único. Así, investigaciones recientes han demostrado que las preferencias de color de las abejas polinizadoras han impulsado la diversidad cromática que caracteriza a las flores actuales, incluido en azul. Además, los llamativos colores azules, desde las mariposas hasta las ranas y los loros, sirven para llamar la atención, ya sea para atraer a la pareja (como el caso de las aves del paraíso) o para ahuyentar a los depredadores (como los casos de las ranas venenosas).

En el caso de las arañas azules también existen distintas hipótesis, según explica el experto. La primera de ellas es la selección sexual: es posible que los machos azules aparezcan más atractivos a los ojos de las hembras. Otra posibilidad es que esta tonalidad les confiera alguna ventaja visual para detectar mejor a las presas, o que les sirva de camuflaje, pues en algunas especies les ayuda a mimetizarse con el entorno. La investigación publicada recientemente ha desvelado que la coloración azul ha evolucionado de manera independiente en al menos ocho especies de tarántula, entre ellas la recién descubierta Chilobrachys natanicharum, en cuyo caso, explica Chomphuphuan, se trata de una adaptación única relacionada tanto con factores medioambientales como por cuestiones de supervivencia, de un modo similar a cómo ha evolucionado la piel humana a lo largo de milles de años. “Solo que en el caso de las tarántulas, esa transformación se ha producido durante cientos de millones de años”. Estas criaturas de ocho patas tienen mucho que contarnos.

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