El reciente susto por el terremoto en Soria ha despertado la preocupación de la población sobre la actividad sísmica en España. Si bien el país no es un epicentro para terremotos de gran magnitud, sí experimenta una actividad sísmica considerable.

Los sismos que ocurren aquí suelen tener magnitudes menores a 7,0, a excepción de los que ocurren en la falla de Azores-Gibraltar, como los terremotos de 1755 o 1969. No obstante, estos sismos pueden causar daños significativos.

La península ibérica está ubicada en la esquina suroeste de la placa euroasiática, donde colisiona con la placa africana. Esta interacción tectónica entre los dos continentes es la causa de la actividad sísmica en las naciones del Mediterráneo, incluidas áreas como Argelia, Grecia y Turquía. La sección más al oeste de esta interacción de placas es la falla de Azores-Gibraltar-Túnez, que influye en la sismicidad de España.

¿Cuál ha sido el terremoto más fuerte EN España?

Dentro del registro histórico de terremotos en España, el que se considera el más devastador tuvo lugar en Almería en el año 1522. Según las estimaciones, este terremoto alcanzó una magnitud de entre 6.8 y 7, y una intensidad de X a XI. El evento resultó en la pérdida de al menos 2.500 vidas y la destrucción total de la ciudad de Almería.

 

El 25 de diciembre de 1884, un terremoto con una magnitud de entre 6.2 y 6.5 sacudió la localidad de Arenas del Rey, en la provincia de Granada. El evento resultó en la muerte de aproximadamente 1.200 personas y la destrucción total del pueblo. Gracias a las contribuciones financieras del arquitecto Juan Motserrat Vergés y el apoyo del rey Alfonso XII, la localidad tuvo que ser reconstruida desde cero. El grado de devastación fue tal que el terremoto recibió una clasificación de IX-X en cuanto a intensidad.

Aunque no fue tan potente como el terremoto de Almería de 1522, algunos lo consideran el más significativo en la historia de España debido al año completo de fuertes réplicas que lo siguieron.

Antes de este evento, también hubo terremotos notables con períodos prolongados de réplicas, aunque no tan extensos. Un ejemplo es el terremoto de Torrevieja en 1829, cuyas réplicas se extendieron durante varios meses, dejando fisuras en toda una comunidad que ya había perdido a 399 de sus habitantes y 2.900 hogares. Otro caso significativo es el del terremoto de intensidad IX que afectó a Dalías, en Almería, en 1804. Este sismo fue seguido por 7 meses de réplicas y resultó en la pérdida de 1 000 vidas, además de causar graves daños materiales en Dalías y en las localidades cercanas de Berja, Canjáyar, Roquetas de Mar y la capital de Almería.

¿Dónde suele haber más terremotos en España?

La actividad sísmica en España no se distribuye uniformemente. Las áreas con mayor actividad son:

Sureste peninsular: especialmente las provincias de Granada y Almería.

Pirineos: zona fronteriza entre España y Francia.

Islas Canarias:  la actividad sísmica se relaciona con procesos volcánicos. El magma en ascenso crea presión en la corteza terrestre, lo que puede resultar en terremotos de diversa magnitud.

Así pues, Andalucía encabeza la lista como la comunidad más afectada, con casi todas sus provincias experimentando actividad sísmica en algún momento. Almería y Granada son las provincias más propensas a los terremotos dentro de Andalucía. La razón de esto radica en que ambas se encuentran en áreas de alta peligrosidad sísmica, caracterizadas por la presencia de fallas geológicas con un alto grado de rozamiento. Estas fallas se encuentran en los bordes de placas litosféricas cuyo movimiento acumula tensiones que eventualmente se liberan en forma de terremotos.

A pesar de estos hechos, España en su conjunto se considera un país con un riesgo moderado de terremotos. En áreas como las mencionadas, es común experimentar enjambres sísmicos, similares al que recientemente tuvo lugar en Granada. Los terremotos de gran magnitud son menos frecuentes, pero la evidencia histórica muestra que no son una imposibilidad. Por lo tanto, es crucial no subestimar el potencial de actividad sísmica y continuar con los esfuerzos de preparación y mitigación del riesgo.

¿Está España preparada para un gran terremoto?

Desde 1969, España ha implementado una legislación enfocada en la construcción sismorresistente. Esta normativa exige que en áreas con alto riesgo de actividad sísmica, los edificios se diseñen y construyan con características que les permitan soportar y resistir las fuerzas generadas por terremotos. Estas medidas pueden incluir el uso de materiales más flexibles, sistemas de aislamiento sísmico y técnicas de construcción que permitan una cierta «flexibilidad» estructural para absorber y disipar energía.

Sin embargo, hay un margen para mejorar en términos de planes de evacuación y educación pública sobre cómo actuar en caso de un terremoto. Actualmente, se están realizando esfuerzos para actualizar estas normas y adaptarlas a los avances en ingeniería sísmica y en la comprensión científica de los terremotos. El objetivo es crear un marco legal más completo y actualizado que refleje los conocimientos más recientes en el campo. 

Por otro lado, organismos como el Instituto Geográfico Nacional (IGN) trabajan constantemente en el monitoreo de la actividad sísmica y en la divulgación de información relevante.

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