Fiebre, fatiga, tos o dolor de cabeza y garganta. Dificultad para respirar, afecciones gastrointestinales, dolores musculares y corporales o pérdida de gusto y olfato. Pocos son, a estas alturas, aquellos que no hayan sabido identificar algunos de los síntomas más frecuentes de la infección provocada por el virus que paralizó al mundo a comienzos del año 2020.

Sin embargo, mucho menos conocidas son las secuelas producidas a medio y largo plazo por la infección del virus SARS-CoV-2, las cuales, pudiendo durar meses, se aglutinan bajo términos conocidos como “Covid persistente”, «Covid-19 crónica» o «Síndrome pos-Covid 19». 

La Covid persistente es una nueva afección que afecta a algunas personas que han sufrido la infección por el virus SARS-CoV-2, y que, como parecen demostrar los hechos, no guarda relación con el proceso sufrido por el paciente en la fase aguda de la enfermedad. De hecho, se trata de una afección de la que a día de hoy aún contamos con muy poca información, y sobre la cual, la falta de estudios rigurosos al respecto, ha instalado una incertidumbre generalizada sobre muchos de los aspectos que rodean a esta enfermedad.

En este artículo os trasladamos la información recopilada por la agencia de comunicación Science Media Centre España, -SMC-, desde donde para tratar de arrojar luz sobre esta nueva afección, han recopilado toda la información útil hasta la fecha sobre el estado de la Covid persistente. 

¿Cuáles son los síntomas de la Covid persistente? 

El motivo por el que es tan difícil alcanzar una definición precisa de la Covid persistente pasa por el ingente número de síntomas asociados a la infección causada por el coronavirus, muchas veces analizados a través de estudios observacionales, sin un grupo control o con limitaciones o errores en su diseño.

Esto ha provocado que a día de hoy se contemplen más de 200 síntomas relacionados con la enfermedad, lo que conlleva una mayor dificultad para el diagnóstico y estudio de la Covid persistente.

Aun así, algunos de los síntomas identificados más comunes y acotados por la literatura científica incluyen la pérdida en el sentido del gusto o el olfato, el cansancio crónico, tos resurrente y niebla mental. 

¿A cuánta gente afecta la Covid persistente? 

El gran número de síntomas relacionados con la Covid persistente, las diferentes definiciones y la publicación de estudios con sesgos —por ejemplo, a través de encuestas online que favorecen el sesgo de selección— hace que sea difícil conocer la prevalencia de este síndrome. 

Como resultado, la respuesta a esta pregunta varía mucho según los estudios, resultando habitual encontrar porcentajes que, según diferentes criterios, oscilan en una horquilla de entre el 10% y el 80% de los pacientes previamente infectados.

¿Qué produce la Covid persistente? 

La respuesta corta es que aún se desconocen las causas. Sin embargo, se han planteado varias hipótesis, no necesariamente excluyentes entre sí para explicar la Covid persistente.

Entre algunas de las más plausibles se halla la posibilidad de que la Covid persistente puede ser provocada por una desestabilización del sistema inmunitario tras la infección aguda, la capacidad del virus de sobrevivir en en algunos tejidos, o la formación de pequeños coágulos de sangre durante la fase aguda de la enfermedad, lo que a largo plazo puede tener consecuencias a varios niveles, desde la circulación, pasando por el cerebro hasta las articulaciones. 

¿Existe una cura para la Covid persistente? 

La literatura científica disponible muestra que la mayoría de los pacientes mejora e incluso se recupera por completo al cabo de un año de sufrir la infección aguda. La respuesta depende una vez más de las definiciones de Covid persistente y de recuperación, sin embargo, diversos estudios estiman que la inmensa mayoría de pacientes se recupera entre los seis meses y un año

¿Existen tratamientos o formas de prevenir la Covid persistente? 

De momento las opciones terapéuticas son escasas. Uno de los pocos tratamientos que ha mostrado cierta eficacia es la metformina, la cual es capaz de reducir la incidencia de la Covid persistente en un 41 %, con una reducción absoluta del 4,1 %, según un trabajo publicado en The Lancet Infectious Diseases. 

Además, la vacunación contra la Covid-19 ha mostrado reducir las probabilidades de padecer secuelas, la cuales también son menos comunes tras la primera infección

¿Aumenta el riesgo de padecer Covid persistente con cada nueva infección? 

No todas las personas tienen el mismo riesgo de padecer Covid persistente, por lo que el riesgo no aumenta necesariamente con cada infección. A pesar de que la gran mayoría de la población se ha infectado, y que el número de infecciones y reinfecciones es mayor ahora que al principio de la pandemia, los casos de Covid persistente no solo no han aumentado proporcionalmente al número de infecciones, sino que algunos indicadores muestran que han disminuido. 

¿Por qué hay tantas incertidumbres respecto a la CoviD persistente a estas alturas? 

La Covid persistente recuerda uno de los puntos ciegos de la medicina moderna, que muestra dificultades a la hora de entender y ayudar a pacientes con problemas crónicos de origen desconocido o poco comprendidos. 

Además, la falta de biomarcadores que faciliten el diagnóstico de los pacientes hace muy difícil que las empresas se interesen por la Covid persistente, cuya prevalencia ni siquiera se conoce con exactitud, por considerarla una inversión arriesgada. 

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