Tenerife arde a tan solo un mes de que termine un verano caracterizado por los devastadores incendios surgidos alrededor del mundo: desde Hawái hasta Grecia, pasando en dos ocasiones por el archipiélago canario.

Las últimas 24 horas en Tenerife han sido esperanzadoras para los equipos de extinción de fuegos, aunque todavía no se puede hablar de control. La isla, la más grande de las que constituyen el archipiélago de las Canarias, lleva desde el pasado 15 de agosto sumida en un incendio que se originó en el monte de Arafo y que ya ha arrasado cerca de 13.000 hectáreas en un perímetro de 90 kilómetros, convirtiéndose en el más devastador de sus últimos 40 años. 

El incendio ya ha sido declarado por las autoridades como fuego de sexta generación, que se refiere a aquellos con una velocidad igual o superior a los 6km/h -entre seis y doce veces mayor a la velocidad de un incendio al uso-. Con esto, los dispositivos desplegados, que se han encargado en primer lugar de evacuar a la población de las zonas afectadas, advierten de que el fuego está fuera de control y de que tiene un potencial de destrucción de 21.000 hectáreas.

Las autoridades canarias aseguran que el incendio ha sido provocado, por lo que actualmente la investigación se centra en identificar al o los responsables, que tendrían que asumir consecuencias penales y administrativas. Por otro lado, los equipos de bomberos continúan trabajando para extinguir los fuegos, una labor que ha presentado «cierto éxito» en las últimas horas debido a una mejora en las condiciones meteorológicas. El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, ha indicado en una rueda de prensa que, aunque el fuego todavía no está controlado, «ha pasado lo peor». 

El viento y el calor, agravantes del incendio

La noche del 20 al 21 de agosto, la labor de extinción del fuego ha tenido una evolución favorable, conforme indican las autoridades canarias a los medios, y se espera que a partir de hoy las personas evacuadas puedan ir regresando a sus hogares de forma progresiva. 

Se trata de un incendio sin precedentes en la isla, que se ha extendido de forma rápida y agresiva principalmente a causa de dos factores climatológicos: el calor extremo que azota a España este verano de 2023 y el viento, el cual ha provocado que el fuego haya arrasado con aproximadamente el 6,3% del territorio tinerfeño.

Ante la amenazante expansión de las llamas, las autoridades se centran en proteger a la población: en este sentido, ya han sido evacuadas más de 12.000 personas de 11 municipios distintos: La Orotava, La Matanza, La Victoria, El Sauzal, Güímar, Arafo, Candelaria, Santa Úrsula, Tacoronte, El Rosario y Los Realejos. Además, priorizan controlar el fuego en las zonas clave de la isla, como el Parque Nacional del Teide, no solo por ser Patrimonio de la Humanidad, sino también por albergar el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Un incendio devastador, pero sin heridos

Por suerte, no hay que lamentar pérdidas humanas ni de viviendas en esta ocasión. Sin embargo, el área de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias insiste a través de la red social X, anteriormente llamada Twitter, en que se sigan las recomendaciones para evitar la exposición al humo, como el confinamiento en hogares y el uso de mascarillas FFP2 y de gafas. Por otro lado, el Gobierno ha destinado a los animales de granja y ganado a fincas protegidas del Cabildo de Tenerife, aunque se desconoce cuál ha sido el protocolo con animales domésticos y silvestres.

A pesar de las dificultades que han enfrentado los equipos de bomberos, las autoridades esperan controlar las llamas en los próximos días, a no ser que se den circunstancias anómalas.

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