En un hito sin precedentes en la exploración espacial, la NASA ha anunciado el hallazgo de una amplia variedad de compuestos orgánicos en el cráter Jezero de Marte, un antiguo lago formado por el impacto de un meteorito hace unos 3.500 millones de años. Este descubrimiento, fruto de las labores de investigación realizadas por el rover Perseverance, abre una nueva vía de estudio y consolida la hipótesis de que Marte podría haber albergado alguna forma de vida en el pasado.

Perseverance, la misión más costosa y ambiciosa en la historia de la exploración marciana, aterrizó en el cráter Jezero hace dos años y medio. Desde entonces, ha estado examinando el delta del antiguo río, hoy reducido a un gélido y árido desierto. Previamente, la misión había detectado compuestos orgánicos simples que podrían estar asociados con la existencia de vida en el antiguo cauce del río.

Ahora, los investigadores han encontrado una gran diversidad de compuestos orgánicos más complejos, lo que podría apuntar hacia la presencia de vida en el pasado del Planeta Rojo.

SHERLOC

La información obtenida se debe a la tecnología de un espectrómetro de luz láser que lleva a bordo el Perseverance, conocido como Sherloc. Este aparato detecta la luz emitida por diferentes moléculas presentes en el terreno, y ha encontrado señales compatibles con una serie de compuestos orgánicos formados por uno o dos anillos de carbono.

En la Tierra, este tipo de moléculas, en combinación con otros elementos como el nitrógeno, constituyen los cimientos de la vida, como las unidades básicas del ADN.

Los recientes hallazgos muestran una diversidad de estas moléculas nunca antes registrada, lo que sugiere que en el lecho del antiguo río ocurrieron procesos geoquímicos mucho más complejos de lo que se creía. Según los investigadores responsables del trabajo, publicado en la prestigiosa revista científica Nature, estos «ladrillos básicos de la vida» podrían haber estado presentes durante un largo periodo de tiempo en el cráter Jezero.

No obstante, también se reconoce la posibilidad de que los compuestos de carbono detectados hayan sido producidos por procesos geológicos sin presencia de vida, como la interacción del agua con las rocas, el vulcanismo o el impacto de meteoritos.

Según Joseph Razzell Hollis, coautor del estudio, aunque estas señales son intrigantes por su posible origen biológico, la comunidad científica debe proceder con cautela, considerando la explicación biológica solo como último recurso tras descartar todas las alternativas posibles.

OTROS CANDIDATOS

Mirando hacia el futuro, la Agencia Espacial Europea (ESA) planea enviar a Marte en 2028 el Rosalind Franklin, un vehículo capaz de perforar la superficie del planeta en busca de rastros de vida en el subsuelo. Además, tanto la NASA como la ESA prevén lanzar otra misión para recolectar las muestras dejadas por Perseverance, cargándolas en un cohete pequeño y lanzándolas a la órbita marciana para su posterior recolección y traslado a la Tierra. 

Esta misión, que se espera sea completada a principios de la próxima década, podría brindar pruebas concluyentes de la existencia de vida pasada en Marte, si las muestras analizadas en laboratorios terrestres revelan que los compuestos descubiertos fueron producidos por seres vivos hace miles de millones de años.

Además de Marte, otros lugares del sistema solar también han despertado el interés de los científicos en la búsqueda de vida extraterrestre. Entre ellos se encuentran la luna Europa de Júpiter y Encélado de Saturno, ambos cuerpos celestes con océanos subterráneos que podrían albergar vida microbiana. 

También Titán, la luna más grande de Saturno, con su abundancia de compuestos orgánicos y la presencia de un ciclo de metano similar al ciclo del agua en la Tierra, se considera un candidato prometedor para la búsqueda de vida. Por último, Venus, con su alta presión atmosférica y su actividad geológica, también se está explorando como un posible lugar para la vida en el sistema solar.

Facebook Comments