PROTEJAMOS LA BIODIVERSIDAD

Martina Di Paula López, Universidad Complutense de Madrid, Málaga

El suelo que habito ha cambiado de color. Del verde al marrón. Del marrón al gris. La plaga del hormigón desplaza a la naturaleza cada vez más lejos. Sin agua, sin tierra, sin aire y, por tanto, sin vida. El ecosistema se ha transformado, más árido y más seco, sin el equilibrio sustentador. El territorio que habito está lleno de casa vacías, de vida desplazada. Nos une la huida, la progresiva extinción. Se han echado a personas, se ha ganado espacio a las especies vegetales y animales autóctonas.

En el mundo, las cifras hablan de veinte millones de desplazamientos de personas anuales. Cada día, más de 150 especies desaparecen. Cifras oficiales, números que asustan y aumentan con el paso del tiempo. Extinción de especies y poblaciones, de todos los diversos tipos de vida. La desaparición de ecosistemas naturales por productivos, la contaminación y la sobreexplotación han dado paso al aumento del nivel del mar, la desaparición de glaciares, de corales y el auge de fenómenos climáticos extremos entre sequías y tormentas.

Esta situación no nos afecta a todos los seres por igual, las desigualdades se incrementan. Las personas que habitamos el suelo, el territorio, nos hemos organizado. Decidimos que en la pequeña porción de tierra que quedaba en ese barrio tan densamente poblado vamos a celebrar la vida. Nos planteamos una utopía realizable, resignificar un espacio de resistencia al gris y reverdecerlo. Recuperar la vida, la nuestra y la de la fauna y flora con la que cohabitamos. Cada vez hay menos tiempo, más urgencia, para que no sigan desapareciendo, para que no sigamos desapareciendo.

Aunque la primavera muere, la acción colectiva brota. Hablo del Bosque Urbano Málaga, una propuesta en marcha de espacio forestal con especies vegetales autóctonas mediterráneas. Una plataforma ciudadana, nacida de la comunidad vecinal. Algarrobos, encinas, olivos, acebuches, y pinos piñoneros y carrascos que propician la acción ciudadana y los puntos de encuentro. Vegetación donde se instalaron nidos para las aves de la zona, para que vuelvan las golondrinas y vencejos. Una laguna natural que restaure el ecosistema. Construir otro futuro posible es esencial en un contexto de incertidumbre donde pongamos en valor el tiempo. El jardín de Epicuro era un espacio de intercambio, de conversación. Nosotras plantamos un bosque. Una arboleda nativa y autóctona. Adaptada al territorio y en conversación con el mismo. La biodiversidad es vida, y la vida es diversa. Se debe dialogar, para darle la centralidad necesaria. Se trata de construir y cuidar colectivamente el hábitat que habitar. 

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LOS AYUUKJÄ’ÄY: AQUELLOS QUE HABLAN LA LENGUA DE LAS MONTAÑAS 

Isabel Gestí Urpí, Universitat de Girona

En la Sierra Mixe del noreste de Oaxaca viven unos pueblos abrazados por las montañas. En la parte alta, entre bosques de niebla, conviviendo con la naturaleza, se encuentran los mixes. Una cultura indígena con más de dos mil años de antigüedad, que todavía conserva su lengua, sus costumbres y sus rituales. Van en busca de su espiritualidad entre los pájaros, las montañas, los manantiales y el maíz. Sienten un gran respeto por el entorno natural que los rodea, muchos de sus habitantes aún cultivan sus propios alimentos, con técnicas y semillas tradicionales. Entienden que la conservación y el uso sostenible de los recursos es una forma de preservar la estabilidad de los ecosistemas y que acaba repercutiendo positivamente en su comunidad. No agotan los recursos, sino que mantienen vivos los procesos biológicos.

En la actualidad, las formas de vida antiguas están resultando ser más respetuosas con el medioambiente en comparación con las de las sociedades más industrializadas. Las huellas que se están dejando se traducen en desiertos, en la pérdida de ecosistemas y en el cambio climático, que agotan los recursos esenciales y ponen en peligro las condiciones para la vida humana en la Tierra. El ser humano se ha alejado de la naturaleza a lo largo de la historia y ha perdido el vínculo con todo aquello que le da la vida, adoptando una mirada antropocéntrica y priorizando el beneficio económico antes que el bienestar de los espacios naturales. Es por eso que aquellas regiones que todavía conservan un vínculo estrecho con la naturaleza, que conocen las plantas y los animales, que no destruyen y no colapsan la fertilidad de la tierra, que entienden la importancia de cuidar del equilibrio natural, pueden ser más autosuficientes, prolongar los recursos en el tiempo y afrontar algunos de los problemas ocasionados por el cambio climático. Y nos dan muchas claves para poder mejorar como sociedad.

Si cada vez consumimos más productos de proximidad y de comercio justo, estaremos ayudando a reducir la contaminación y apoyando proyectos respetuosos con el medio ambiente y las personas. Es importante cambiar la mirada, y dejar de situar al ser humano en el centro de todo, reconocer el gran valor de la naturaleza y entender que cuidarla y preservarla es esencial. Formamos parte de un gran ecosistema, donde nuestras acciones influyen y tienen sus consecuencias. Todo lo que hacemos acaba repercutiendo en nosotros. El reto del cambio climático es el mayor reto histórico que afrontamos hoy en día. Si utilizamos nuestra inteligencia y tecnología para crear alternativas más sostenibles en todos los ámbitos de la sociedad, podremos revertir esta situación y tener una relación más saludable con nuestro hogar, el planeta Tierra.

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EL VERDADERO EFECTO MARIPOSA

Diana Illa Cruz, Universitat Autònoma de Barcelona.

Clara viaja cada otoño hacia al sur. Junto a su gran familia, recorre miles de kilómetros hasta su destino. A Clara y a los suyos no les gusta el frío, por lo que se instalan en áreas boscosas, cálidas y abundantes en alimentos. Las generaciones anteriores han trazado el camino hasta un lugar seguro. Sin embargo, esta vez será muy diferente. Cuando Clara llegue, no tendrá donde quedarse. El sitio que antes acogía miles de altísimos oyameles ya no existe. En su lugar, hay un terreno devastado, negro, quemado y sin vida.

Desgraciadamente, esto es el final para Clara y su familia. Y es que, sin bosque, no pueden hibernar, ni tampoco alimentarse. Como ella, el resto de las mariposas monarca, que salen en busca de un sitio al que emigrar y nunca lo encuentran. Este es el catastrófico efecto de la acción humana, que acaba con los hábitats naturales de las mariposas monarca y muchas otras especies, cada vez más rápido.

Según la UICN, la población occidental de estas mariposas ha disminuido un 99,9% en las últimas dos décadas. Esto debería preocuparnos mucho, pero ¿por qué? Las mariposas monarca se sostienen mediante la polinización de las plantas. Sin ellas, igual que sin muchos otros insectos también amenazados, corremos el riesgo de quedarnos sin alimentos. Y no solo a nosotros, su desaparición también afectaría a otras especies que se benefician de sus tareas. Este es el efecto mariposa que causa alterar la biodiversidad.

La diversidad biológica es lo que sostiene la vida en la Tierra. Se trata de una red de seguridad en nuestros ecosistemas basada en la interconexión entre especies, genes y ecosistemas, que crea un equilibrio vital para el bienestar de todos los seres vivos. La biodiversidad garantiza la estabilidad en los hábitats, proporcionando alimentos y recursos naturales esenciales para la vida en el planeta. Las especies dependen unas de otras para sobrevivir, incluyendo los humanos. Sin embargo, desde que apareció la humanidad, la rapidez con la que se extinguen las especies se ha multiplicado por mil. La desaparición masiva de especies desestabiliza el funcionamiento del ecosistema. Y es que, por muy pequeño que pueda parecer un insecto como la mariposa monarca, no debemos subestimar el alcance de su función biológica.

Actualmente hay hasta un millón de especies en peligro de extinción, según PIBSE. Proteger y conservar la biodiversidad es crucial para asegurar un futuro sostenible para todas las formas de vida, incluyendo la nuestra. Si queremos imaginar un futuro sostenible, es imprescindible considerar la biodiversidad como un pilar fundamental. Y es que luchar contra el cambio climático significa también luchar contra el deterioro de los hábitats naturales y contra la extinción masiva de especies. A los humanos nos interesa conservar la biodiversidad porque nuestra sostenibilidad como especie depende de ella. No podemos pensar en la biodiversidad como una cosa externa a nosotros, algo que encontramos viajando incontables horas. Los humanos somos parte de la biodiversidad, aunque la estemos destruyendo. Clara es una mariposa monarca, pero pronto podrías ser tú.

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LA PÉRDIDA DE LO COMÚN

José Barberá García, Universidad de Murcia.

En medio de una crisis de biodiversidad, la palabra común o vulgar pierde su significado. Especies tan comunes en nuestras ciudades como el gorrión común o la golondrina desaparecen de nuestro día a día. Con decrecimientos de la población del 21% en los gorriones o de hasta el 51,1% en el caso de las golondrinas, estamos hablando de una pérdida de 30 y 15 millones de individuos en una y dos décadas, respectivamente. La utilización abusiva de insecticidas, la destrucción de sus nidos en época de cría o la alta urbanización… son entre muchas algunas de las principales causas de su desaparición.

El silenciamiento de nuestros pueblos y ciudades tiene que ser una llamada de atención, una llamada de atención a la inacción de nuestra sociedad frente a la pérdida de biodiversidad y la crisis climática. Las generaciones de jóvenes se tendrán que enfrentar a esta situación y la era digital nos da la oportunidad de ser una de las mejor preparadas para afrontar esta gran responsabilidad. Con solo un clic podemos conocer nuestro impacto en la naturaleza, las causas negativas de utilizar insecticidas o lo que depende nuestra economía de un ecosistema sano y resiliente. Con un solo clic podemos conseguir uno de los pilares de la conservación, la concienciación.

La situación actual se puede cambiar, hay alternativas, desarrollos económicos compatibles con la conservación de la naturaleza. La agricultura regenerativa cada vez más se abre paso en un sector dominado por las técnicas intensivas, una forma de producir que se centra en restaurar y mejorar los ecosistemas agrícolas a través de: la reducción de agroquímicos, la diversificación de cultivos y la integración de árboles y arbustos. Estas medidas aumentan la disponibilidad y diversidad de insectos, lo que lleva a un aumento de la disponibilidad de comida para las aves. No es solo un cambio de mentalidad económica, sino cultural y artística. La denuncia ciudadana de destrucción de nidos, la oposición a la eliminación de los espacios verdes o el apoyo a la peatonalización de las ciudades. Estas iniciativas ciudadanas y estatales muestran un cambio de visión que ya está ganando fuerza.

Actualmente, nos encontramos en un punto clave de nuestra historia, en frente de lo que los científicos llaman la sexta extinción masiva. Nunca hemos sido tan conscientes del peligro y las consecuencias de las acciones de nuestra especie, pero al mismo tiempo nunca hemos estado tan preparados para afrontar esta situación. Es nuestro momento de tomar acción, está en nuestra mano el cambiar la dinámica conformista y cortoplacista que ha seguido el ser humano. Es nuestra oportunidad para que el cernícalo vuelva a ser vulgar y el vencejo común, es nuestra oportunidad para que la palabra común recupere su significado.

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EL DESTINO DE LAS ‘ISLAS AFORTUNADAS’

Argelia Rodriguez Brito, Universidad Rey Juan Carlos.

Canarias es uno de los espacios naturales con mayor biodiversidad del mundo. En esta tierra, que cuenta con más de 3.600 especies y 600 subespecies endémicas, ya no quedan dudas de que las islas son una fortuna para sus residentes y un paraíso para los que se quieren acercar a ellas. El pueblo canario, que tal y como señalaba Benito Cabrera, es volcán, salitre y lava, ha visto cómo su tierra ha ido cambiando a lo largo de los años. Pese a las ventajas que haya podido ofrecer el turismo, es necesario tener en cuenta que este turismo masivo ha destruido una gran parte de hábitats naturales. Donde antes había pequeños pueblos de pescadores ahora hay cientos de hoteles a primera línea de playa. Los jóvenes, que son el futuro, tienen que preguntarse si están dispuestos a ver cómo se destruye la tierra que los vio nacer.

El océano es uno de los más afectados en esta lucha. En él, los microplásticos son el mayor enemigo. Tan solo en 2019 Canarias produjo 3,8 millones de toneladas de basura. Además, es importante tener en cuenta que las islas son consideradas un “punto caliente” de biodiversidad. Es decir, debido a las corrientes marinas, una gran cantidad de microplásticos termina en las costas canarias, lo que daña aún más el ecosistema marino del Archipiélago.

Sin embargo, esta situación, junto con el cambio climático, no es una novedad. Se sabe que el ecosistema de las Islas Canarias se encuentra en un estado crítico. Pero este tema no está presente en la agenda setting de lo medios y, si lo está, siempre es de cara a cómo afectará a las personas; la salud pública, la calidad del aire, las tierras y la alimentación.

Hay miles de millones de víctimas silenciosas que se ven afectadas por el turismo masivo y la basura que provoca. Algunas de estas víctimas como la foca monje, la langosta pintada o el cachalote se encuentran en peligro de extinción. Así, todo el ecosistema marino y la vida que habita en él sufre cada día más y más por la acción humana. ¿Llegará el día en el que no solo nos sensibilicemos con nuestros semejantes sino también con el planeta en el que vivimos y los demás seres que habitan en él?

Es hora de afrontar la situación y, para ello, no es solo necesaria una reducción del uso de plásticos en los hogares. Es verdad que las pequeñas acciones conllevan grandes cambios, pero también hay que tener en cuenta quién toma las decisiones. El modelo turístico, que se relaciona directamente con el modelo económico, es el principal agente ante el que los jóvenes nos debemos rebelar. Se culpa al consumidor que carece de opciones para producir el cambio. Es injusto dejar todo en manos de las personas que confiaron en que su tierra sería respetada. Estamos apuntando con el dedo al responsable equivocado. 

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