Los múltiples bosques que habitan la Tierra son un ecosistema imprescindible. Actúan como una especie de pulmón purificador del aire de nuestro planeta, capturando el CO2 y produciendo toneladas de oxígeno al año. Además, albergan aproximadamente el 80% de la biodiversidad terrestre. 

Pero no todos los bosques son iguales. De hecho, en la superficie forestal mundial podemos diferenciar 4 tipos de bosques de características muy diferentes entre sí, que se ubican según las distintas zonas climáticas.

En latitudes medias tanto del hemisferio norte como sur, zonas donde las temperaturas son típicamente moderadas y con cambios estacionales marcados, predomina el bosque templado, un tipo de bosque variopinto donde encontramos árboles caducifolios, coníferas y frondosas. 

Este tipo de entorno es un lugar óptimo para localizar hayedos, un bosque que se caracteriza por estar compuesto principalmente por la agrupación de un tipo específico de árbol del que de seguro has oído hablar: el imponente haya. 

DE UN HAYA A Los grandes HAYEDOs del mundo

El nombre científico del Haya común es Fagus sylvatica, una especie arbórea de la familia de las Fagáceas, a la cual pertenecen también otros conocidos árboles como los robles, los castaños o las encinas. 

A grandes rasgos podríamos definir el haya como una de tantas especies caducifolias que vive en valles o zonas montañosas con suelos profundos donde puede desarrollar su sistema de raíces. La corteza es lisa y grisácea, envolviendo un robusto tronco que crece con rectitud hasta los 30 e incluso los 40 metros de altura, y que vive durante más de 250 años. En el tercio superior, su copa se presenta normalmente frondosa, llena de hojas pequeñas, ovaladas y onduladas en su contorno. 

Sin embargo, esta descripción nos estaría privando de toda su magia pues, al fin y al cabo, los hayedos construyen un paisaje que ha inspirado poemas y cuentos de hadas, y que incluso ha sido declarado en algunos casos como Patrimonio Mundial por la UNESCO. 

Un árbol espectacular

Además de tener una presencia majestuosa, los cambios por los que pasa el haya durante las distintas estaciones del año convierten a los hayedos en un bosque de gran belleza, independientemente de cuando los visites. Su follaje, de un verde intenso durante gran parte del año, se torna rojizo, pardo o amarillo en otoño y termina desprendiéndose de las ramas para cubrir el suelo del bosque con un manto de colores, dejando el árbol prácticamente desnudo en invierno. 

Aun así, parte del encanto de los hayedos proviene de la forma en la que crece su copa: si encontramos un haya aislada es probable que veamos una copa abierta, ovalada pero irregular. En cambio, cuando el árbol forma parte de un hayedo su copa crece de forma cilíndrica para poder ordenarse con sus vecinos, cubriendo la mayoría del techo del bosque con la densidad de sus hojas y dejando pasar solamente unos pocos rayos de sol, que crearán preciosos contrastes de luces y sombras.

Gran cantidad de setas y otros organismos que necesitan poca luz y una humedad considerable suelen crecer en hayedos, sobre todo durante la temporada de recolecta. Todo esto, en su conjunto, pinta la imagen que convierte a los hayedos en el bosque otoñal por excelencia

Pero su excepcionalidad no termina aquí: la corteza del haya tiene propiedades medicinales antisépticas y depurativas que ya en el pasado se habían usado para tratar síntomas como la diarrea, afecciones digestivas, fiebre o para curar heridas. Estos atributos se han especializado con el tiempo para seguir usándose en la medicina moderna. 

No es de extrañar que un árbol de características tan espectaculares haya sido usado por varias culturas a lo largo de la historia como símbolo de sabiduría, longevidad y protección

Una belleza bajo amenaza

Todavía hay un motivo más que explica por qué los hayedos son tan especiales a día de hoy, y no es precisamente positivo: cada vez quedan menos.

El cambio climático está afectando a las condiciones ambientales preferidas por el haya, impidiendo su proliferación. En lugares donde antes solía haber hayedos ahora crecen otras especies mejor adaptadas a la sequía y las temperaturas medias más elevadas. Su crecimiento, por tanto, ha disminuido drásticamente en los últimos años. 

Por otra parte, la tala es un gran problema para esta especie en concreto debido a la calidad y resistencia de su madera, que se usa para construir muebles, instrumentos, y otra gran cantidad de objetos. 

Es importante entender que estos bosques son un gran recurso natural para combatir el cambio climático y, además, son el hogar de una gran cantidad de especies de fauna y flora. Su conservación dependerá, por tanto, de cómo interactuamos con ellos y con el medio ambiente en general. 

¿Dónde podemos encontrarlos?

Los hayedos son originarios del continente Europeo, especialmente en zonas centrales y occidentales, aunque pueden encontrarse también en otros lugares de forma espontánea, como en alguna zona de Norteamérica.

El Parque Nacional de Paklenica, en Croacia, es hogar de uno de los más antiguos hayedos de Europa. En Italia, los Parques Nacionales de Abruzzo, Lacio y Molise albergan hayedos de casi 600 años.

Pero España es también, sin duda, un buen país donde disfrutar de este tipo de bosqueEl mayor hayedo de Europa se encuentra en el Parque Natural Saja-Besaya, en Cantabria, pero además podremos disfrutar de paseos otoñales en las comunidades de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid, Navarra, el País Vasco o el norte de Cataluña.

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