2023 es un año especial para la exploración espacial. Y es que, llevando su tecnología al límite, 5 son las misiones espaciales que planeadas por diferentes países buscan este año alcanzar nuevamente nuestro satélite. 

La Luna, sin embargo, siempre ha formado parte de los anhelos más profundos del hombre. Uno de los primeros en imaginarse a los seres humanos en la Luna fue el escritor Luciano de Samosata en el siglo II d.C., quién en sus Relatos Verídicos cuenta como él y sus compañeros son arrastrados a nuestro satélite por vientos huracanados. Desde entonces, autores y artistas como Julio Verne, H.G. Wells, Juan Ramón Jiménez o George Méliès han tomado la Luna como elemento fundamental de algunas de sus obras, otorgando a la Luna en la literatura, la poesía o el cine, el mismo papel central que preside nuestro satélite en el firmamento. 

Pero como no podía ser de otra manera, una de las disciplinas que más nos han acercado los detalles y secretos de la Luna, bien desde un plano artístico o científico, es la fotografía; y un ejemplo de ello es esta maravillosa instantánea capturada por el fotógrafo Juan Méndez Quesada en la isla de Lanzarote. 

Méndez narra como capturar este momento no fue tarea fácil: «pasé varios meses recorriendo diferentes lugares de la isla de Lanzarote buscando el lugar idóneo para la toma. No encontrábamos piedras planas con la altura adecuada y unas medidas proporcionadas con el tamaño del escalador. Además también debíamos coordinar que, durante su tránsito, la Luna quedara perfectamente encuadrada detrás de este». 

«En aquellos lugares con posibilidades para la imagen siempre aparecían la bruma, la calima o algunas nubes en el horizonte que dificultaban la fotografía», continúa. «Tras diferentes intentos a lo largo de varios meses recorriendo la zona norte de la isla, al final dimos con Guinate. Mi buen amigo Jesús, hizo gala de una paciencia infinita montando y desmontando el equipo en incontables ocasiones y esperando el momento idóneo durante decenas de sesiones. Pero al final, el trabajo dio sus resultados: fueron varias jornadas de madrugares, planificación y espera hasta encontrar el momento perfecto en que el escalador, la Luna, las nubes y demás elementos encajaran de forma correcta». Es la historia de un personal y particular viaje a la Luna; uno que, como no podía ser de otra forma, siempre entraña una aventura. 

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