Un grupo de investigadores internacionales dirigido por la bióloga Magdalena Żernicka-Goetz, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, ha logrado concebir embriones humanos artificiales a partir de células madre, una hazaña revolucionaria que supera la necesidad de óvulos o esperma para realizar el proceso.

Las estructuras prototipo, cada una originada de una única célula madre embrionaria, llegaron al inicio de una etapa crucial en el desarrollo conocida como gastrulación.

Durante esta fase, el embrión deja de ser una capa continua de células para comenzar a formar distintas líneas celulares y a establecer los ejes primordiales del cuerpo. En este momento, el embrión aún no posee un corazón que late, intestino o rudimentos de cerebro, pero el modelo reveló la existencia de células germinales, que son las células precursoras de los óvulos y el esperma.

La investigación se presentó en la reunión anual de la International Society for Stem Cell Research y aún no ha sido revisada por pares o publicada.

¿PARA QUÉ SIRVE?

Es importante recalcar que estos no son embriones sintéticos, sino modelos de embriones. Aún estamos muy lejos de crear bebés artificialmente. Estas son estructuras, pues, que pueden imitar algunas de las características de un embrión normal

Los científicos señalan que estos embriones prototipo, similares a los de las primeras etapas del desarrollo humano, podrían ofrecer una visión esencial sobre el efecto de los desórdenes genéticos y las causas biológicas de los abortos espontáneos recurrentes.

Esta investigación también podría contribuir en la investigación sobre por qué numerosos embarazos fracasan alrededor de la fase que estos embriones artificiales emulan. Al poder estudiar estos momentos iniciales en un entorno de laboratorio, tendríamos la capacidad de entenderlos de manera mucho más profunda.

PROBLEMAS ÉTICOS

Sin embargo, la investigación también suscita importantes dilemas éticos y legales, dado que las entidades producidas en laboratorio no están contempladas por la legislación actual en el Reino Unido y la mayor parte de otros países.

Como advirtió Rachel Ankeny, investigadora de bioética en la Universidad de Adelaide y ajena a la investigación, actualmente los científicos se adhieren a una «regla de los 14 días» que restringe la utilización de embriones humanos en el laboratorio, estipulando que dichos embriones sólo pueden ser cultivados in vitro durante un máximo de dos semanas.

Normativas como ésta, y otras nuevas que podrían surgir a medida que la investigación avanza, nos instan a reflexionar sobre cuestiones fundamentales como cuándo determinamos que la ‘vida’ comienza en un organismo, y qué tan semejante a un embrión humano debe ser un embrión sintético antes de que se le considere esencialmente idéntico.

Facebook Comments