PESTAÑA j7-mallorca-barcelona-liga22/23 Crónica 5 Lewandowski es una manta infinita, tan larga que incluso arropa al Barça en sus noches más flojas. Así fue en Mallorca, donde los azulgranas se llevaron tres puntos merecidos por el mero hecho de tener en su plantilla a un delantero tan gigantesco como el polaco. Entre tanta lesión y pierna dubitativa, el ariete se convirtió una vez más en el único colmillo del equipo de Xavi. Sumó su gol número 12 en tan solo nueve partidos oficiales con los azulgranas y prolongó la buena racha de los suyos en el campeonato liguero, seis victorias consecutivas. Junto al polaco, Gavi fue pulmón de fondista y Ter Stegen un muro en plena forma. La plaga de lesiones obligó a Xavi a desempolvar unos versos para su once que parecían prohibidos. Piqué y Alba , vacas defenestradas, fueron titulares ante un Mallorca que se presentó bien arropado en defensa y con malas intenciones en ataque. Se movían bien los baleares mientras el Barça edificaba rotondas en su circulación con la esperanza de encontrar una grieta. Espesos primeros pasos de los azulgranas en el duelo, sometidos a un Mallorca que acumulaba las primeras ocasiones. Aguirre optó por construir una jaula para retener al águila real que es Lewandowski. El astro polaco, que recibía por momentos un marcaje al hombre de los diferentes defensas locales, mostraba añoranza por el balón con el paso de los minutos, tanto que incluso bajaba hasta la medular para sentir su tacto con más regularidad. Se daba contra un muro el Barcelona, se quedaba sin ideas y se convertía en una suculenta presa para los isleños, que tejían emboscadas a la mínima oportunidad. Pero al ex del Bayern, no le hace falta ni una ocasión para agujerear la red. Tras un buen regate de Ansu Fati en banda y un pase en profundidad, ocurrió lo que parece que será una constante esta temporada. Lewandowski recibió, se adentró en el área, tejió un recorte excelso y casi pincha el balón con un potente disparo al palo largo, duro, violento, al que nunca pudo llegar Rajkovic. La sensación es que incluso en el día más aciago e impreciso, el Barça, con el polaco, siempre opta a la victoria. Pese al tanto, los catalanes seguían somnolientos. Las amarillas caían de su bando y Jaume Costa, ante el despiste de la defensa visitante, estuvo a punto de hacer el empate si no fuese por Ter Stegen, que recalcó con una de sus clásicos y plásticos gestos su buen momento de forma. Al descanso, los azulgranas mandaban pero sin ningún alarde, más bien todo lo contrario. COMPONENTE Ficha Crónica 2301652 Un calco de la primera parte fue el inicio de la segunda. Gavi se volvía ejército de un hombre para intentar frenar las corales acometidas locales y Ter Stegen se transformaba en paraguas contra los remates de Muriqui . Se tomaba a la ligera el Barcelona el fuego que desprendía el Mallorca, y en cualquier momento podía quemarse pese a que tampoco titubeaba en demasía. Los catalanes eran conformismo y especulación y los baleares ganas y falta de contundencia. El encuentro se volvió pantanoso. El duelo de realidades y el desgaste físico comenzaron a hacer mella en el pulso del partido, que se desinflaba pese a que todavía quedaba media hora de juego. Xavi sacó el desfibrilador y puso sobre el césped a Pedri y Raphinha , de los mejores en el equipo azulgrana en este inicio de temporada. Lewandowski continuaba escribiendo diabluras con una mezcla improbable de finura técnica y poderío físico, mientras que el Mallorca, como una hoguera a altas horas de la madrugada, se apagaba. Kang In Lee dio un susto crepuscular, pero el Barça, ante la tensión, fue mar tranquilo.

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