La polémica arbitral de otros años se centraba, una jornada sí y otra también, en las manos dentro del área. El sábado en Balaídos se sancionaron correctamente como penalti la de Tapia y la de Militao. Eso sí, en ambos casos el balón iba hacia portería y por tanto se debía sancionar con cartulina amarilla a los infractores. Tapia la vio, pero Militao no. En Mallorca, el VAR avisó de forma acertada a González Fuertes de que una mano de Battaglia debía ser sancionada como penalti. Este año se quería mejorar en la protección a los jugadores, castigar el juego brusco grave y las conductas violentas. Se expulsó por eso a Sergi Gómez por una supuesta agresión a Camello, en el Espanyol-Rayo. No me lo pareció. Aunque el balón no está a distancia de ser jugado, me parece que es un golpe en el pecho , no en la cara , y por tanto amarilla. Sin embargo, Ocampos sí merecía la roja por su dura entrada sobre Olaza en el Sevilla-Valladolid. Sólo fue amonestado. Y además desató una tangana que derivó en tres expulsiones. La entrada brutal de Ocampos sobre Olaza Y luego están otra vez los famosos penaltitos. Se sancionó uno de Battaglia a Fekir en el Mallorca-Betis, de risa. Pero no uno de Nianzou a Guardiola, en el Sevilla-Valladolid, al considerarse mínimo el contacto. Aciertan en no sancionar. Esta desigualdad de criterios es donde más se debe trabajar. Un partido que tuvo mucho que arbitrar fue el Atlético-Villarreal. El gol anulado a Gerard Moreno, bien anulado. Aunque el balón le golpee de forma involuntaria en la mano, el árbitro tiene que invalidar el tanto inmediatamente. Bien expulsado estuvo Nahuel Molina. Golpea voluntariamente a Baena con un medio empujón-puñetazo. Sí tuvo que mostrarle la segunda amarilla al agredido por ir desplazando el balón lejos de donde se debía sacar la falta. Pero lo más incomprensible es cómo no tenemos el sistema Ojo de Halcón para poder asegurar al 100% si un balón traspasa la línea de gol. El cabezazo de Carrasco que para Rulli en el Villarreal posiblemente no entra del todo, pero no se acaba de comprobar científicamente. En el Real Sociedad-Barça, Munuera anula bien un gol a la Real. Aunque Le Normand no toca la pelota, su entrada al remate hace dudar a Ter Stegen e influye en el lance. Y estaba en fuera de juego. Pero le perdona a Dembelé una expulsión injustificable: codazo a Aihen clamoroso. Y era el minuto 12. Muchos errores, demasiados, en la jornada 2.

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