El Profesor de zoología experto en genética Hamish Spencer se encontraba de vacaciones en Colombia cuando un ornitólogo aficionado, John Murillo, le señaló un ejemplar de mielero verde (Chlorophanes spiza) que tenía una apariencia muy extraña: tenía la mitad del plumaje verde y la otra mitad azul, exhibiendo un color de cada sexo: el verde propio de las hembras y el azul característico de los machos.

Este extraño fenómeno recibe el nombre de ginandromorfismo bilateral, y generalmente se registra en especies animales que presentan un fuerte dimorfismo sexual (distinta forma o color en función del sexo), un rasgo que se da con mayor frecuencia en insectos, sobre todo mariposas, así como en crustáceos, arañas, e incluso lagartos y roedores, pero que es extraordinariamente raro en el mundo de las aves. El caso de este ejemplar, por ejemplo, es el segundo documento en más de 100 años.

¿Qué es el ginandromorfismo?

Un organismo ginandromorfo es aquel que presenta tanto características masculinas como femeninas. El término, procedente de la voz griega ‘gyne’ (hembra) y “andro” (macho), se usa principalmente en el mundo de la entomología. Biológicamente se trata de quimeras, pues tienen tejidos masculinos y femeninos en el mismo cuerpo distribuidos en distintas partes.

Así, el ginandromorfismo bilateral se da cuando presentan mitades bien diferenciadas que presentan rasgos de cada sexo, como es el caso de esta extraña ave, mientras que en el caso del ginandromorfimo no bilateral, los individuos resultantes presentan un mosaico de caracteres masculinos y femeninos. 

¿Macho o hembra?

A simple vista puede parecer que estas aves tienen la mitad del cuerpo de cada sexo, pero, en realidad, cada mitad presenta tanto rasgos masculinos como femeninos. Los científicos creen que en este caso el ginandromorfismo se debe a un error durante la meiosis (la división celular) del óvulo, lo que da lugar a una doble fecundación por distintos espermatozoides.

Como consecuencia, un lado del ave tiene células femeninas heterogaméticas (con cromosomas sexuales de distinto tipo) y el otro células masculinas homogaméticas (con cromosomas sexuales del mismo tipo). Tampoco significa que sean hermafroditas, esto es, cuando un animal presenta órganos genitales masculinos y femeninos funcionales.

Los ejemplares ginandromorfos bilaterales presentan características de ambos sexos, con lo que pueden tener órganos reproductivos masculinos y femeninos, aunque no son operativos. Los científicos que encontraron esta rara avis no pudieron documentarlo, pues no capturaron el ejemplar.

«No sabemos si los órganos internos coinciden con el plumaje o no. Ni siquiera sabemos si el ave es capaz de reproducirse, pero si lo hiciera, actuaría como macho o como hembra, no como ambos», explica Hamish Spencer a National Geographc España a través del correo electrónico.

Sea como fuere, el hallazgo, prácticamente único en el mundo, es de vital importancia para mejorar nuestra comprensión sobre el sistema de determinación del sexo de estas aves, así como su comportamiento sexual. El zoólogo espera que este descubrimiento ayude a poner en valor las rarezas que se encuentran en la naturaleza, ya que siempre revelan algo interesante que desvelar a la ciencia, y anima a sus colegas a encontrar el primer caso de ave ginandromorfa en Nueva Zelanda. 

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