Railay es una península aislada de la tierra firme por una frondosa vegetación de manglares y una hilera de acantilados. Pináculos de caliza que se elevan sobre el mar de Andamán y donde escaladores de todo el mundo trepan por escaleras que solo ven ellos. Paredes accesibles para todos los niveles en un entorno poco habitual para personas como Dani, que recuerda los días que pasó en Railay escalando en la selva, en la playa y en un islote en medio del mar. Qué pena que ese clima o lluvioso o caluroso no sea el mejor para estar pegado a una roca en alguna de las casi 700 vías de escalada abiertas en los acantilados. Un escenario que se completa con playas de arena fina y de agua color esmeralda que también disfrutan los que no se empolvan las manos con magnesio.

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