Puestos a seleccionar aún más, de la Isla Sur me quedaría con su costa Oeste, el territorio más salvaje y bello de un país que ha hecho de la naturaleza su seña de identidad. Los bosques templados se extienden hasta tocar el mar de Tasmania. Y entre ellos se cuelan varias lenguas de hielo colosales: el glaciar Tasman, el mayor de todos, que baja desde el monte Cook y cuya lengua se prolonga durante 27 kilómetros. O los glaciares Fox y Franz Josef, más cortos que aquel, pero más escenográficos aún. 

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