Ha sido una pequeña tormenta perfecta: el ansia por salir al aire libre y entrar en contacto con la naturaleza y la montaña, el intenso calor y cambio climático que está alterando las condiciones en las cumbres y, también hay que decirlo, una buena porción de imprudencia de aquel que se aventura a subir sin el conocimiento necesario. Los accidentes este verano han aumentado y, por consiguiente, los rescates también.

Repasando la situación en cada pico o sistema montañoso de nuestra geografía, construida a base de dientes de sierra, la situación más inquietante se encuentra en el Aneto, el rey de los Pirineos con sus 3.404 metros. Tras un 2021 en el que los rescates se elevaron hasta cifras récord, el verano de 2022 ha empezado si cabe peor, y los expertos de la zona han lanzado una voz de alarma para pedir prudencia y un poquito más de cabeza: con seguir cuatro o cinco reglas, la excursión terminará respondiendo a las expectativas.

El porqué de tanto accidente obedece al nombre de ‘hielo negro’ y la explicación corre a cargo de Fernando Navarro, jefe del Grupo de Rescate en Alta Montaña de Jaca: «El glaciar del Aneto está compuesto por una capa de hielo durísimo formada desde hace cientos o miles de años. Es la llamada capa glaciar o hielo negro. Por encima se forma otra pequeña capa de nieve de varios centímetros que es donde pisan los montañeros y avanzan con sus crampones. Esta capa permanece hasta finales de verano, desaparece por las temperaturas y deja paso al hielo negro. Pero este verano ha hecho muchísimo calor y el hielo negro ya ha aparecido, es durísimo e incluso dominando la técnica de crampones, es muy difícil avanzar porque no puedes clavar, te resbalas y caes hacia abajo, con consecuencias que pueden ser muy muy graves».

La solución que da Fernando Navarro desde hace ya varias semanas es sencilla, aunque no todos la siguen a pies juntillas: «Pedimos a la gente que no vaya, que se informe, y que si suben accedan a la cumbre por el ibón de Salterillo, así se evitan el Portillón y pasar por el glaciar, pisando el hielo negro».

Las señales de la montaña

La tragedia en Italia, con al menos 7 montañeros muertos y más de una decena de desaparecidos tras una avalancha provocada por la caída de un glaciar, ha aumentado la inquietud y la pregunta sale sola: «No, este accidente no podría darse en el Aneto, porque las condiciones de este glaciar son diferentes, no es vertical, y nosotros no tenemos seracs. Los seracs son enormes volúmenes de hielo que quedan colgados en el vacío a una gran altura. La parte baja está en ladera y la alta casi colgando. La semana del accidente había una ola de calor en Italia e imagino que el serac se resquebrajó y todo ese volumen cayó como una avalancha por la ladera. Aquí, excepto en el norte del Monte Perdido, no tenemos seracs».

Preveer un accidente de este tipo no es una ciencia perfecta, aunque hay pistas para evitarlo. «No se puede saber exactamente cuando va a pasar -apunta el jefe del GREIM de Jaca- pero si hace mucho calor, por ejemplo, siempre hay que intentar evitar pasar a las horas intermedias del día. Por eso las expediciones normalmente salen a primera hora de la noche, a la una de la mañana, cuando el hielo no está sobrecalentado. El accidente en Italia fue sobre el mediodía, cuando a 3.000 metros en esa cima la temperatura era de 10 grados, algo increíble, Los glaciares van dando señales de su estado, y eso lo saben los montañeros y la gente del lugar».

«Hay pocas reglas, pero te pueden salvar la vida en la montaña»

Luis Alberto Hernando, varias veces campeón del mundo de trail running, experto montañero y miembro del GREIM en Pamplona, abunda en una serie de consejos para evitar sustos: «Es muy sencillo. Antes de salir hay que estudiar un poco la meteo, ver si llevas el material necesario, el móvil, y no salir solo. Son pocas reglas, pero luego te pueden salvar la vida allí arriba».

Su colega Fernando Navarro añade otra: «La gente tiene que saber si está capacitada para una excursión de este tipo. Muchas veces nos pasa que tenemos rescatar a gente que está prácticamente agotada. Si estás agotado, es porque no has planeado bien lo que ibas a hacer o porque realmente no estabas preparado, y hay que destinar una serie de recursos que quizás podrían ser más útiles en otra parte. Hay que tener precaución».

A la espera de que esa precaución sea tónica general, los rescates en el Pirineo este verano amenazan con batir récords: «Solemos hacer uno o dos a diario y llegamos a 14 o 15 el fin de semana durante el verano. Hay mucha gente en la montaña y entiendo que tras el Covid, se busca el aire libre y huir de las masas, pero esto no es un juego», coinciden tanto Hernando como Navarro.

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