Las dudas sobre la limpieza en el tenis profesional han aumentado después del reportaje publicado en el ‘Mail on Sunday’, cuyas conclusiones son temibles para la integridad de este deporte.

Según el periódico británico, algunos de los mejores tenistas del mundo fueron avisados sobre cuándo y dónde les iban a hacer los test antidopaje, permitiendo así que pudieran esquivarlos o elegir el momento más propicio para dar negativo. De facto, esto supone que permitían a sus tenistas tomar sustancias prohibidas ya que sabían cuándo les iban a controlar y, por tanto, cuándo esquivarlo.

La investigación apunta a varios torneos disputados entre 2019 y 2021, entre ellos Grand Slams como Roland Garros o US Open. Las alarmas saltaron cuando se descubrió que varios jugadores recibieron los horarios de los test de sangre que les iban a realizar en el último Masters 1000 de Miami, que acabaría conquistando Carlos Alcaraz.

El cambio de criterio sobre los test antidopaje

Un mensaje de Nicole Sapstead, directora del programa antidopaje de la Federación Internacional de Tenis (ITF), enviado unos días antes del inicio del torneo californiano señalaba que «las citas para proporcionar su muestra del ABP (el pasaporte biológico) serán entre las 09:00 y las 18:00 todos los días (entre el 19 y el 22 de marzo de 2022) y se asignarán por orden de llegada», algo que dio un margen notable para los tenistas de entre dos y cuatro días para saber cuándo les iban a hacer las pruebas.

El aviso de estos test es lo que ha hecho saltar las alarmas. El código antidopaje establecido por la AMA, asumido por todas las federaciones deportivas, establece de manera específica que «salvo en circunstancias excepcionales», los test se realizarán sin previo aviso. Es habitual que los deportistas se quejen de las horas intempestivas a las que les visitan los ‘vampiros’, que lo hacen precisamente para que no puedan hacer trampas.

Sin embargo, recientemente se creó la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA), una suerte de organismo teóricamente independiente a la ITF, la ATP, la WTA y todos los demás organizadores de torneos (que, a su vez, financian la ITIA). El objetivo de esta entidad es, entre otros asuntos, garantizar el buen gobierno en la gestión de los controles antidopaje o evitar amaños derivados de las apuestas deportivas.

Desde su creación, es la ITIA quien hace los controles y no la ITF, lo que ha derivado en una lucha política interna sobre el manejo efectivo del tenis mundial.

Ante el escándalo, la ITIA emitió un comunicado en el que explicó que, efectivamente, advierte a los jugadores sobre cuándo va a realizar los test con motivos meramente logísticos. «El objetivo es recopilar datos de tantos jugadores como sea posible para que tengamos el conjunto más amplio de datos para trabajar. Logísticamente, tiene sentido organizar esto por adelantado una o dos veces al año, para que podamos evaluar a tantos jugadores como podamos», destacan en el texto, citado por el portal ‘Punto de Break’.

La ITF está siendo señalada por una posible dejación de funciones, al ser el órgano superior reconocido por todos los actores que debería velar por la limpieza del deporte. La tesis de quién vigila a los vigilantes sobre la cual se estableció la creación de la ITIA se ha vuelto en contra de la propia Federación.

Los métodos de Lance Armstrong y las cifras infladas

Según los críticos con este sistema, esto permite que los tenistas que quieran doparse puedan ‘trucar’ sus muestras con diferentes métodos, como pasó en los años del dopaje sistemático de Lance Armstrong. Los compañeros del ciclista estadounidense en el Discovery o el US Postal se sometían a transfusiones de sangre ‘limpia’ (entre otros métodos) cuando sabían los días que serían sometidos a análisis. Esto hizo que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos dejase de avisar antes a los deportistas. Al menos, en teoría.

Las dudas sobre esta decisión de la ITIA aumentan en cuanto se comprueba que la ITF ha sido acusada de inflar los datos de las pruebas realizadas en los últimos años a tenistas como Rafa Nadal, Roger Federer o Novak Djokovic, que siempre han dado negativo.

En el citado reportaje del ‘Mail on Sunday’, apuntan a que la ITF dio cifras mucho más altas (hasta cinco veces) del número de pruebas fuera de competición a las que se ha sometido a algunos de los mejores jugadores. Por ejemplo, Federer aseguró en 2016 que solo le habían hecho un test sin estar en un torneo en los diez años anteriores.

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