A pesar de que la ola de calor que azotó toda España la semana pasada (algo que, por otra parte, según los expertos, va a ser bastante habitual en el futuro) nos hiciera pensar a muchos que ya nos encontrábamos en pleno verano, no será hasta hoy, día 21 de junio, a las 11:14 hora peninsular, cuando empiece astronómicamente el verano. Pero ¿sabemos que ocurre exactamente en ese momento? Veámoslo a continuación.

Durante el solsticio de verano, el Polo Norte se halla más inclinado hacia el Sol, a unos 23,4 grados, aunque, sin embargo, no se encuentra más cerca del astro rey como muchos piensan. Esta inclinación provoca que lleguen diferentes cantidades de luz solar a distintas regiones del planeta durante la órbita terrestre, lo que significa que en el hemisferio norte se vive el día más largo y la noche más corta del año, mientras que en el hemisferio sur ocurre justamente lo contrario.

El solsticio de verano y las celebraciones

Pero ¿de dónde procede el nombre de solsticio? Pues el término viene del latín solstitium, que significa «Sol quieto», debido a que durante varios días parece que su altura en el firmamento no varía. De hecho, en todas las civilizaciones, los solsticios han sido tradicionalmente un momento de gran importancia cultural y religiosa. Aún en la actualidad, y con algunas horas de ajuste, el de invierno coincide con la celebración de la Navidad en diciembre, y el de verano, con el encendido de las hogueras de San Juan. Y ¿cuándo alcanza el Sol su mayor elevación sobre el horizonte durante el solsticio de verano? Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN) eso ocurre al mediodía, momento en que el Sol alcanza su máxima latitud norte o su máxima latitud sur.

El nombre de solsticio procede del latín solstitium, que significa ‘Sol quieto’.

En cualquier caso, las estaciones se producen fundamentalmente por la inclinación del eje de la Tierra respecto al Sol y no por la distancia de nuestro planeta respecto al astro rey. Cuando en el hemisferio norte se observa el Sol más de cerca, en el hemisferio sur el Sol se ve más lejos (teniendo en cuenta que allí es invierno). Como explica el divulgador científico Alejandro Riveiro, «en el Ecuador no hay variación a lo largo del año, porque los días tienen aproximadamente la misma duración. En las regiones polares sin embargo la inclinación del eje provoca que el Sol nunca llegue a ponerse bajo el horizonte en el polo norte. Está iluminado durante seis meses».

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