El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha presidido este martes la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que su país ha asumido la presidencia mensual del mismo.

En su segunda visita al extranjero desde que fue elegido presidente, en 2018, López Obrador se ha sentado junto al secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, en el sancta sanctórum del organismo internacional y, en una breve alocución, ha propuesto un plan global de lucha contra la pobreza que permita una “vida digna“ para 750 millones de personas que viven con menos de dos dólares al día, financiado en buena parte por las personas y corporaciones más ricas. Salvo a la hora de tomar la palabra, el presidente de México ha permanecido en todo momento con tapabocas.

El mecanismo, denominado Programa Mundial por la Fraternidad y el Bienestar, aspira a recaudar “un billón de dólares” a través de tres principales fuentes de ingresos: la contribución voluntaria anual del 4% de las mil mayores fortunas del mundo; otra aportación similar de las mil empresas más grandes, y un 0,2% del PIB de cada uno de los países miembros del G20, detalló AMLO en su alocución. México expondrá con más detalle el contenido de la ambiciosa iniciativa en una próxima reunión de la Asamblea General del organismo.

Por otra parte, en una sesión consagrada a denunciar la exclusión y la desigualdad, el dirigente mexicano ha calificado de “fracaso doloroso y absoluto” el hecho de que Covax, la plataforma global que lidera la ONU, haya distribuido sólo un 6% de las vacunas contra la covid en el mundo. “El espíritu de cooperación está perdiendo terreno ante el anhelo de beneficios, lo que nos lleva a la barbarie”. En México, ha subrayado, “nuestra fórmula es erradicar la corrupción y destinar los fondos liberados primero para los pobres”.

Parafraseando al reformador presidente de EE UU Franklin D. Roosevelt, AMLO indicó que la corrupción es el primer obstáculo para alcanzar “una vida libre de miedo y miseria, que es la base más sólida para la seguridad de todas las sociedades y naciones”. AMLO remachó su discurso con críticas “al estilo de vida lujoso y frívolo de las élites”.

El mandato de México frente al máximo órgano de la ONU tiene entre otros un objetivo clave: el control de las armas ligeras en todo el mundo. Se trata de un empeño con evidente lectura interna, pues erradicar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras, que terminan en manos de los cárteles de la droga, es una prioridad del Gobierno mexicano.

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