En la actualidad, el ser humano ha experimentado la tecnología como una herramienta que facilita muchas funciones laborales, utilizada con un buen propósito. Sin embargo, muchos menores de edad que se encuentran en contacto permanente con la tecnología se ven afectados, tanto como la influencia de las drogas. El mundo debe reflexionar por un momento a pensar si realmente la tecnología está siempre de nuestro lado.

A falta de una política de educación digital que regule el uso de tecnología y la complacencia de los padres, los niños son controlados por sus dispositivos, su vida se vuelca en la pantalla del teléfono y cuando este se rompe, sus vidas son un caos. Más allá de lo que podría parecer una simple rabieta, se trata de un problema de salud física y mental, o quizá un daño irreversible en el desarrollo cognitivo de los niños.

Saber para qué utilizar un teléfono inteligente, cuándo ver la televisión, cómo navegar por Internet, cuáles programas o aplicaciones son realmente aptas para niños, cuánto tiempo debemos permanecer en el mundo virtual para que nuestro mundo real no se derrumbe o se pierda el control sobre niños, de qué manera actuar ante tales circunstancias para resolver el problema, tenemos la madurez para tener en nuestras manos esta arma de doble filo; estas son preguntas imprescindibles que debemos discutir para llegar a un acuerdo antes de adoptar esta vida virtual.

En una reciente entrevista, el neurocientífico argentino Facundo Manes, señaló que la tecnología cambia la conducta humana: estar conectado durante todo el día causa estrés y agotamiento, afectando nuestro rendimiento; y compara este fenómeno de la tecnología con el del tabaco, que pasaron décadas para que se comprendieran los daños provocados por su consumo a la salud. Para países como China este es un asunto de Estado, por lo que ha regulado el uso los videojuegos y aplicaciones por parte de menores de edad.

El golpe invisible de la pandemia del Coronavirus ha sido la sustitución del contacto humano por las frías relaciones digitales con comerciantes, familias y amigos; y su efecto psicológico se prolongará más que la pandemia. Por eso, Facundo Manes, autor de varias obras sobre neurociencia, destaca el cuidado de la salud mental para construir el bienestar en estos tiempos de pandemia. Sin embargo, cada quien libre albedrío para elegir entre el uso inconsciente de la tecnología y su salud mental.

 

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