leo-kmcH--620x349@abc.jpgAunque en el Camp Nou se niegan a hablar de crisis, la realidad dice que el Barcelona solo ha sumado dos puntos de los últimos doce disputados y que está a nueve puntos del líder (Real Sociedad) y a ocho de un Real Madrid que hasta la disputa del clásico despertaba muchas dudas. No es la primera vez que el equipo azulgrana atraviesa una mala racha aunque casi siempre aparecía Messi para disimular las carencias de sus compañeros, algo que no está sucediendo en estos momentos. Los números del argentino y algunos de sus gestos atestiguan su impotencia en un año que ya empezó torcido tras su intención de abandonar la disciplina culé. Un único gol en Liga, ninguna asistencia y cinco encuentros consecutivos sin anotar conforman el peor inicio del rosarino desde la temporada 2006-07. Al gol anotado al Villarreal en la primera jornada suma otros dos en Champions (Ferencvaros y Juventus) y uno más con la selección, ante Ecuador. Pero todos ellos de penalti. «Estoy preocupado por el rendimiento arriba. No es un tema de actitud, ni de concentración, pero sí es una cuestión de tener más acierto de cara a puerta. Nos pasó contra la Juventus y hoy también. Además, le hemos regalado el gol al Alavés. Pero si creamos tantas ocasiones no podemos fallar tanto. Si creas ocasiones y solo marcas uno, no es bueno», se lamentaba Ronald Koeman tras el empate en Mendizorroza. Al igual que frente a la Juventus e equipo gozó de muchas ocasiones pero fue incapaz de alojar el balón en la red. «Claro que me preocupa que sólo hayamos sumado dos puntos de los últimos doce. Creo que el juego ha sido, en general, muy aceptable. Estaría más preocupado si no generáramos oportunidades. Hay que tener mejor rendimiento de cara al gol. El último pase, el último chut. No puede ser que fallemos tanto. Fallamos demasiado», insistía el técnico holandés, que ha mantenido a Messi sobre el campo durante todos los partidos. Sin rotación Aunque la «Messidependencia» es ahora mas evidente que nunca, desde el entorno se le reclama a Koeman que gestione los descansos de su estrella en un momento en le que ya ha cumplido los 33 años y el calendario está saturado de partidos. Es el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos. Precisamente sus suplencias son fuentes de polémicas y problemas. Lo sufrió Luis Enrique y esta semana pasada lo confirmaba Quique Setién durante una charla futbolística. «Hay jugadores que no son fáciles de gestionar. Entre ellos Leo, es verdad. También hay que tener en cuenta que es el mejor futbolista de todos los tiempos. ¡Y quién soy yo para cambiarle! Si allí le han aceptado durante años como es y no le han cambiado…», explicaba el exentrenador del Barcelona. Se resiente el Barcelona de la falta de gol de Messi pero también acusa la ausencia de Luis Suárez, el mejor socio del rosarino. Ente los dos acaban la temporada acumulando más goles que la mayoría de equipo de la Liga. El uruguayo ya atesora cuatro goles con la camiseta del Atlético de Madrid, los mismos que Ansu Fati, aunque el canterano está asumiendo una responsabilidad que por su juventud no le corresponde. A todo ello hay que sumarle los pésimos números de Antoine Griezmann, que sigue generando un ponzoñoso debate entre el barcelonismo que él mismo se ha encargado de alimentar criticando la posición en la que le hace jugar Koeman, más escorado que en la selección francesa. Ante el Alavés logró anotar rompiendo una racha que duraba desde el 5 de julio, cuando la pasada temporada batió al Villarreal. «Nos queda mucho por mejorar. Hemos tenido muchas ocasiones, pero solo hemos marcado uno. Estamos fallando mucho, yo el primero», explicó Griezmann, que se mostró autocrítico: «Estaba fallando. El equipo necesita mis goles e intento mejorar en eso. Me siento bien, estoy disfrutando. Me queda mucho, con confianza, trabajo y humildad ahí estaremos». Crisis institucional Pidió calma el delantero galo asegurando que la temporada es larga pero será difícil que el equipo pueda abstraerse del crispado clima que vive la entidad, con el vestuario inmerso en unas negociaciones para rebajar su salario, el club bajo el mando de una junta gestora que no tiene potestad para tomar decisiones y unas elecciones en el horizonte que alterarán al entorno. Un año de transición sin el aval de la paciencia necesaria.

Facebook Comments