Indignación en Cádiz por una jugada sucedida durante el partido ante el Granada. Se disputaba el minuto 84 de encuentro cuando Dimitri Foulquier, defensa nazarí, se llevó por delante a Alberto Perea dentro del área local. Un claro penalti que el árbitro del partido, Alberola Rojas, pareció no entender como tal. Aunque el colegiado sí hizo el gesto de escuchar por el pinganillo lo que le decían desde la sala VOR, finalmente no consideró oportuno ir a ver la jugada al VAR. El duelo terminaría en tablas, pero el pitido final solo fue el pistoletazo de salida a las críticas por no haber señalado pena máxima en esa jugada: «Sólo hay tres personas que no lo han visto», indicó Álvaro Cervera, técnico del Cádiz, en rueda de prensa: «Es una pregunta que sobra porque lo ha visto todo el mundo. El árbitro no ha querido pitarlo».
