Jessica Kirshner es una joven de 26 años, diseñadora de interiores y oriunda de Oregon, que vivió primero en el Área de la Bahía, luego en Eugene y después en Portland, en EE.UU. En busca de mayor asequibilidad, oportunidades laborales, más vida social y una comunidad judía más grande, en 2023 se mudó a la ciudad de Chicago, en Illinois, y ahora asegura haber tomado “la decisión correcta”.

A menos de un año de haber llegado a la ciudad costera del lago Michigan, Jessica disfruta de su nuevo trabajo en una gran firma internacional, una dinámica diaria más animada, salidas con amigos y la arquitectura local. “Amo Chicago, estoy 100% segura de que tomé la decisión correcta y estoy más feliz que en Oregon”, sostuvo para Business Insider.

Chicago, una ciudad asequible, si se compara con otras

“Quería vivir en una ciudad más grande pero aún asequible. Vivo a diez minutos del centro y me encanta”, afirmó la diseñadora. Según reveló, allí el costo de un departamento de una habitación es similar al de uno de dos habitaciones en Portland.

Aunque el costo de vida en Chicago es más alto que en Portland, “el salario es definitivamente mejor en Chicago, por lo que se iguala”, aseguró Jessica. Una vez mudada, trabajó durante siete meses de forma remota con su anterior trabajo, pero alrededor de dos meses después consiguió un nuevo trabajo en la urbe más poblada de Illinois.

Cómo es la vida social y cultural en Chicago

“Me encanta lo animada que es Chicago durante el verano, con todo el mundo fuera de casa. El verano pasado fui a un espectáculo y todos estuvieron en el lago todo el día. Fue muy divertido observar a la gente pasar”, contó la mujer al medio citado, quien destacó también la arquitectura de la ciudad. “Es genial caminar por los diferentes barrios y ver la diversidad de los edificios”, detalló.

Jessica sostiene que en Chicago nunca se aburre. Justo después de mudarse, se unió a una liga de kickball para conocer gente, ahora está tomando clases de costura porque quiere hacer su propia ropa y en breve comenzará a tomar clases de alemán. “No conocía a nadie, excepto a mi familia, pero hacer amigos ha sido fácil”, aseguró, al tiempo que marcó que el trabajo y organizaciones como la Asociación Internacional del Diseño de Interiores (IIDA, por sus siglas en inglés) fueron útiles para esos fines. Además, destacó que su nuevo barrio está repleto de centros comerciales, tiendas, discotecas, bares y restaurantes, alrededor de su casa.

Según Jessica, su peor experiencia desde que llegó fue cuando vio una rata. “No se ven ratas en las calles de Portland. Claramente, no he tenido ninguna experiencia realmente mala si eso es lo peor que me ha pasado hasta ahora”, marcó. Aunque de todas formas, señaló algunas deficiencias de la ciudad próxima al lago Michigan. “La cultura ciclista es prácticamente inexistente”, cerró.

 

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