La obesidad es un trastorno que afecta a una gran parte de la población española. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y el Instituto de Salud Carlos III en 2020 un 37,1% de la población española padecía exceso de peso, y un 18,7% entraba en los rangos de peso que se considera obesidad. Ante estas preocupantes cifras, una serie de medicamentos prometen facilitar la pérdida de peso al “engañar” al cuerpo activando el sistema que calma el hambre.

Sin embargo, de estos medicamentos también dependen las personas que padecen diabetes, que han llegado a tener problemas de suministro en sus farmacias. Para suplir esta escasez, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) ha incluido en recientemente en el catálogo Wegovy, otro medicamento con el mismo principio activo, que ha comenzado a comercializarse el 1 de mayo para la pérdida de peso. De este modo, esperan cubrir toda la demanda.

Según la sociedad española de diabetes, España es el segundo país con mayor prevalencia de diabetes de Europa. De las más de 5 millones de personas que padecen diabetes, un 90% corresponderían a diabetes tipo II y el 10% restante a las otras variantes (tipo I, gestacional, MODY, LADA u otras). Hasta un tercio de las personas con diabetes podrían no estar diagnosticadas, lo que agrava el riesgo de sufrir enfermedades más graves en el futuro.

Los medicamentos contra la diabetes

Existen distintos tipos de medicamentos para tratar la diabetes. Dependiendo del caso, de la disponibilidad y del balance entre riesgos/beneficios, se aconsejará el uso de uno acorde a su mecanismo de acción. En la actualidad la diabetes de puede combatir (entre otros modos) limitando la absorción de glucosa por el intestino, favoreciendo la secreción de glucosa por los riñones, o, directamente, inyectando insulina para que los azúcares circulantes se acumulen en el cuerpo en forma de grasa.

Recientemente, un tipo de medicamentos llamados agonistas receptores de péptido 1 similar a glucagón (arGLP1) han recibido una gran atención mediática y por parte de la población. Este tipo de medicamento, indicados para la diabetes tipo II, imita a las incretinas, unas proteínas producidas durante la digestión de forma natural por el intestino. Estas proteínas estimulan la producción de insulina y disminuyen la de glucagón, las dos hormonas que controlan los niveles de azúcar en sangre. Además, se pueden encontrar receptores de GLP1 en otros órganos del cuerpo, como el corazón, el estómago o el sistema nervioso y ha sido relacionado con la sensación de saciedad tras la ingesta de alimento.

Por ello, uno de los efectos secundarios de los medicamentos contra la diabetes basados en arGLP1 es la pérdida de apetito, una oportunidad para las personas con problemas severos de obesidad. Ahora bien, el aumento de la demanda de estos medicamentos supuso un grave problema en el suministro por parte de las farmacéuticas. En 2022, tanto la farmacéutica Lilly, como Novo Nordisk Pharma, anunciaron que no podían hacer frente a las necesidades de la población con sus productos (Trulicity y Ozempic, respectivamente) y AstraZeneca anunció que dejaría de comercializar Bydureon.

Llega Wegoby

Esta circunstancia planteó serios problemas para la sanidad, cuyos representantes estuvieron explorando las distintas posibilidades durante más de un año antes de dar una respuesta. Y esta respuesta llegó el pasado 24 de abril, cuando la AEMPS anunció que permitiría la comercialización de Wegovy (también de Novo Nordisk Pharma) para suplir la carencia de los otros medicamentos.

El medicamento se ha convertido en la gallina de los huevos de oro de la farmacéutica danesa, que espera un crecimiento de casi entre el 18 y el 26% durante 2024. Sin embargo, con una demanda disparada, algunos expertos no creen que Novo Nordisk pueda hacer frente a los pedidos. Su director de finanzas, Karsten Munk Knudsen, asegura que podrán garantizar los suministros a corto plazo, y que están en proceso de construir nuevas plantas productoras de Wegovy.

Ciertos analistas comparan el éxito de este medicamento con el que tuvo a principios de siglo la Viagra. El sildenafilo, su compuesto activo, originalmente estaba pensado para el tratamiento de la angina de pecho. Ahora bien, tras realizar las pruebas pertinentes, los resultados de los ensayos clínicos no fueron los esperados y, como tantos otros compuestos en prueba, iba a ser descartado. Sin embargo, un efecto secundario del medicamento (provocaba erecciones y disminución del dolor en los voluntarios) llamó la atención de los investigadores y propició su reaprovechamiento como tratamiento de la disfunción eréctil.

¿Y si no hay suficiente?

Sin embargo, hay una diferencia clave entre el sildenafilo y el compuesto de Ozempic y Trulicity, la semaglutida. En el caso del sildenafilo, no trataba la angina de pecho, pero la semaglutida sí es capaz de mantener a raya la diabetes tipo II. De hecho, según su ficha técnica, estos medicamentos en España únicamente están autorizados para mejorar el control de la glucosa en sangre a personas con diabetes tipo II que no pueden controlarlo con dieta y ejercicio. Por tanto, la escasez de estos medicamentos se debe, presuntamente, a prescripciones inadecuadas y a ventas sin receta, unas prácticas que podrían traer consecuencias tras las pertinentes investigaciones.

Con la llegada de Wegovy, indicado específicamente para la pérdida de peso, la AEMPS espera aliviar la carga sobre los otros dos medicamentos, e insta a los profesionales médicos que únicamente receten este tratamiento en casos muy concretos: personas con un índice de masa corporal mayor a 30, o mayor a 27 que tengan problemas asociados a su peso, como la propia diabetes tipo II o hipertensión.

Ahora bien, otros países de la Unión Europea, Estados Unidos, o Japón, donde también está permitida su venta, un gran número de pacientes solicitan este medicamento a pesar de no presentar ninguna disminución de la calidad de vida por sobrepeso. Generalmente, las personas que acuden a conseguir una prescripción lo hacen influenciados por las redes sociales, donde ciertas personas anuncian los resultados que han observado tras conseguir estos medicamentos. Además, algunas de estas personas, al no conseguirlo por los medios legales, acuden al mercado negro, donde no se puede garantizar que la manipulación de los tratamientos haya sido correcta.

Por ello, una regulación estricta permitirá asegurar el suministro a aquellas personas que lo necesiten. Como recuerdan los profesionales, este tratamiento no actúa por arte de magia, sino que sirve como complemento para poder llevar una dieta baja en calorías y una rutina de ejercicios. El propósito de estos medicamentos es mejorar la salud global y minimizar las complicaciones que produce la obesidad a largo plazo, no únicamente perder peso.

 

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