No es ningún secreto que el Barça debe vender alguno de sus titulares en este mercado de verano. No está obligado, pero sin ello será imposible acometer el ambicioso plan de fichajes que habrían pactado entre el entrenador, presidente y director deportivo.

Todos tienen claro que se debe ir un paso más allá para competirle la Liga al Madrid de Mbappé y volver al primer nivel en Europa y eso conlleva sacrificios. El principal problema es que los jugadores con los que se podría ingresar lo necesario son especialmente delicados. Los nombres están claros y uno de los señalados, casi sin quererlo, es Ronald Araujo. Vender a los que no juegan sería      lo ideal, pero no se quieren ir y, lamentablemente, tampoco serviría para mucho.

El equilibrio va a ser complicado este verano y se deberán tomar decisiones arriesgadas y duras, pero vender a Araujo puede ser muy mal negocio. Por su calidad, por su implicación y porque hace mejores a los que tiene al lado. Sí, el uruguayo no ha estado fino en algunos partidos decisivos de la temporada, pero cuantos goles habrá salvado en los últimos años para ganar partidos… es un futbolista diferencial. Y por ello clubes como el Bayern están dispuestos a hacer locuras.

Araujo acabará decidiendo si es que no lo acaban empujando en una negociación para renovarle que debería ser prioritaria. El uruguayo merece ser capitán del Barça durante muchos años. Porque lo merece. Ha hecho esfuerzos económicos importantes para poder vestir de blaugrana y sigue cobrando mucho menos que algunos que se han dedicado a calentar banquillo en los últimos años. Sería una mala noticia que saliera.

Nadie es insustituible, pero el Barça debe luchar por mantener a los mejores. Ese es el único camino.

 

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