La NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos) ha emitido una alerta de tormenta geomagnética severa (clasificada como G4) para este viernes 10 de mayo, anticipando un evento que podría perturbar significativamente nuestra tecnología e infraestructura este fin de semana. En esta clasificación, por encima solo existe una alerta G5, que se considera de peligrosidad extrema.

Este anuncio llega tras la detección de múltiples llamaradas solares y eyecciones de masa coronal (CMEs) desde el 8 de mayo, las cuales parecen estar dirigidas hacia la Tierra.

Monitorizando el Sol

El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC, por sus siglas en inglés) de la NOAA, una división del Servicio Meteorológico Nacional, ha estado registrando un gran cúmulo de manchas solares que ha producido varias llamaradas solares desde el miércoles 8 de mayo a las 5:00 horas.

 

Al menos cinco de estas llamaradas están asociadas con CMEs que, según se reporta, tienen trayectoria hacia nuestro planeta. Estos fenómenos son explosiones de plasma y campos magnéticos desde la corona del Sol que, al estar dirigidos hacia la Tierra, causan tormentas geomagnéticas.

Por su parte, el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA ha registrado recientemente cuatro nuevas llamaradas solares potentes en dos días, sumándose a otras dos el pasado fin de semana, durante el pico del ciclo solar de 11 años que se espera entre enero y octubre de este año.

Estos picos de actividad solar, capturados en imágenes ultravioleta extrema, ilustran el material extremadamente caliente de las llamaradas, evidenciando su intensidad y potencial peligro.

El SDO de la NASA, lanzado para estudiar el Sol y sus cambios, provee datos esenciales sobre fenómenos solares como llamaradas y eyecciones de masa coronal.

Estos datos son fundamentales para el SWPC de la NOAA, cuya función es analizar esta información para pronosticar el clima espacial y emitir alertas sobre posibles impactos en la Tierra y su entorno espacial.

Por tanto, el SDO y el SWPC trabajan en conjunto, donde el primero suministra la información detallada del comportamiento solar y el segundo la utiliza para proteger y prevenir a la sociedad y la infraestructura tecnológica de los efectos adversos del clima espacial.

Posibles consecuencias

Las consecuencias para la Tierra, aunque difíciles de predecir con exactitud, podrían ser significativas. La capacidad de estas tormentas para ionizar la atmósfera superior puede generar interrupciones en las señales de radio y satélite, afectando comunicaciones y navegación a gran escala. Más preocupante aún, si tales eventos coinciden con desastres naturales como terremotos o tsunamis, las repercusiones podrían ser catastróficas.

Los efectos de las tormentas solares de gran intensidad no se limitan solo a la tecnología; también pueden generar corrientes eléctricas que dañen infraestructuras de metal en la Tierra, afectando redes eléctricas y vías de tren. Además, la exposición a niveles elevados de radiación durante estos eventos es una preocupación significativa para los pasajeros de aviones y personal en el espacio.

La inestabilidad del Sol

Sea como fuere, hemos de tener en cuenta que nuestro Sol no solo resulta fundamental para mantener la vida en la Tierra, sino que también puede resultar peligroso debido a su inestabilidad. Todas las estrellas, de hecho, albergan estas inestabilidades, algunas de las cuales son, incluso, peores que las registradas aquí. Por ejemplo, existen las superfulguraciones o supererupciones, que son explosiones masivas en la superficie de una estrella

Estos eventos ocurren cuando las estrellas, por razones que los científicos aún no comprenden, expulsan enormes ráfagas de energía que pueden observarse a cientos de años luz de distancia. Los astrónomos las descubrieron por primera vez gracias al Telescopio Espacial Kepler, el cual lanzado en 2009, nació con una finalidad muy distinta, la de buscar planetas que giran alrededor de estrellas alejadas de la Tierra.

Ante esta amenaza creciente, es esencial contar con pronósticos de clima espacial cada vez más precisos, lo que puede ayudar a mitigar los impactos potenciales y preparar adecuadamente nuestras infraestructuras y procedimientos de emergencia. La preparación y la previsión son claves para enfrentar estas imprevisibles condiciones espaciales, subrayando la importancia de invertir en nuestra capacidad para predecir y responder a estos fenómenos naturales.

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