María Laura Ruiz estaba orgullosa de todo lo que había logrado y aún así su corazón dolía. Le gustaba su vida en Londres, sus años allí habían transcurrido colmados de desafíos emocionantes marcados por el esfuerzo, que derivaron en algo tan grande como la creación de su propia agencia digital. Pero algo en su vida personal se había roto y dejaba en evidencia que otra cosa faltaba y, en el fondo, ella sabía de qué se trataba: Argentina faltaba.

Cuando su mirada se perdía en la nostalgia, sus amigos procuraban darle el cariño faltante, y aunque no fueran esos abrazos que tanto extrañaba de su país, María Laura sonreía al ver a su entorno londinense expresar su propio calor humano, normalmente demostrado con una taza humeante de té: “Es común que cuando una persona se siente triste o dice que tuvo un día difícil alguien de su grupo de amigos se ofrezca a preparar té, que te preparen una taza de té es un gesto de cariño y cuidado”, cuenta María Laura.

Sí, los logros alcanzados eran muchos, su vida había sido buena, pero la joven argentina decidió que era tiempo de volver. En Londres había vivido un amor intenso que se había desvanecido y dolía, pero lo cierto era que su regreso no respondía únicamente a razones emocionales, no, era tiempo de retornar para potenciar todo aquello que había conquistado en Inglaterra y que sabía que podía resplandecer aún más en Buenos Aires.

Dejar Argentina de a poco para crecer: “Londres es un referente en innovación y tecnología”

Muchos años antes, la decisión de dejar Argentina fue apoyada por sus seres queridos. En realidad, en una primera instancia, María Laura no se había ido del país, tan solo había viajado a Londres por un tiempo prolongado, dos semestres donde tuvo la oportunidad de cursar marketing en la universidad y realizar pasantías en empresas del rubro que le brindaron grandes oportunidades de desarrollo.

“Londres es un referente en innovación y tecnología, ofrece una gran cantidad de opciones de especialización y es un lugar ideal para establecer conexiones con colegas, mentores y colaboradores. En ese momento yo buscaba poder abrirme camino en el sector del marketing y la tecnología, por lo que estaba dispuesta a asumir los desafíos que implicaba mi relocalización”, asegura María Laura.

Y así, con el futuro prometedor deslumbrando en el horizonte, la joven argentina emprendió una mudanza sutil, progresiva; tras su año de estudio en Londres, regresó a Buenos Aires a culminar su carrera, para luego instalarse definitivamente en la capital inglesa.

Pero algo más motivaba su partida permanente, en sus años de estudiante, María Laura se había enamorado de un inglés, y ahora era tiempo de ver si juntos podían seguir traspasando las barreras culturales y trascender su relación a distancia.

Cuando la alegría convive con la nostalgia: “Es una experiencia emocionante, pero extremadamente compleja”

La llegada definitiva a Inglaterra estuvo marcada por el entusiasmo ante los retos profesionales que la aguardaban y, en la misma medida, el impacto emocional que implicaba volver a empezar en pareja y como una ciudadana más en una cultura ajena y ecléctica. Pero, ante todo, María Laura se sentía orgullosa de estar allí a un mes de recibirse, tal como se lo había propuesto.

La ansiedad, sin embargo, no tardó en aparecer. Establecerse de manera permanente traía sus desafíos e incertidumbres, la incógnita de cómo resultaría aquella nueva etapa de su vida.

“Además tenía sentimientos de nostalgia por haber dejado Argentina, que era un lugar seguro y conocido para mí. Lo que me sorprendió mucho es que a pesar de las emociones mixtas que sentía, tenía una determinación muy fuerte para hacer que este periodo de adaptación sea positivo”, rememora.

“Puedo decir que mudarse a un país diferente es una experiencia emocionante, pero extremadamente compleja, y creo que es muy común sentir una mezcla de emociones en un primer momento, pero luego con el paso del tiempo lográs adaptarte y encontrarte a vos mismo en el nuevo destino”.

El impacto cultural en Londres: “Esa forma de demostrar cariño…”

A medida que los meses pasaban, María Laura comenzó a percibir cómo poco a poco Argentina se alejaba cada vez más, no de su corazón, pero sí de esas costumbres imposibles de replicar en Londres, como la espontaneidad y la flexibilidad horaria.

Para la joven fue llamativo distinguir que la puntualidad en aquella urbe no era tan solo un rasgo, sino una cultura -la cultura de la puntualidad- que no regía únicamente para las reuniones, sino también para los encuentros y eventos informales. Y en esos instantes en los que ella o alguien más proponía un encuentro social, todos sacaban a relucir sus agendas para programar su vida social de forma estricta y cuidadosa.

“También me sorprendió que mucha gente no toma café en las mañanas sino té, esto se debe a que la tradición del té es una parte muy importante de la cultura británica y esa forma de demostrar cariño”, continúa.

“Otro aspecto llamativo es la obsesión por el clima, noté que se habla mucho sobre el clima, quizás más que en otros países. Me resultaba curioso como una conversación podía centrarse en el pronóstico. Pienso que esto se debe a que el clima es muy cambiante y generalmente malo, y esto obviamente tiene un impacto muy grande sobre las personas”.

Una emprendedora argentina en el viejo mundo: “Comenzar una agencia en Londres fue una experiencia muy satisfactoria”

Un aspecto que María Laura aprendió a disfrutar pronto fue la multiculturalidad de Londres, donde halló personas de todas partes del mundo conviviendo en armonía y creando así una atmósfera diversa reflejada en la oferta cultural, restaurantes, tiendas y eventos. En su desafío de integrarse a la nueva sociedad, para la joven argentina el factor de la diversidad fue decisivo. Hallarse sumergida en una dinámica multicultural le permitió experimentar una mayor tolerancia y apertura hacia las diferencias: “Esto facilita la integración de las personas”, afirma. “Y esto genera que muchos expatriados no se sientan extranjeros en Londres”.

Mientras tanto, el vínculo romántico de María Laura se había afianzado. La joven sentía que en su pareja hallaba todo el apoyo que necesitaba para su carrera profesional. Juntos lograron superar varias barreras culturales y tenían planes a futuro.

Y así, afianzada dentro de la atmósfera londinense, tras varios años fructíferos trabajando en empresas de marketing, la experiencia inglesa de la joven argentina tomó vuelo cuando se aventuró a cofundar una agencia digital llamada Creamos.

“Comenzar una agencia en Londres fue una experiencia muy satisfactoria, pero también fue un gran reto a nivel personal y profesional. Londres es reconocida como un hub global de innovación, destacándose por su industria tecnológica y creativa. El hecho de que se le dé tanto lugar a la creatividad e innovación empuja a las agencias a actualizarse constantemente para poder crecer y mantenerse relevantes”, asegura.

“Además es un entorno altamente competitivo y es esencial poder identificar tu nicho para lograr destacarte en un mercado tan saturado como el londinense. Por otro lado, el pool de talento y la facilidad para acceder a profesionales calificados es ventajoso a la hora de armar equipos, y las oportunidades de networking son de gran ayuda para conectar con clientes potenciales y dar a conocer tu negocio”.

“La experiencia de fundar una agencia digital en Londres fue extremadamente demandante, pero me permitió emprender en esta ciudad que, en mi opinión, ofrece una buena calidad de vida, pero obviamente esto se va a ver influenciado por variables como profesión, ingreso y entorno. Pienso que esta ciudad puede brindar muchas oportunidades pero también grandes desafíos”.

“Los aspectos negativos son el alto costo de vida particularmente en vivienda y transporte. Además el clima puede influenciar negativamente la calidad de vida, especialmente la falta de sol durante el invierno”.

Una decisión abrupta y una apuesta por Argentina: “Fuerza laboral calificada y un mercado interno significativo”

Sin embargo, tras cinco años consecutivos en Londres, María Laura atravesó lo inesperado: su relación llegó a su fin. La soledad, de pronto, emergió como una invitada incómoda, las tazas de té caliente no fueron suficientes y Argentina comenzó a brillar en el horizonte con una fuerza sin precedentes. Entre la desilusión amorosa y un modelo laboral construido para contemplar a su patria, María Laura supo que era tiempo de regresar y su agencia fue la mejor excusa.

En su empresa, María Laura tenía un sector de tecnología y otro creativo, ambos localizados en Londres, por lo que una vez que recibían el brief de un cliente analizaban con ambos sectores las necesidades específicas. Tras establecer los roles necesarios, estos eran cubiertos por freelancers que trabajaban remotamente desde Buenos Aires, lo que les permitía una gran flexibilidad horaria y ser más costo efectivos con sus clientes.

“Por ese motivo, fue una buena opción para mí regresar a Buenos Aires para poder manejar nuestros equipos de producción”, explica. “Obviamente los vínculos personales y culturales con Argentina fueron una importante motivación para regresar. En Argentina existen oportunidades de crecimiento en sectores como el tecnológico, y la opción de trabajar con equipos remotos hacen que estas oportunidades sean más atractivas para startups. Asimismo, una fuerza laboral calificada y un mercado interno significativo presentan un gran potencial para el desarrollo de las personas que trabajamos en esta industria”.

Shock cultural inverso y capitalizar los aprendizajes: “Emprender me proporcionó una plataforma única”

Pisar Ezeiza, caminar por las calles porteñas, vivir la cotidianidad argentina, fue mucho más duro de lo que María Laura hubiera imaginado. La distancia romantiza, idealiza: “Todos hablan del shock cultural cuando uno se instala en un lugar nuevo, pero no cuando se regresa y es muy común minimizar estos sentimientos, pero son muy reales”, reflexiona al respecto.

De pronto, la joven argentina comprendió hasta qué punto se había acostumbrado a vivir en Londres. Sentía que su decisión de volver tenía buenos fundamentos, pero que había sido muy repentina.

Allí estaba una vez más, varios años después, en el punto de partida pero totalmente transformada y con una agencia propia -Creamos- en marcha. Había dejado su país de forma progresiva y había retornado a él de forma abrupta. Sin imaginarlo, María Laura comprendió que tenía la oportunidad de vivir en su propia tierra como si la estuviera viendo por primera vez. Y, gracias a ello, fusionar lo aprendido con el nuevo escenario emergente.

“Pienso que vivir en el exterior y haber tenido la posibilidad de emprender me proporcionó una plataforma única para aprender y desarrollarme. Vivir en una ciudad como Londres me dio la posibilidad de trabajar con personas de distintos países, con idiomas y costumbres muy diferentes a las mías. Profesionalmente, trabajar con equipos multidisciplinarios y diversos me permitió adquirir herramientas relacionadas a la comunicación, flexibilidad y manejo de equipos. También tuve acceso a conocer en forma directa tendencias internacionales en marketing y tecnología, posibilitándome comprender mejor las dinámicas globales del sector. Además, trabajar en una industria que está en constante evolución me impulsó a ser más adaptable y resiliente”, dice al respecto.

“Y sí, mi vuelta a Argentina fue difícil porque eran muchos cambios, cambio de lugar, reubicación laboral y pasar el duelo de la ruptura de una relación tan importante para mí. Dejar mi hogar en Londres para irme al aeropuerto fue uno de los momentos más difíciles de mi vida, pero poder estar cerca de mi familia y mis amigos era lo que necesitaba. En Argentina somos muy cálidos y cercanos a las personas que queremos y esto es importante”, concluye.

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Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com

 

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