Nunca supieron cómo ni cuándo había llegado efectivamente al estacionamiento del lugar. Pero desde que esa tarde de julio comenzaron a verlo, nunca más le perdieron el rastro. Por lo que pudieron averiguar, sobrevivía en el depósito de chatarra lindero sin que nadie lo cuidara ni atendiera sus necesidades básicas.

“Creemos que, poco a poco, entendió metafórica y literalmente que el césped era más verde de nuestro lado y quiso cambiar su destino. Por eso tomó la decisión de mudarse”, dijo Toby Norman, el gerente de la escuela de conducción de camiones Yuma ubicada en el estado de Arizona en los Estados Unidos.

“Fue devastador”. Agonizaba bajo la lluvia junto a su madre cuando la rescataron con la esperanza de verla recuperarse

Los gallos son animales extremadamente inteligentes: sensibles a los cambios en su entorno, cualquier variación puede afectar significativamente su comportamiento. Factores como cambios en la exposición a la luz, fluctuaciones de temperatura o alteraciones en su espacio vital pueden provocar estrés. Un gallo estresado puede exhibir comportamientos como caminar de un lado a otro, reducir el canto o cambios en los hábitos alimentarios.

Pero eso no es todo. Del mismo modo en que los humanos aprendemos -a temprana edad- a no tocar una estufa caliente, los gallos usan las experiencias pasadas para informar sus decisiones. Ellos recuerdan haber disfrutado ciertos alimentos o haberse sentido en peligro. En ese sentido, toman decisiones basadas en esas experiencias. Claramente, Chester había tomado una decisión sobre su propia vida.

“Compré un chaleco a su medida”

El gallo, al que llamaron Chester, rápidamente se sintió como en casa. Los instructores comenzaron a comprarle comida y todos esperaban con ansias saludarlo cada mañana. Pocos meses después, luego de visitar al veterinario para chequear su estado de salud y recuperar peso y nutrientes necesarios para su especie, Chester se convirtió en miembro del equipo. Ahora tiene su propio chaleco de instructor de manejo para usar en la escuela y que todos sepan exactamente quién es y que pertenece allí.

La escuela Yuma es un instituto educativo terciario que capacita a quienes buscan obtener una licencia de conducir comercial para camiones de los principales operadores terrestres, regionales y locales del país. Por eso, dentro de las instalaciones, cada día circula una gran cantidad de estudiantes de todas las edades.

“Nuestros instructores deben usar un chaleco de seguridad cuando estén en el campo. Como Chester siempre camina por el predio donde estacionan los camiones, compré un chaleco a su medida para evitar que lo atropellaran”. Ahora que es oficial, Chester se toma muy en serio su nuevo papel. Saluda a los estudiantes y trata de hacerlos sentir como en casa, y también le gusta asegurarse de que sus compañeros de trabajo estén haciendo su trabajo como se supone que deben hacerlo.

“Sus tareas son supervisar y comer”

“Él camina por el campo y supervisa todo”, dice Norman entre risas. “De hecho, sabemos que un día subió a un micro con los estudiantes. Incluso muchas veces, cuando yo tomo exámenes pruebas, él camina cerca para verificar que lo estoy haciendo correctamente”.

La otra tarea principal de Chester en la escuela es comer. Definitivamente es el empleado mejor alimentado del lote y está muy orgulloso de ese hecho. “Los estudiantes se divierten con él. Todos los instructores hablan con él, lo saludan por las mañanas… Todos le dan comida. A la gente le divierte y le relaja su presencia. Nosotros lo ayudamos y Chester alegró nuestras vidas”.

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Fuente: The Dodo

 

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