El verano quedó atrás y con él vacaciones, viajes y muchísimos encuentros con amigos de los que quisimos guardar para siempre un recuerdo. Sacamos no cientos, sino miles de fotos y videos (si creés que no son miles andá ahora a tu teléfono y fijate) que llenaron nuestros dispositivos y espacios de guardado en la nube. Y esto presenta un problema de tres patas: uno, los dispositivos tienen sus capacidades exigidas y funcionan más lento y las apps empiezan a fallar. El segundo, acceder a estos recuerdos se nos hace prácticamente imposible. Perdemos mucho tiempo y no tenemos un álbum ordenado a donde volver como lo hacíamos cuando mandábamos a revelar las 24 fotos de un rollo (sí, así de old). Y el tercero y más complejo, que solemos subestimar hasta que pasa: corremos el riesgo de perder esa información, esos recuerdos, esos registros para siempre. No cuidamos nuestra información hasta que es muy tarde. Mirá algunos datos: el 30% de usuarios de computadoras o videojuegos nunca hizo un backup en su vida, cada minuto, 120 teléfonos móviles se pierden o son robados en el mundo, cada mes, una de cada diez computadoras se infectan con virus. Existen muchos factores que pueden poner en riesgo nuestra información (personal y laboral), desde un apagón hasta una invasión de nuestros equipos por algún virus o robo deliberado. La mejor forma de protegernos es hacer un backup o copia de resguardo. Y aquí es donde podemos aplicar la teoría 3,2,1 que recomiendan los expertos en seguridad y guardado de información: se basa en tener tres copias de nuestros archivos: dos en diferentes dispositivos (ya sea en la nube o en almacenamiento externo) y una copia física en una ubicación segura, como una caja de seguridad. Para algunos puede parecer exagerado, pero dependiendo del valor de los documentos, a veces se justifica. Una copia es poco, dos es bueno.

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“La nube puede ser una de las formas más fáciles de hacer un backup de los datos, y se puede automatizar, lo que facilita la vida del usuario, pero esta no debería ser su única opción. Estas pueden ser hackeadas y las condiciones y los acuerdos de las cuentas pueden cambiar, por eso también conviene tener un dispositivo físico”, explica Jean-Pierre Cecillon, manager regional de Kingston. Una de las opciones más usadas son las Unidades de Estado Sólido (SSD) por su resistencia, capacidad y velocidad Por ejemplo, en un SSD del tamaño un encendedor podés tener dos TB (terabytes) en el que caben alrededor de 2000 películas en calidad estándar o unos 600.000 libros electrónicos. Ideal para quienes requieren además de respaldar información, acceder a archivos de alta resolución como video 4K, ya que su velocidad permite hasta editar en tiempo real. Como en muchos procesos, empezar es el momento más arduo. Separar archivos por carpetas, borrar lo repetido o que no sirve. Pero como encontramos tiempo para ordenar nuestra casa, podemos hacerlo para acomodar nuestro mundo digital y sentir la calma, como cuando nos sentamos a trabajar en un escritorio despejado. Sirve para hoy, pero también para que en el futuro puedas volver hasta acá y revivir estos tiempos.

 

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