Tal como se plantea hoy lo que alguna vez fue llamado “campo intelectual”, hay libros que encuentran su eco en un sinfín de espacios de resonancia que antes no existían. En este sentido, ¿Qué quieren los hombres?. La masculinidad y sus críticos, de la filósofa y ensayista británica Nina Power, lleva el asunto un poco más allá.

Los seis capítulos de este ensayo con distintas ideas sobre la teoría de género (asunto con una bibliografía de por sí vasta y multiforme) no solo insisten en buscar sus fuentes de discusión entre los rincones de esa zona de presunto debate conformada por la red social X (antes Twitter), los blogs, los foros de internet, los artículos de opinión, las curiosidades de la industria de la autoayuda (como 31 días para la masculinidad: Una guía para ayudar a los hombres a vivir vidas auténticas) y las series de televisión, sino que, además, quedan prácticamente atrapados dentro de esa lógica de pensamiento.

El efecto inmediato de esta trampa está en que Power, por ejemplo, se propone contrastar denuncias a priori tan absurdas como que “todos los problemas del mundo pueden reducirse a una sola cosa: el comportamiento de las personas con un cromosoma Y”, según ha dicho “el artista Grayson Perry, uno de los principales observadores de hombres en Gran Bretaña”, con afirmaciones como que “la vasta mayoría de los hombres que he conocido son de buenos hasta maravillosos”, según escribe la propia autora.

Inconsecuente y caprichosa, este es, sin dudas, el tipo de conversación habitual que puede darse sobre “la masculinidad y sus críticos”, como propone ¿Qué quieren los hombres?, en las redes sociales. Pero, ¿es posible aplicar algún rigor intelectual a esos entretenidos dislates? Cuando lo logra, Power explica por qué la diferencia entre los sexos es real e importante a todo nivel de “nuestro ser colectivo” o por qué esa diferencia no debería negarse a través de “un tipo implacable de feminismo” que “culpa a las personas por su sexo”. Cuando no lo logra, en cambio, ¿Qué quieren los hombres? queda a la deriva de la examinación minuciosa de proposiciones grotescas como que “ser un hombre no es algo malo en sí mismo” o la formulación de conclusiones tan elementales como que “los hombres también son personas”. Por supuesto, quizá nunca esté de más recordarlo.

En el balance, la discusión planteada por Power resulta algo extraviada. Pero no porque sus ideas estén fuera de lugar o mal argumentadas, sino porque, más allá de su voluntad para analizar lo que se afirma con excesivo dramatismo en las redes sociales, las series y las revistas que explotan el (algo ya alicaído) mercado de la victimización feminista, lo único que se devela es que ahí no hay casi nada serio que discutir. A esta altura, quizás tampoco esté de más admitirlo.

¿Qué quieren los hombres?

Por Nina Power

Interferencias. Trad.: Lilia Mosconi

212 páginas, $ 18.900

 

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