A pesar de que la Pista Nacional de Remo de Tigre continúa siendo una cloaca a cielo abierto y se halla embancada en varios tramos, por lo que es virtualmente inútil para el entrenamiento de nuestros deportistas, el seleccionado argentino de remo consiguió, en el reciente torneo preolímpico realizado en Río de Janeiro, dos plazas para los próximos Juegos Olímpicos de París.

Tanto Sonia Baluzzo y Evelyn Silvestro como Alejandro Colomino y Pedro Dickson consiguieron la clasificación para la tan esperada prueba olímpica en las categorías femenina y masculina del doble par ligero, durante la competencia que reunió en Brasil a 78 atletas de 21 países.

Fue también destacable la labor de Sol Amaya, quien terminó tercera en el single femenino, aunque sin posibilidades de viajar a París, por cuanto el torneo entregaba un máximo de dos plazas por comité olímpico. Simultáneamente, se disputó una competencia de clasificación a los Juegos Paralímpicos, donde el único bote argentino, integrado por Sol Pavia y Luis Alberto Salas, concluyó segundo, detrás del bote mexicano, que se quedó con la plaza a París.

Desde hace bastante tiempo, el remo argentino, que tantas medallas le dio a nuestro país en competencias olímpicas y panamericanas, no atraviesa por un buen momento, como consecuencia de problemas estructurales y presupuestarios, sumados a la falta de sponsors. Por eso, el hecho de que, merced al esfuerzo de sus jóvenes exponentes, haya podido clasificar a dos botes para los Juegos Olímpicos, debe verse casi como una proeza, a la que las autoridades de la Nación en el área deportiva deberían prestarle especial atención.

Una de las más viejas asignaturas pendientes es la puesta en valor de la Pista Nacional de Remo. Ubicada sobre el río Reconquista, en el Camino de los Remeros, en Tigre, sus aguas albergan metales, hidrocarburos, desechos patógenos, orgánicos e inorgánicos, además de peces muertos, constituyendo un ambiente dañino para las prácticas deportivas.

La desidia se remonta a muchos años. En 1972, el gobierno de Alejandro Lanusse dio conformidad a un acuerdo previo provincial y municipal para construir la mencionada pista en el espejo y las superficies laterales del canal aliviador del río Reconquista. El diseño conceptual incluía un vertedero a cota para evitar las inundaciones de la zona urbana tigrense. Pero la construcción de ese vertedero nunca se concretó y, hasta 1985, el canal aliviador se mantuvo desvinculado del río Reconquista por medio de un talud de tierra original que no fue dragada ni excavada.

En 1985, ante una inundación extraordinaria causada por grandes lluvias, el municipio de Tigre dispuso la apertura de una parte del talud mediante excavadora, permitiendo que el agua del río Reconquista ingresara y desaguara por el canal aliviador. Sucesivamente, la corriente del río fue desmoronando el talud en su totalidad.

Hacia el año 2000, el municipio ordenó la construcción de las compuertas hoy existentes que restringieron el ancho del cauce del río Reconquista. Dichas compuertas fueron construidas para impedir el desagüe por los ríos Tigre y Reconquista Chico, y favorecer el desagüe mayoritario de las aguas del Reconquista por medio de la pista de remo, que siguió perdiendo calado por embancamiento con barros contaminados por aguas cloacales con materia fecal, agentes químicos y metales pesados.

Mientras los amantes del remo y el canotaje siguen aguardando las necesarias obras para descontaminar la pista nacional y dotarla del oportuno dragado, es bueno saber que, más allá de todas las limitaciones que enfrentan estas disciplinas, hay jóvenes argentinos que, pese a que parecen remar en dulce de leche, mantienen a flote este deporte amateur y sus sueños olímpicos.

 

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