El dióxido de carbono ha adquirido una reputación pésima en los últimos años debido a su papel como principal gas de efecto invernadero y su contribución al cambio climático. No obstante, es importante recordar que, al final del día, el CO2 es un componente natural esencial en la atmósfera terrestre que, además, desempeña un papel fundamental en procesos biológicos e industriales. De hecho, la generación o fabricación de muchos de los objetos que te rodean incluyen este gas entre los elementos necesarios para su creación.

Y es que, el dióxido de carbono no puede considerarse intrínsecamente como “malo”, sino que es su acumulación excesiva en la atmósfera lo que provoca el verdadero problema. Como con muchos otros compuestos, en exceso llega a ser perjudicial, pero en las cantidades adecuadas y aplicaciones idóneas, el CO2 puede llegar a ser una herramienta realmente valiosa en la ciencia o la industria. Bajo este contexto, recogemos a continuación cinco usos menos conocidos del dióxido de carbono que son un gran ejemplo de la versatilidad de este gas y de sus aplicaciones beneficiosas.

PRODUCCIÓN DE ASPIRINAS

El dióxido de carbono desempeña un papel fundamental en la producción de aspirinas, actuando como disolvente en el proceso de síntesis. Así, el ácido salicílico se combina con anhídrido acético en un reactor a alta presión donde se introduce CO2 en estado supercrítico. En esta condición particular del gas, la cual se logra al calentar y comprimir el dióxido de carbono hasta un estado intermedio entre líquido y gas, se facilita la reacción química y se acelera la producción del ácido acetilsalicílico, también conocido como aspirina.

El uso del CO2 en este proceso ofrece ciertas ventajas sobre los disolventes orgánicos más convencionales: no es tóxico, no se inflama y es más amigable y respetuoso con el medio ambiente, reduciendo así los riesgos para la salud y minimizando el impacto ambiental del medicamento. Además, el CO2 utilizado en el proceso puede ser recuperado y reciclado, haciendo el proceso aún más sostenible.

FABRICACIÓN DE CERVEZA

El dióxido de carbono desempeña un papel esencial en la fabricación de cerveza por ser un elemento fundamental en el proceso de carbonatación. Durante la fermentación, la levadura produce CO2 como subproducto al convertir los azúcares del mosto en alcohol. Así, ese dióxido generado se captura y se utiliza para carbonatar la cerveza, aportándole la efervescencia y las burbujas tan características.

De hecho, el CO2 no solo proporciona la carbonatación deseada, sino que también actúa como un agente conservante y antioxidante, protegiendo la bebida contra la oxidación y prolongando su vida útil. Además de la cerveza, es muy común encontrar el CO2 cumpliendo esa función en otro tipo de bebidas alcohólicas, especialmente en aquellas que han superado un proceso de fermentación.

CULTIVO DE ALGAS COMO FUENTE RENOVABLE

Las algas, al igual que cualquier otro ser vivo, necesitan agua, nutrientes y luz solar para crecer y desarrollarse. En este proceso, el CO2 puede llegar a desempeñar un papel crucial al ser utilizado como fuente de carbono para la fotosíntesis, permitiendo de esa forma que las algas absorban y conviertan el dióxido de carbono en oxígeno y biomasa.

Actualmente, existen varios proyectos que emplean el uso de las microalgas especiales, capaces de realizar la fotosíntesis de manera mucho más eficiente y rápida. Este tipo de microalgas tienen un rendimiento superior en cuanto a la producción de biomasa, lo que las convierte en una fuente de energía renovable altamente prometedora. De hecho, incluso cuando las algas se secan pueden ser utilizadas como una fuente de combustible capaz de generar energía a través de la combustión.

producCIÓN DE CEMENTO

Durante la fabricación de cemento, el CO2 es normalmente emitido a la atmósfera como gas contaminante y perjudicial. Concretamente, esto ocurre durante la calcinación de la piedra caliza, cuando el gas es liberado como un subproducto, derivando en la conversión de la caliza en cal viva, un proceso esencial para la producción de clínker. Sin embargo, el dióxido de carbono puede ser reincorporado en fases posteriores, reduciendo la huella del proceso en el medio mediante el almacenamiento del gas dentro del cemento.

Esto ocurre durante la fase de fraguado, también conocida como endurecimiento. En este proceso, al inyectar dióxido de carbono en el cemento húmedo, se logra la formación de carbonato de calcio, el cual contribuye a la rápida consolidación del material y, por lo tanto, convierte la fabricación de cemento en un proceso mucho más eficiente y sostenible.

CONSERVACIÓN DE LOS ALIMENTOS

Aunque pueda resultar sorprendente, el dióxido de carbono también juega un rol importante en la conservación de los alimentos, permitiéndonos consumir productos más frescos y saludables. Esto se logra mediante el envasado de ciertos alimentos en una atmósfera protectora modificada para que tenga un porcentaje mínimo del 20% de CO2 en comparación con la atmósfera terrestre tradicional al aire.

En estos casos, el CO2 ayuda a controlar el desarrollo de bacterias y moho, retrasando la degradación de los alimentos y aumentando su vida útil. En algunos casos, este método puede incluso triplicar la durabilidad de ciertos alimentos si la comparamos con la del envasado tradicional al aire.

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