En 1847 el biólogo Karl Bergmann estableció una teoría que lleva su nombre, la regla de Bergmann. Según esta, en las familias de animales homeotermos (es decir, que pueden mantener estable su temperatura corporal), las especies son más grandes cuanto más frío es el medio en el que viven y más pequeñas cuanto más cálido es.

Sin embargo, parece que esta regla no es aplicable de forma general y, por lo tanto, no sería una “regla” propiamente dicha. En concreto, los últimos descubrimientos acerca de los dinosaurios que vivían en climas fríos apuntan a que no todos eran de mayor tamaño que sus parientes de ambientes cálidos.

Estrategia de supervivencia

La lógica detrás de la regla de Bergmann es la siguiente: los animales más grandes tienen una menor relación entre superficie y volumen que los animales más pequeños; es decir, a medida que su tamaño crece, la masa aumenta más rápidamente que la superficie de piel. El resultado es que irradian menos calor corporal por unidad de masa y, por lo tanto, conservan mejor el calor cuando las temperaturas son bajas.

En climas fríos esto es una ventaja, ya que necesitan quemar menos calorías – y por lo tanto, comer menos – para mantener su temperatura corporal. En climas más cálidos, en cambio, el calor corporal generado por el metabolismo debe disiparse rápidamente para evitar un sobrecalentamiento, por lo que es conveniente que no sean tan “eficientes” en este sentido.

El ejemplo típico son los pingüinos. Los que viven en latitudes polares son los de mayor tamaño y, a media que nos acercamos al ecuador, su tamaño disminuye: el pingüino emperador mide unos 120 cm. de promedio y su peso oscila entre los 20 y los 45 Kg, mientras que el pingüino de las Galápagos alcanza los 50 cm. y su peso promedio es de 2,5 Kg.

¿Qué pasa con los dinosaurios?

Sin embargo, parece que esta regla no se cumple con los dinosaurios y tampoco con los mamíferos prehistóricos, según un estudio publicado en Nature. Los investigadores han examinado el tamaño de especies emparentadas con una distribución global y lo que han observado es que aquellas que vivían en latitudes polares con temperaturas bajo cero no eran significativamente mayores que las que vivían en climas cálidos.

Una hipótesis, planteada en 2022 a raíz del descubrimiento de fósiles en paleolatitudes de entre 70 y 75º norte, es que muchos dinosaurios fueran animales migratorios, igual que las aves modernas. Por este motivo habrían estado expuestos a temperaturas variables según la época del año, por lo que no tendría mucho sentido que su tamaño fuese determinado por un clima rígido si no estaban constantemente expuestos a él.

Sin embargo, la conclusión del equipo es que la regla de Bergmann no es tan estándar como parecía y que no puede aplicarse de forma general. Es más, ni siquiera en todos los animales modernos se cumple: por ejemplo, los zorros árticos tienen un tamaño similar e incluso menor que el de los zorros rojos.

Descubrimos que la regla de Bergmann sólo es aplicable a un subconjunto de animales homeotérmicos, y sólo cuando se considera la temperatura, ignorando todas las demás variables climáticas. Esto sugiere que la ‘regla’ de Bergmann es realmente la excepción y no la regla”, explica la autora principal del estudio, Lauren Wilson.

 

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