Nueve días después del spot oficial que expuso la influencia de la guerrilla en el debilitado escenario político que condujo al golpe de Estado de 1976, el presidente Javier Milei eligió el aniversario del desembarco con el que hace 42 años se intentó recuperar las islas Malvinas para anunciar la nueva era de la reconciliación con las Fuerzas Armadas. Más allá de toda reivindicación, el reconocimiento que esperan hoy los militares se vincula más con las mejoras salariales, cuando el propio gobierno de La Libertad Avanza las recortó el último día de enero.

“El mensaje del Presidente fue bueno, pero son expresiones de deseos que no tienen su correlato en los hechos. La falta de presupuesto y la suspensión del pago del plan de equiparación que el gobierno anterior había programado en cuotas lo demuestran”, advirtió a LA NACION un jefe militar retirado.

Gobernadores patagónicos reivindicaron la soberanía de Malvinas y dejaron una advertencia para Javier Milei

En estas horas, el ministro de Defensa, Luis Petri, estudia una posible jerarquización salarial, para atenuar el descontento que suscitan desde hace varios años las diferencias respecto de lo que cobran las fuerzas de seguridad. Hoy la brecha es del 25% y en el Gobierno trabajan para mejorar los sueldos e “ir acercándose” a los haberes de los a gentes de la Gendarmería y la Prefectura.

El 31 de enero pasado, el Gobierno otorgó un aumento del 16% a los militares, a partir de febrero, pero dejó de lado las dos cuotas pendientes de un aumento en tramos que había programado el exministro Jorge Taiana, que representaba cerca del 20% del salario. “Era una promesa del gobierno anterior, sabiendo que no tenían fondos. Era parte del Plan Platita”, argumentaron en ese momento cerca del ministro de Defensa.

Inevitablemente, toda posibilidad de mejora es analizada por Petri en conjunto con el ministro de Economía, Luis Caputo.

Una fuente castrense consultada por LA NACION describió que la política militar de Milei, en la que tiene más influencia la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que la vicepresidenta Victoria Villarruel –unida a los militares por coincidencias políticas y lazos familiares y afectivos-se muestra “muy favorable a las Fuerzas Armadas hasta que llega el momento de invertir en ellas”.

Signos de revalorización

Sectores militares interpretan como una revalorización la convocatoria a participar de las operaciones para combatir el narcotráfico, ante el avance de las organizaciones criminales, si bien por ahora se trata de “intervenciones de apoyo logístico”. Mientras tanto se avanza en proyectos para modificar la ley de seguridad interior, lo que ampliaría la capacidad de las Fuerzas Armadas en un escenario como el de Rosario.

De todos modos, no es plena la coincidencia sobre esta decisión en el interior de las Fuerzas Armadas. Así lo reflejó, al transmitir públicamente su desacuerdo, la vicepresidenta Villarruel, una de las voces que mejor expresa hoy el pensamiento de la familia militar.

Otra propuesta en la que trabaja el ministro Petri es la recuperación del sentido original de la ley de defensa nacional, que permite actuar a las Fuerzas Armadas ante “agresiones de origen externo”, como reza el artículo segundo0, eventualidad que el gobierno de Néstor Kirchner restringió en 2006, mediante un decreto reglamentario, a ataques de organizaciones armadas de Estados extranjeros.

Aunque no está muy claro el aporte que los militares podrán realizar al nuevo orden económico que se acordará en el Pacto de Mayo, es considerada auspiciosa la convocatoria a los jefes del Estado Mayor Conjunto y de las Fuerzas Armadas, así como a las organizaciones de veteranos de Malvinas, para “ser testigos y estandartes de la nueva Argentina” que el Presidente aspira a alumbrar en Córdoba el 25 de Mayo.

“El apoyo es total y es bien visto que las Fuerzas Armadas sean convocadas y se comprenda que nuestro aporte va más allá de cualquier bandera política”, confió una fuente cercana a la conducción de las fuerzas.

El último antecedente de la participación de militares en temas políticos en períodos de democracia se remonta al gobierno de María Estela Martínez de Perón, cuando la entonces presidenta convocó a los comandantes de las Fuerzas Armadas a participar de las reuniones de gabinete.

“Nuestro aporte a la defensa de la patria es apartidario y nuestra ayuda en misiones de paz o en situaciones de emergencia nunca pueden ser afectadas por intereses sectoriales. Ese vínculo y el compromiso directo con la sociedad siempre tienen que estar inalterados y es muy bien visto que un Presidente de la Nación así lo sienta y exprese”, señalaron en el ámbito castrense. Dejaron en claro, sin embargo, que “las Fuerzas Armadas no toman partido alguno sobre las decisiones de Estado”.

 

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