Por su tarea como maestra rural, asesora pedagógica, cónsul y escritora, Gabriela Mistral (1889-1957) fue una viajera consuetudinaria que registró, con su estilo vívido, sensible y perspicaz, circunstancias íntimas y sociales en los lugares adonde la llevó el destino, el compromiso y la pasión. El 7 de abril se cumple el 135° aniversario de su nacimiento en Vicuña (en la región de Coquimbo) de Lucila Godoy Alcayaga que, como Mistral, se convertiría, en 1945, en la primera Premio Nobel de Literatura de América Latina.

Entre 1905, cuando fue designada ayudante en la escuela primaria de Compañía Baja, en La Serena, y 1957, año de su muerte en Long Island, escribió los “cuadernos de vida”. Chilena errante. Diarios íntimos (Los Lápices) recoge fragmentos vinculados con los lugares donde trabajó y aquellos que visitó ya como laureada escritora. El libro cuesta $ 12.000.

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Invitada por el secretario de Educación José Vasconcelos, Mistral residió dos años en México. “En Chile se cree que este México es una caricatura de la civilización, una especie de ensalada de revoluciones y de minas de petróleo. México es, con la Argentina, el pueblo más culto de nuestra América, de una riqueza estupenda, con una raza muy bien dotada y fatalizado por esta proximidad a los yanquis, que viven sembrando la reyerta y manteniendo la inquietud en el país”.

La versión completa de los cuadernos fue editada por el escritor chileno Jaime Quezada y se publicó como Bendita mi lengua sea, en 2002. “De los muchos textos que contienen estos cuadernos, una suerte de diarios personales que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Chile, seleccionamos aquellos relacionados con su vida personal y con los lugares y su gente, casi como una crónica de sus recorridos -dice a LA NACION María Valle, directora de Los Lápices-. Habla de los lugares donde vivió, de sus problemas económicos y de relación tanto con el gobierno de Chile como con sus coterráneos. Menciona personalidades que conoció y acontecimientos que marcaron su vida, como la muerte de su madre o el suicidio de su sobrino e hijo adoptivo Juan Miguel Pablo Godoy Mendoza, conocido como Yin Yin. También presenta reflexiones sobre sí misma, sobre su patria y el mundo”.

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Entre las personalidades, figura su admirado Domingo Faustino Sarmiento. “¿Qué había de pedir él que no fuese una escuela? Llevaba a la escuela, más que a Facundo, atravesada en el pensamiento, y la imagen del pan suyo y la del pupitre escolar se le hacían una sola pieza; la escuela se le venía solita al alma, como el halcón al puño del cazador. La pidió, pues; era un extranjero, con la añadidura de desterrado. Las autoridades revisaron de una ojeada al pedigüeño, revisaron el cuadro de servicio y le ofrecieron lo disponible: el pobre Pocuro, que apenas juntaba treinta niños para su escuelita, si es que los juntaba”.

Nombra a las escritoras Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni. “A Juana de lbarbourou la he tratado muy poco. Le guaro la más cabal admiración literaria, y no hay astilla que le saque a lo que le di en aprecio hace diez años. Pero ella, su persona, me gusta menos, y por una razón que hace reír: es muy burguesa, pero muy burguesa. Sería cosa de páginas contar lo que yo llamo burguesa. Solo este anticipo: demasiado bien criada, incapaz de hacer un disparate, demasiado sagaz para este mundo. Me entiendo mejor en el trato con Alfonsina Storni”.

Los cuadernos originales de Mistral están numerados y fechados. “Ordenamos los textos con un criterio cronológico y en relación con el lugar del mundo donde se encontraba entonces la autora, y elegimos el título Chilena errante, como ella misma se nombraba, para destacar este aspecto de viajera y vagabunda, pero con una irrenunciable identidad chilena y latinoamericana”.

El libro contiene fotos y una cronología de la vida de la autora; cierra con el artículo “Viajar”, publicado en el diario colombiano El Tiempo en 1929. Allí Mistral afirma que el viaje da “vicios revueltos con virtudes” y “la costumbre del olvido”: “Nada penetra en nosotros sin desplazar algo: la imagen nueva se disputa con la que estaba adentro, moviéndose con desahogo de medusa en el agua; después la cubre como un alga suavemente, sin tragedia”.

La publicación de los fragmentos fue autorizada por la Orden Franciscana de Chile, legatarios de la obra de Mistral. “Nos contactamos en agosto de 2023 a través del hermano Cristián Eichin Molina, responsable del Fondo Franciscano Hermana Gabriela Mistral”, cuenta la editora. El catálogo de Los Lápices estará en la Feria del Libro de Buenos Aires junto con los de Serapis, Mil Botellas y Empatía, en el stand 225 del Pabellón Azul. Elegimos cinco “postales de viaje” de Gabriela Mistral.

En Magallanes

Magallanes casi no es Chile: estamos como al margen de la vida nacional. Solo así puede explicarse lo tardío de todo. Para las Navidades llega lo que debió llegar para el ”18″. Pero estoy en donde estoy con un último invierno que se va y que me trató un poco mal, pero soy fuerte. Me entretiene Billiken, la revista que Constancio Vigil dirige en Buenos Aires. Necesita láminas y literatura infantil, y le colaboro desde Chile. El 10 de enero quedo libre; el 15 salgo para Última Esperanza: se me alarga el territorio. Me iré cualquier día y me llevaré estos paisajes y desolaciones.

Por México

Viajo, contenta y admirada perpetuamente, por este país, que llega a parecer, de maravilloso, cosa de fábula. He conocido al pueblo, al indio, sentidor y fino. Los literatos no han sido mi círculo: como en todas partes, tienen bandos feroces y no son gratos de tratar para las gentes como yo, poco literatas. Los viejos son los más caballerosos, pero no tengo con ellos afinidades literarias. Vasconcelos me ha bastado: es lo más puro y lo más serio del pensamiento mexicano. Es la cabeza organizadora y creadora, y las manos activas. Hombre con cultura espiritual, con sentido religioso y lleno de ideas sociales.

¿Italia o Francia?

Italia me le temo por el fascismo y por la mala fama de los altos precios. Hay una buena Universidad en Génova, menos buena que la de Montpellier, seguramente. No se puede comparar nunca una universidad francesa con una italiana. Pero Génova es muy helada (circunstancia digna de tomarse en cuenta, soy mujer) a causa de la bahía abierta. Pero a dos pasos de Génova, a diez, a quince, a veinte minutos, están Nervi, Rapallo, y un cordón de pueblecitos, tanto bajando hacia Roma como subiendo hacia la frontera francesa.

Puerto Rico

En esta isla me quedaría. Me ofrecen lo que quiera en la Universidad. Vivo entre los isleños como dentro de una familia y me han dado una ciudadanía honoraria portorriqueña para que me sienta de ellos. Pero están horriblemente divididos entre patriotas y ayancados y me tiran de un lado y del otro, no dejándome en paz. No puedo ser yo una anexionista y renegar de lo que pienso por mirar mi bienestar, ni puedo embarcarme en la aventura sin salida de los patriotas que no lograrán nada, porque son minoría y minoría mínima.

Nápoles

Nápoles es una especie de valle de Elqui en donde las gentes se ocupan de visitarse. Excepto el pueblo, tan pobre y trabajador, aunque cante mucho. A pesar de todo, es un pueblo para ser querido. Ya se ve poca mugre y mejor alojamiento; óigase lo que se diga, los democristianos han hecho su faena. Ojalá la sigan: es cosa de llenar un hueco de cincuenta o setenta años casi huecos de apostolado popular.

Mistral cronista

La editorial chilena La Pollera lanzó en marzo Recados completos de Gabriela Mistral. En 1934, la escritora llegó como cónsul de Chile a Madrid. Un año después escribió su primer “Recado” para un diario nacional. Durante dos décadas publicó más de cien textos en medios de diversos países sobre educación, naturaleza, religión, política, arte y literatura. A través de este género híbrido, creado por ella, Mistral mantuvo comunicación con sus lectores, a través del envío de noticias y poesía del mundo.

El volumen, de setecientas páginas, contiene 114 recados que el investigador Diego del Pozo recopiló de diarios y libros, a los que sumó otros inéditos hasta hoy. “¿Qué son los recados? -se preguntó el escritor y cronista chileno Enrique Bunster-. ¿Son artículos, crónicas, ensayos descriptivos o simplemente poemas en prosa? Una definición excluyente sería aventurada. […] Esas piezas de lenguaje y colorido asombrosos que hoy estiman algunos como la porción más homogénea de su laureada producción”.

 

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