Los habitantes de la isla de Sicilia, en Italia, han podido observar durante estos últimos días un fenómeno singular. El Etna, uno de los volcanes más activos de Europa ha comenzado a expulsar anillos de humo a la atmósfera. A lo largo de los últimos días, se han contabilizado miles de anillos, un acontecimiento que muchos expertos califican como extraordinario.

Sin embargo, no es la primera vez que el Etna muestra este comportamiento. Existen registros de 1724 en el que parece que se observaron por primera vez estos anillos. Posteriormente, en los años 70, volvieron a aparecer, y durante el año 2000, este mismo volcán ya expulsó más de 5000 desde uno de sus cráteres, el de Bocca Nuova. Durante julio del año pasado, en 2023 también se observaron algunos anillos de gases tras una serie de microerupciones. Tras este fenómeno, el Etna tuvo un pico de actividad que cubrió de ceniza la cercana ciudad de Catania y obligó a cerrar su aeropuerto en agosto.

Italia, tierra de volcanes

Los volcanes más famosos de Italia son, probablemente, el Etna y el Vesubio. El primero porque prácticamente cada año afecta de una forma u otra a los habitantes de la región y el segundo porque se asocia al destino de los habitantes de la ciudad romana de Pompeya. Ahora bien, aunque estos sean los que tienen un mayor renombre, en la actualidad se conocen aproximadamente 70 volcanes en la región, la mayoría de ellos submarinos.

El vulcanismo es consecuencia de la tectónica de placas, ya que en este punto chocan la placa africana y la eurasiática. Debido a las tensiones generadas por el movimiento y la energía acumulada, tanto los terremotos como las erupciones volcánicas son habituales. El Etna, por ejemplo, ha entrado en erupción al menos 49 veces desde 1955, lo que da una media de más de una erupción cada 2 años. Ahora bien, el título del volcán más activo de Italia lo tiene, sin duda alguna, el Stromboli, formado hace 13000 años y que lleva, aproximadamente, 5000 años con erupciones recurrentes. Debido a esta actividad constante, ha sido bautizado como “el faro del Mediterráneo”

El Etna, en datos

El Etna corona la isla de Sicilia como el volcán más alto y voluminoso de Italia. Desde junio del año 2013 está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En la actualidad, su altitud se estima en unos 3330 metros, según el Observatorio Etneo de la región de Catania, aunque esta altura varía a lo largo de los años según aumente o disminuya la presión de cámaras de lava situadas en su interior. La forma cónica y empinada, formada por las recurrentes coladas de lava basáltica lo convierten en un estratovolcán cuyo crecimiento comenzó, probablemente, hace unos 500 000 años.

El monte Etna tiene 4 cráteres activos que se conocen como el Cráter Noreste, el Cráter Sureste, la Vorágine y la Bocca Nuova o boca nueva. En la actualidad se han registrado dos tipos de erupciones volcánicas en el Etna, en ocasiones de forma simultánea.

Las erupciones más explosivas, con emisiones de lava suelen ocurrir en la cumbre y permiten tomar las espectaculares imágenes que generan las piedras incandescentes volando decenas o cientos de metros sobre el volcán. Las segundas, que suelen ocurrir en los respiraderos de los flancos, normalmente no están asociadas a explosiones y generan coladas de lava.

En el lado oriental del monte se encuentra el Valle del Bove, una caldera de 5 x 10 kilómetros que es considerada el “corazón” del Etna. Los habitantes de la región le dieron este curioso nombre a la formación rocosa ya que se trataba del lugar más elevado al que se podía llevar a los bueyes a pastar. En la actualidad, el aspecto desértico y las formaciones rocosas consecuencia de las erupciones volcánicas de 1991 y 1993 atraen a miles de turistas cada año.

Los anillos de humo

Según explica el vulcanólogo Boris Behncke en sus redes sociales, los anillos de humo del Etna son el resultado de unas condiciones muy concretas. Primero, el volcán tiene que estar acumulando gas a presión en su interior. Una vez supera cierto límite, este gas consigue salir por una grieta u apertura y, si el conducto es lo suficientemente redondo, saldrá en forma de vórtice o, como se le denomina entre vulcanólogos: volcanic vortex rings.

Para que se mantengan en el tiempo, el clima también ha de ser favorable. Si hace mucho viento, el anillo se deshace rápido, pero si está lo suficientemente estático, los anillos pueden mantener su forma durante unos minutos.

Ahora bien, miembros del Observatorio Etneo de la región de Catania aseguran que de momento no hay que preocuparse, al menos no más de lo habitual, ya este aumento de la actividad no significa que esté a punto de haber una gran erupción. La liberación de gases en los volcanes disminuye la presión en su interior y, por tanto, si existe un equilibrio entre generación y eliminación de gases, no debería producirse un estallido.

En los últimos días ha disminuido considerablemente la frecuencia en la que el Etna expulsa estos anillos. Según indican desde el observatorio, esto puede deberse a que la presión en la cámara donde se forman ha disminuido, pero seguirán vigilando otros parámetros para tratar de anticipar cualquier cambio que indique riesgo de erupción

Fauna y flora en el Etna

Las características únicas del monte han permitido el desarrollo de numerosas especies endémicas. Un ejemplo es la Anthemis aetnensis o la camomila del Etna, una planta que destaca por sus flores en color blanco y amarillo, aunque también hay acederas, berberis, y, por supuesto, todo tipo de especies no endémicas. En el parque del Etna, el paisaje cicatrizado de las antiguas coladas de lava esconde bosques de hayas, abedules y pinos, que se agrupan en distintos lugares dependiendo, sobre todo, de la altura a la que se encuentren.

Respecto a la fauna, además de la perteneciente a las actividades ganaderas, también se pueden encontrar gatos monteses en libertad (felis silvestris), zorros, libres, erizos y otros mamíferos pequeños. Entre las rapaces que se alimentan de estos últimos, destaca el águila real, el cernícalo y el halcón peregrino, pero también hay aves pequeñas y, algunas, como el Mito (Aegithalos caudatus siculus), son subespecies endémicas de la isla. La variedad de reptiles, anfibios e insectos también es espectacular, y hacen las delicias de los conservacionistas y turistas.

 

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