“Yo venía jugando al fútbol con mis amigos una vez por semana, pero ya estaba cansado de ser siempre el que convocaba uno por uno para armar el partido. Cada vez éramos menos. Estaba podrido. Hasta que un día estaba tan fastidioso que decidí que no iba a hacer esa actividad nunca más”.

Fue un antes y un después que le cambió la vida. Aunque en ese instante, del que ya pasaron unos 25 años, Adrián Gluck no podía imaginar el impacto que iba a tener esa elección.

“El día que di la primera vuelta sentí que había corrido la maratón de mi vida”

Esa misma tarde, casi sin pensarlo demasiado, se fue a correr al Parque Centenario que quedaba a 10 cuadras de su casa. Fue en su auto desde Villa Crespo, donde vivía, y confiesa que tardó más tiempo en encontrar un lugar para estacionar que realizar el ejercicio: “Ese día di la primera vuelta y sentí que había corrido la maratón de mi vida, aunque apenas eran 1600 metros. Correr una vuelta me hacía bien y comía como si hubieran sido 42 K.”, recordó de esa experiencia que repetiría varias veces.

Por aquellos días Adrián, a quien la mayoría conoce como Roni, iba a correr con su hermano para sentirse acompañado por si en algún momento se le cruzaba la idea de abandonar. Luego, fueron unas veces a El Rosedal, para cambiar de aire, hasta que Mario le propuso la idea de volver al Parque Centenario, pero con el objetivo de hacer esas 20 cuadras (10 de ida y otras 10 de vuelta) corriendo. De esa manera, los 1600 metros iniciales se transformaron en 3.600.

“Eso para mí era un montón. Mis viejos nos preguntaban para qué corríamos tanto. Me empecé a ver y a sentirme mejor porque estaba más ágil. Esa sensación me daba un toquecito de felicidad, me veía al espejo más flaco, me compraba un talle menos y hasta me ponía remeras más ajustadas. Comencé a tener más confianza en mí mismo”, dice Roni.

Los primeros 10 K y una inesperada sorpresa

A medida que fue tomando valor, las distancias recorridas fueron aumentando. Llegó un momento en el que con su hermano iban a correr todos los domingos desde Villa Crespo hasta Palermo y Roni se asombraba cuando veía carreras y gente que lucía sus medallas, en épocas en que Internet recién estaba irrumpiendo, tímidamente, en los hogares argentinos.

Por esa razón, Roni no sabía de qué manera podía enterarse sobre las carreras que se corrían y otras informaciones que necesitaba para poder ser parte de ese grupo de elite. Sin embargo, trataba de conseguir datos hablando con algunos corredores o buscando folletos que pudieran saciar su inquietud.

Sin embargo, el gran cambio todavía no había llegado a su vida. Ese clic comenzó cuando un profesor de Educación Física fue a visitarlo a su negocio (se dedicaba al rubro textil) en El Once.

-Estoy corriendo tres horas los domingos -le dijo Roni.

-Así te vas a romper -le contestó su cliente.

-¿Qué es lo que estoy haciendo mal?

-Vos vení al grupo de “El Indio” Cortinez.

-No, eso es imposible. Yo no puedo entrenar con él.

“El Indio” Cortinez es un atleta argentino especialista en maratón, ocho veces campeón argentino en dicha especialidad y ganador en dos oportunidades del Maratón de Buenos Aires (2003 y 2004), entre otros tantísimos logros. Era como estar cerca del Maradona o el Messi del atletismo, algo que a Roni le parecía una quimera.

“Yo venía de correr más tiempo, sin relojes, sin marcas y sin distancias. Me sentía mejor, pero no sabía que me podía romper. No sabía lo que era una pasada (ejercicio repetitivo donde se recorre una “x” cantidad de metros a alta velocidad), qué era un entrenamiento muy difícil. Que me invitaran a correr con él era algo increíble, la primera vez me cagué en las patas. En ese momento era muy difícil conversar con un atleta”, dice. Y agrega: “Me hizo entrenar a conciencia, con un plan de entrenamiento, empecé a alimentarme correctamente, a tener descansos, a hacer rutinas de trabajo según el día. Ahí empecé a verlo todo mucho mejor”.

Su lugar en el mundo

El running se había vuelto su refugio. Roni sintió la necesidad de cubrir cada vez más kilómetros, en silencio, con sus pensamientos y la compañía de los ruidos de la ciudad. De a poco, conoció el mundo de las carreras, los entrenamientos formales con profesores especializados y el placer de compartir la actividad física con muchos otros más. “Correr es una forma de desenchufarme de todo y centrarme en mi mismo. Es una forma de emprender y crear, de poner la cabeza en cero. Libera endorfinas, genera una energía muy fuerte, que me da la libertad de pensar más allá. Me despeja la mente y me da la oportunidad de disparar nuevas ideas, que luego llevo a la mesa de trabajo”.

Desde ese primer entrenamiento con “El Indio” Cortinez pasaron 15 años hasta que corrió su primera maratón. “Muchos años fui corredor amateur, empecé a disfrutarlo, corría para sentirme bien, no para sufrir. En la actualidad, si quiero correr una maratón, la hago, pero sin estar entrenando cinco días seguidos matándome en un entrenamiento”.

Como Roni necesitaba encontrar contenidos sobre las carreras en las que podía participar y no encontraba esa información decidió crear una página web, I Love Runn, donde empezó a compartir datos técnicos para los corredores novatos y una agenda de carreras que antes no había.

Roni volvía de una carrera con folletos y los tipeaba para publicar en el sitio. Cuando comenzó Facebook, el contenido se compartió en esta red social y actualmente tiene más de 600.000 seguidores en la cuenta de Instagram.

Para generar más tráfico y repercusión, Roni armó un equipo de fotógrafos profesionales para cubrir las diferentes carreras que se organizaban en la ciudad y ofreció algo impensado hasta el momento: fotos de los corredores totalmente gratuitas y disponibles para descargar directamente desde la web.

“Nos empezaron a invitar de Chile, Uruguay, de Brasil, entre otros países. Mis propias carreras comenzaron en 2012, desde un lugar motivador y esperanzador para la gente que recién arrancaba”.

-¿De qué manera cambio tu vida crear I Love Runn?

-A mí me hizo cambiar mi oficio ya de grande, hasta hace cuatro años era textil. Y después decidí que mi gran trabajo podía ser organizar carreras. Dejé lo que hacía y empecé a organizarlas a tiempo completo. Trabajo 24×7, pero no hay nada que me motive más que organizar eventos. Lográs que la gente cumpla un sueño, que se sientan superhéroes.

-¿Todos podemos correr sin necesidad de competir? ¿Qué se necesita para arrancar?

-Lo que necesitás es motivación, levantarte del sillón, apagar la tele y salir a correr. ¿Qué es correr? Caminar a tu mejor ritmo, podés caminar 100 metros y luego otros 100 más rápido. Los pequeños logros tienen que ver con lo psicológico más que con lo físico porque sentís que estás haciendo algo que te gusta, porque no vas a ver un cambio por haber caminado 30 minutos un domingo a la mañana. Saliste a caminar media hora sin el celular y esto te desconecta o, de repente, te llevás un audio libro y hacés lo que nunca hacés: escuchar algo distinto, estás dentro de un cuento. Hay que pensarlo como un momento que es de uno.

-¿Cómo lograr superarse?

-Hoy doy dos vueltas al parque, mañana hago 10 cuadras, se trata de buscar tu propia épica. Por ejemplo, en lugar de tardar 15 minutos, hacerlo en 10. O si damos dos vueltas al parque, la próxima vez hacer una más. La palabra épica es sinónimo de valorar y atesorar ese pequeño logro para motivarnos. La épica es un logro personal para uno. Cada momento en la vida es una nueva épica. Festejar tu propia épica y que no sea efímero. En el running se trata de Infinitos pequeños momentos.

-¿Correr le puede cambiar la vida a la gente?

-El correr te vuelve más tolerante, tenés el dolor del umbral bastante alto, y eso también nos hace más tolerantes con el de al lado y si lo ves que va más lento no le decís nada porque a vos te pasaba lo mismo. Correr más tiempo con vos mismo te hace conocerte más, te hace entender tus flaquezas y conocer tus fortalezas ante la adversidad. Te levantás y seguís. El correr es uno de esos deportes que te da una fortaleza mental muy grande. Todos los que corremos en algún momento nos sentimos superhéroes. Y ese mensaje te lo llevás a la vida. Una situación te supera y correr te hace más fuerte.

-¿Hay alguna carrera que puede ser el disparador para empezar a correr?

-Lo ideal es una que tenga varias distancias para empezar a ver cómo se vive este mundo. Por ejemplo, en el marco de las celebraciones por el Día de Europa, que tendrán lugar durante todo el mes de mayo, la Delegación de la Unión Europea en Argentina organiza la tercera edición de la carrera en la ciudad de Buenos Aires. Se trata de una nueva edición de la carrera Unión Europea – Buenos Aires Run, “Hacia los Juegos de París 2024″, un evento que resaltará los valores del olimpismo, compartidos por la Unión Europea, tales como la excelencia, la amistad, el respeto, la igualdad y la solidaridad.

Se espera la participación de alrededor de 5.000 corredores en los Bosques de Palermo. Contará con dos distancias, una competitiva de 15 y 7 kilómetros para corredores experimentados, y una opción participativa de 2 kilómetros, buscando que todos los que quieran acercarse al deporte, puedan tener su lugar y disfrutar del evento. Además, como parte del compromiso con la inclusión, habrá una presentación especial de Los Murciélagos, la selección masculina de fútbol Argentina conformada por personas no videntes.

Debés tener muchas anécdotas al organizar tantas carreras…

Yo estoy abajo del arco esperando al último y tengo un montón de anécdotas. Tengo tantas emociones como corredores que cruzan el arco, cada uno tiene una anécdota que te la quiere contar. Te agradecen que los acompañaste, pero ellos tienen el mérito.

Tuve una carrera de tres generaciones el año pasado que me pone la piel de gallina: corrieron el abuelo, el padre y su bebé de un año. “Le estoy dando una continuidad de generaciones haciendo lo que más me gusta”, dijo el abuelo. Esas cosas son las que te llenan, volverte parte de la historia familiar, eso me hace muy feliz.

¿Cómo te sentís al saber que con esto ayudaste a cambiar la vida a mucha gente?

Tengo el corazón como más rojo, un corazón que cada vez late más fuerte. Son cosas que me gratifican en la vida. Aunque pierda plata en una carrera, me llevo todo lo más lindo que está alrededor, que la gente confía en mí.

 

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