A dos semanas del asesinato a sangre fría del colorista Germán Gabriel Medina se conocieron nuevas imágenes de los minutos de terror que se vivieron dentro de una peluquería en pleno barrio de Recoleta y cómo el dueño del local logró salvarse de milagro del ataque de Luis Abel Guzmán que continúa prófugo tras el crimen.

En el nuevo video, que se conoció en las últimas horas, se puede ver como Facundo Verdini ingresa corriendo a un depósito y se esconde, segundos antes, de que el asesino ingrese al lugar siguiendo los pasos del dueño de la peluquería.

Tan solo dos segundos después de que Verdini se esconde, ingresa Guzmán, caminando y empuñando el arma. Mira en busca del hombre y, al no encontrarlo, se da la vuelta y sale del depósito. En otros videos difundidos previamente, se pudo observar que el asesino luego volvió al salón y con la ayuda del encargado del local abrió una ventana que trepó y por la que se fugó.

En su testimonial, Verdini sostuvo que desconocía la existencia de un conflicto previo entre Medina y Guzmán, aunque aseveró que el día del homicidio, el acusado manifestó un notable cambio de conducta con respecto al comportamiento habitual, circunstancia que quedó expuesta por cambio en la fisonomía y en una actitud de intolerancia.

La semana pasada se había conocido otro video que mostraba cómo el asesino del colorista escapó por la ventana de la peluquería en Recoleta minutos después de asesinar Medina, de 33 años. Allí se observaba cómo el homicida intentó huir del local, pero como las puertas estaban cerradas tuvo que huir por la ventana.

En medio de la huida, y mientras Medina agonizaba en la silla con un tiro en la cabeza, Guzmán se movía inquieto hasta que logró encontrar una mochila. El homicidio tuvo lugar en la noche del miércoles 20 de marzo y, desde entonces, aún no hay novedades del atacante, que sigue desaparecido.

Mató A Su Compañero De Trabajo Así Escapó De La Peluquería

La escena crimen fue una sede de la peluquería de nombre “Verdini”, ubicada en la calle Beruti al 3000. Durante lo que parecía una discusión “normal” con un compañero de trabajo, el agresor sacó un arma de su cintura, se paró casi como si fuera un profesional, apuntó a la víctima y le disparó un certero y letal tiro en la cabeza.

Quién era la víctima

Medina era colorista, tenía 33 años y hacía poco más de un año que trabajaba en esa peluquería. Semanas antes de ser asesinado por uno de sus compañeros de trabajo, las redes sociales de la peluquería publicaron videos con las presentaciones de los empleados del salón de belleza. Fue entonces que la víctima contó qué era lo que le pedían más las clientas. “Una de las cosas es el balayage en ombré, que son los que tienen el contorno, o los babylights, que son efecto tipo que te fuiste a la playa y se te aclaró el pelo como naturalmente”, explicó.

Antes de dedicarse de lleno a la peluquería, Medina había comenzado a estudiar el profesorado de Historia en el Instituto González Catán. A la víctima le gustaba tomarse fotos, sobre todo en su ambiente laboral, junto a sus clientas.

Sobre la causa, los investigadores del homicidio abonaron la hipótesis de que el prófugo estaría protegido por alguno de sus cinco hermanos.

Esta presunción se fundó en un detalle: sospechosamente, después del homicidio ocurrido en la noche del miércoles 20 a las 20.10, los integrantes del grupo familiar de Guzmán, de 43 años, dejaron de usar sus celulares.

El llamativo silencio de los miembros de la familia del homicida no pasó inadvertido para los investigadores de la fiscalía y del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional N° 44.

Según fuentes de la investigación judicial, el prófugo tiene cinco hermanos. Entre los responsables de la pesquisa no descartan la posibilidad de que el imputado se hubiera refugiado en la casa de alguno de ellos. Además, tiene familiares en Santiago del Estero. Por este motivo, se dispuso sumar a la División Búsqueda de Fugitivos de la Policía Federal a la persecución del acusado del homicidio en la peluquería de Recoleta.

Curiosamente, después del asesinato, los integrantes del grupo familiar del imputado dejaron de utilizar sus teléfonos. El abrupto cambio en de costumbres del entorno del prófugo es investigado por los detectives porteños.

 

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